democracia 1983 – 2023
40 Años de Democracia – Informe Especial de 90 Líneas.-
Año 1983. Entonces no había PASO. Al presidente se lo elegía por seis años. La política argentina estaba prácticamente hegemonizada por dos grandes partidos que compartían, con matices, los valores democráticos, la defensa de los derechos humanos, y ninguno adhería -al menos deliberadamente- a políticas económicas liberales: la Unión Cívica Radical (UCR), entonces de orientación socialdemócrata, y el Partido Justicialista (PJ o Peronismo) de orientación socialcristiana. En ese contexto, el 30 de octubre de aquel año un total de 15.350.186 argentinos y argentinas (el 85,61% del padrón) fueron a las urnas para enterrar los siete años más siniestros de la historia nacional, los de la dictadura cívico-militar que inició en 1976.
Retornaba la democracia al país tras años de terror, desaparecidos, censura, destrucción de la educación y la salud públicas, un endeudamiento externo récord y el desmantelamiento de la industria y el trabajo argentinos. Antes de esa feroz dictadura, solamente hubo democracia desde principios de 1973 hasta el 24 de marzo del 76. Y antes de ese fugaz y caótico periodo, casi dos décadas sin vida democrática (1955-1973).

Es por ello que los 40 años ininterrumpidos de democracia que se cumplen en nuestro país, al margen de los agoreros, representan un logro que debe cuidarse y mucho cada día.
La de este 2023 fue la décima elección presidencial desde la recuperación de la democracia en 1983; la 12º si se toman en cuenta los balotajes de 2015 y el de este año. Un repaso en detalle de ellas permite observar los cambios que se dieron en materia de oferta electoral durante los últimos 40 años, así como en el comportamiento de la sociedad. Como el balotaje puede cambiar el resultado de la elección general, tal como ocurrió en 2015 y en 2023, tomaremos el parámetro de 12 elecciones.

En 1983 se impuso la Unión Cívica Radical, y como el mandato era entonces de 6 años, Raúl Alfonsín fue elegido para presidir la Nación hasta 1989.
En las 11 elecciones siguientes, el partido o coalición política gobernante se impuso en cinco (5) oportunidades: 1995 (reelección de Carlos Menem), 2007 (elección de Cristina Fernández de Kirchner), 2011 (reelección de Cristina Fernández), primera vuelta de 2015 (triunfo de Daniel Scioli) y primera vuelta de 2023 (triunfo de Sergio Massa).
En tanto, la oposición lo hizo en cinco (6) ocasiones: 1989 (elección de Menem), 1999 (elección de Fernando De la Rúa), 2003 (elección de Néstor Kirchner), balotaje de 2015 (elección de Mauricio Macri), 2019 (triunfo de Alberto Fernández) y balotaje de 2023 (elección de Javier Milei).
Cabe mencionar que si bien en 2003 el peronista Néstor Kirchner tomó la posta de otro peronista, Eduardo Duhalde, éste había sido elegido por la Asamblea Legislativa a raíz de la gran crisis que se produjo en 2001. Por lo tanto, tomamos a Kirchner como sucesor de De la Rúa, en tanto presidente elegido por el voto popular.

Algunos elementos a destacar
*Las dos primeras presidencias desde el retorno a la democracia estuvieron regidas por la Constitución de 1853, por lo que fueron de seis años: Raúl Alfonsín entre 1983 y 1989 y Carlos Menem entre 1989 y 1995. La reforma constitucional de 1994 introdujo el mandato de cuatro años y la posibilidad de relección del presidente por una vez.
*Menem y Cristina Fernández de Kirchner fueron los dos mandatarios electos y reelectos en los 40 años de democracia; el primero en 1989 y 1995 y la segunda en 2007 y 2011.
*El bipartidismo en Argentina duró tan solo dos elecciones. UCR y PJ se disputaron el Gobierno en 1983 y 1989. En 1995, el peronismo ya se había dividido a raíz del viraje de Menem hacia el ideario económico liberal. Es por ello que ese año su máximo rival fue el Frepaso, un frente político peronista disidente del PJ; la UCR quedó en tercer lugar.
*Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) fueron creadas en 2009 (Ley 26.571) y se utilizaron por primera vez en 2011. Hasta entonces, los partidos definían las candidaturas en elecciones internas, donde solamente podían participar los afiliados y afiliadas a cada fuerza política.
*Así, las del domingo 13 de agosto de 2023 fueron las 4tas. PASO presidenciales, por un lado, y el inicio del 10º proceso electoral para la elección de presidente desde el retorno de la democracia a la vida argentina, por el otro. Vale la pena realizar un repaso de estos cuarenta años.

Los ‘80: del gran triunfo radical al golpe de mercado
La Unión Cívica Radical ganó las elecciones de 1983, con Raúl Alfonsín como candidato a presidente, con el 51,75% de los votos. El Justicialismo, que llevaba como postulante a Ítalo Luder, sacó el 40,16%.
En las legislativas del 3 de noviembre de 1985, la UCR rindió su primer examen ante la sociedad y obtuvo un fuerte espaldarazo. Fueron las primeras elecciones de ese tipo 100% democráticas desde 1954.
La UCR obtuvo el 43,58% de los votos ante un peronismo dividido entre el Frente Justicialista de Liberación (24,49%) y el Frente Renovador (10,52%). En cuarto lugar quedó un partido de izquierda nacional, el Partido Intransigente (PI), que en los 80 se erigió como representante del progresismo (6%). Y recién en el quinto escalón asomaba la expresión de la derecha liberal argentina, la Unión del Centro Democrático (UCD), con apenas un 3,72% de los votos.

En 1987, el 6 de septiembre, llegó la segunda elección de medio término durante la presidencia del radical Raúl Alfonsín. En este caso se votó para renovar legisladores pero también gobernadores e intendentes, pues mientras el mandato presidencial duraba 6 años, el de los gobernadores y jefes comunales, solamente cuatro. El peronismo, ya unido bajo la sigla del Partido Justicialista (PJ), ganó con el 41,29% de los votos impulsado sobre todo por un contundente triunfo en la provincia de Buenos Aires, donde se proclamó gobernador a Antonio Cafiero. La UCR obtuvo el 37,24%; la UCD fue la tercera fuerza con el 5,78%, y el PI comenzó su declive, que a la postre sería definitivo, al cosechar un magro 2%.
Alfonsín tuvo que dejar la Casa Rosada seis meses antes de lo previsto a raíz del gran conflicto social que se desató como consecuencia del un golpe de mercado promovido por las grandes corporaciones económicas nacionales y extranjeras y por el FMI.

La derecha peronista al poder: auge liberal y caída
En las elecciones de 1989, tras ganarle la interna del PJ a Antonio Cafiero, el riojano Carlos Menem se convirtió en presidente de la Nación.
El denominado Frente Justicialista obtuvo el 47,51% de los sufragios. La UCR, cuyo postulante a la presidencia fue el cordobés Eduardo Angeloz, consiguió el 37,10%.
En rigor, Menem fue el Caballo de Troya del liberalismo. Como los golpes militares ya no tenían cabida alguna en la sociedad, el poder económico decidió colonizar al PJ. Para ello, como vimos, tuvo que apoyar fuertemente a Menem para que le ganase la interna a Antonio Cafiero.
Una vez que asumió la presidencia, Menem presentó un plan 100% liberal, con la privatización de las empresas del Estado como principal bandera. ¿Cómo reaccionó la sociedad? Si bien hubo focos de resistencia, la gente estaba literalmente “anestesiada” por la hiperinflación que caracterizó el final del gobierno de Alfonsín y los dos primeros años del propio Menem. Así, aceptaba cualquier cosa con tal de que se frenara esa sangría, lo cual ocurrió con la llegada a Economía del ultraliberal Domingo Felipe Cavallo, ex funcionario de la dictadura. Se impuso por ley que un peso valía un dólar. Eso estabilizó los precios, pero a un costo que 10 años más tarde haría volar al país por los aires, con un estallido social histórico, 39 muertos por la represión, más de 60% de pobreza y más de 22% de desocupación.
La UCD, aunque sus dirigentes participarían activamente del gobierno liberal de Menem, en 1989 se presentaron por su lado y obtuvieron el 7,17% de votos. El resto de fuerzas no superó el 3 por ciento.
Tras la reelección de Menem en 1995 con el 49,94%, hecho que pudo concretarse porque la nueva Constitución sancionada en el ‘94 implementó la reelección del presidente y mandatos presidenciales de 4 años, el modelo de Menem-Cavallo comenzó a crujir por los cuatro costados. La segunda presidencia del riojano estuvo marcada por estallidos sociales en varias provincias (Neuquén y Jujuy, entre otras), por la corrupción y el creciente empobrecimiento de vastos sectores sociales. En 1996, Roberto Lavagna -luego ministro de Economía de Duhalde y de Néstor Kirchner- había advertido que era necesario ir saliendo gradualmente del 1 a 1. Nadie lo escuchó, ya que esa política era un imán para atraer votos y una herramienta clave para los negociados de los especuladores y de gran parte del poder económico.
El Frente País Solidario (Frepaso), una fuerza capitaneada por peronistas antimenemistas, llevó como candidato a presidente al mendocino José Octavio Bordón (29,30%), mientras que la UCR ocupó un lejano tercer lugar con el rionegrino Horacio Massaccesi como postulante (16,99%).

El crack del 2001 y el surgimiento del peronismo kirchnerista
En 1999 se conformó una extraña alianza entre la UCR más corrida a la derecha, con Fernando De la Rúa como principal referente y candidato a la presidencia, y parte del Frepaso liderado por Carlos Chacho Álvarez. Esa coalición ganó las presidenciales con el 48,37% de los votos y la promesa de mantener el 1 a 1, pese a que hacía años estaba totalmente agotado.
En tanto, el peronismo llevó como candidato presidencial a Eduardo Duhalde (gobernador bonaerense entre 1991 y 1999), quien dijo en campaña que había que salir de la convertibilidad. Consiguió el 38,27% de votos.
El ex ministro Cavallo se postuló por un nuevo partido, Acción Republicana, y logró un 10,22%.
Poco tenían que ver radicales-liberales con peronistas de centroizquierda, de modo tal que, con un sonado caso de corrupción en el Congreso de por medio, el vicepresidente Carlos Álvarez presentó pronto la renuncia.
A la crisis política se sumó la económica: el desempleo y la pobreza crecían y el gobierno, así y todo, aplicaba políticas de ajuste. La respuesta de la sociedad se comenzó a expresar pacíficamente en las urnas. El PJ ganó las legislativas del 14 de octubre del 2001 con el 39,49% de votos, el oficialismo obtuvo apenas el 22,71%, y en tercer lugar hizo su presentación Alternativa para una República de Iguales (ARI), el partido de Elisa Carrió, quien abandonó la UCR y en ese entonces se mostraba como una dirigente de centroizquierda (9%).
De la Rúa, tras la renuncia de Álvarez, no tuvo mejor idea que volver a llamar a Cavallo para dirigir la economía. Mientras tanto, Patricia Bullrich, como ministra de Trabajo, se encargaba de recortar sueldos y jubilaciones.
Cavallo inventó el blindaje, el megacanje y finalmente el corralito. El primero implicó un préstamo del FMI de 40.000 millones de dólares para “blindar” la economía. Eso sí, a cambio de unas reformas estructurales que implicaban eliminar la prestación básica universal y elevar la edad jubilatoria; un fuerte ajuste en la administración pública y en el gasto público; el desmantelamiento de la Anses; el congelamiento del gasto primario en todas las administraciones provinciales y municipales, y un largo etcétera. Todo ello en medio de una sociedad, como vimos, con un 60% de pobreza y más de 20% de desocupación.

Sobrevino el estallido social de diciembre de 2001 (con un saldo de 39 muertos en las calles), la asunción de Eduardo Duhalde como presidente mediante una Asamblea Legislativa en 2002, y elecciones presidenciales en 2003. En estos comicios, Carlos Menem (Frente por la Lealtad-Ucedé) obtuvo el 24,45% de votos y el peronista patagónico Néstor Kirchner (Frente para la Victoria), el 22,25%.
Ambos debían disputar el balotaje. Pero como Carlos Menem no quiso presentarse a sabiendas de que sufriría una catastrófica derrota, el santacruceño asumió la presidencia con un exiguo porcentaje de votos. Pero en las legislativas de 2005, el peronismo-kirchnerista (de centroizquierda) logró un fuerte apoyo de la sociedad. La coalición que encabezaba el PJ, denominada Frente para la Victoria, obtuvo el 39,39% de sufragios frente a un 10,17% de la UCR.
El “reinado de la dama”
Cristina Fernández de Kirchner, sin el visto bueno del poder económico, fue la candidata del FpV en 2007. Ganó en forma aplastante las presidenciales (45,28% frente al 23,05% de Elisa Carrió) y se convirtió en la primera mujer de la historia argentina en ser elegida presidenta.
Cuatro años más tarde, Cristina Fernández volvió a hacer historia al lograr la reelección con el 54,11% de los votos, un guarismo sólo superado por Juan Domingo Perón. En un muy lejano tercer lugar quedó el socialista Hermes Binner en representación del Frente Amplio Progresista (16,81%), y tercero con 11,14% Ricardo Alfonsín, como postulante de la Unión para el Desarrollo Social.
En sus gobiernos, el peronismo kirchnerista llevó a un mínimo el índice de desempleo, desendeudó al país y abandonó el FMI, realizó inversiones históricas en ciencia y en educación superior, y “cometió uno de los mayores pecados”: logró, como durante el primer peronismo y como en 1974, una distribución de la riqueza que inclinó la balanza de los ingresos en favor de la clase trabajadora (51%) frente al capital (49%). Entonces, el poder real inició un ataque sin parangón. Habría que remontarse a los ataques que padecieron Hipólito Yrigoyen y Juan D. Perón para trazar un paralelismo.

La derecha unida vs. el peronismo, un nuevo escenario político
En las presidenciales de 2015 se dio algo inédito en el país, como fue la unidad de toda la derecha liberal en una sola coalición política, que se llamó Alianza Cambiemos. Tras perder la elección general ante el candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, por 37,08% a 34,15%, Mauricio Macri se impuso en un muy parejo balotaje: 51,3% a 48,6%.
Cabe destacar que en la primera vuelta, Sergio Tomás Massa, como candidato de la coalición Unidos por una Nueva Alternativa (Frente Renovador más el peronismo cordobés encabezado entonces por Juan Manuel De la Sota), obtuvo el 21,40% de los votos, lo que prácticamente convirtió a los de 2015 en unos comicios de tercios.
La primera elección de medio término, en 2017, fue un éxito para Cambiemos. Obtuvo el 41,75% de votos frente a un peronismo nuevamente dividido, ya no en dos sino en tres fuerzas: Unidad Ciudadana (Cristina Fernández) sacó el 19,81%; el Frente Justicialista (con Florencio Randazzo en provincia de Buenos Aires y varios gobernadores del interior) logró el 13,71%, mientras que 1 País (Massa más progresistas) casi alcanzó los 6 puntos (5,71%). El Frente de Izquierda, el 4,70%.
Dos años más tarde y con 25.000 pymes cerradas, una deuda externa impagable, aumento de la desocupación y la pobreza, timba financiera y el poder adquisitivo de los trabajadores pulverizado, Macri fue por la reelección y fracasó estrepitosamente. La fórmula Fernández-Fernández (Alberto y Cristina) sacó el 48,2% de los votos frente al 40,2% del oficialismo. En esa ocasión, como en las elecciones de este 2023, el peronismo fue unido. Entonces bajo el nombre Frente de Todos.

La irrupción de la extrema derecha
Argentina celebra 40 años ininterrumpidos de democracia con la asunción, por primera vez en su larga historia, de un gobierno de extrema derecha. El partido que expresa esa ideología, La Libertad Avanza, ganó las PASO, secundó al peronismo en las elecciones generales y se impuso ampliamente en el balotaje prometiendo un ajuste más profundo que el que impulsa el propio FMI. Así obtuvo poco más del 55% de los votos, pese a que la mitad de la PEA está en la informalidad y que la pobreza supera el 44 por ciento.
Su ideario ultraliberal no se aplicó nunca en el mundo. Sólo hubo una primera ministra británica autodefinida «liberal-libertaria», al igual que se autodefine el líder ultraderechista autóctono Javier Milei: se trata de Mary Elizabeth Truss, quien permaneció en el cargo 44 días y debió renunciar por la enorme oposición a sus propuestas.
No obstante, hay que resaltar que Milei se rodeó de personajes de la casta económica, política y judicial argentina -luego de hacer campaña diciendo que la borraría del mapa-, fundamentalmente provenientes del macrismo que gobernó entre 2015 y 2019, de un pequeño sector del radicalismo, del menemismo (1989-1999) y del espacio político del ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti. Por ello, nadie sabe hasta qué punto pondrá en práctica sus draconianas promesas de campaña.
Habrá que esperar para analizar al naciente gobierno.

Una por una
1983: ganó la UCR tras siete años de dictadura – 1989: ganó la oposición (PJ) – 1995: ganó el oficialismo (Frente Justicialista) – 1999: ganó la oposición (Alianza UCR-Frepaso) – 2003: ganó la oposición (Frente para la Victoria) – 2007: ganó el oficialismo (Frente para la Victoria) – 2011: ganó el oficialismo (Frente para la Victoria) – 2015: el oficialismo ganó la primera vuelta (Frente para la Victoria) – 2015: la oposición ganó el balotaje (Cambiemos) – 2019: ganó la oposición (Frente de Todos) – 2023: el oficialismo ganó la primera vuelta (Unión por la Patria) – 2023: la oposición ganó el balotaje (La Libertad Avanza).
