El año 1989 marcó un antes y un después en la historia contemporánea. La caída del muro de Berlín se llevó consigo al comunismo, pero también casi todas las certezas que la sociedad occidental tenía hasta entonces. La globalización le cayó al mundo sobre la cabeza sin previo aviso, y el golpe fue tan fuerte que hasta hoy no se recupera. A nivel musical las cosas no fueron mejores. En los 90, el furor de la música electrónica, por un lado, y la fusión de ritmos hasta lo imposible, por el otro, con el tiempo sólo lograron que los maravillosos 70 y 80 se volviesen mucho más gloriosos de lo que fueron. Un ícono de esa «involución» musical fue la Lambada.
De la noche a la mañana, el mandato de la industria fue que si un grupo nacía en un rincón del planeta tenía que gustar en todos los rincones del globo, porque los negocios pasaron a ser planetarios y el de la música debía seguir esa estela.
Fue así que el canal de videos musicales MTV se convirtió en el buque insignia al que todos querían subirse para ser conocidos aquí, allá y acullá; si no, no valía. Incontables productores de la industria discográfica trocaron en expertos de marketing y su función pasó a ser la de idear productos que vendiesen mucho y rápido en la aldea global.
Con ese norte, las agrupaciones multitudinarias y multirraciales que emulaban a los avisos de Benetton inundaron las pantallas de TV, las discotecas y todo tipo de fiestas hasta el hartazgo. Todo debía tener ritmo, ritmo y más ritmo; músicos y bailarines de distintas razas y, si fuese posible, de diferentes países; poca ropa, mucho baile y estribillos pegadizos. La calidad, no importaba.
EL ROBO
En 1989, el productor musical francés Jean Karakos y el director de cine Olivier Lorsac, también galo, tenían entre manos un diamante en bruto llamado Kaoma. Karakos, respetado hasta entonces por su carrera previa, mientras vacacionaba en Brasil se apropió de un “pack” de canciones que incluía una titulada Chorando se foi (Llorando se fue), que contaba con todo lo necesario: ritmo bailable, una rústica pero pegadiza melodía y la infinita sensualidad del canto brasileño.
Kaoma fue, básicamente, un grupo integrado por franceses y brasileños sobre la base de algunos ex integrantes de la (muy respetada y vigente hasta nuestros días) banda senegalesa Touré kunda. Kaoma llegó a contar con 21 integrantes entre músicos, cantantes y bailarines.
Dos años antes, en 1987, el canal de televisión pública de Francia TF1 fue privatizado por el gobierno del derechista Jacques Chirac, de modo tal que sus ingresos pasaron a depender fundamentalmente de la publicidad.
Se avecinaba el verano en Europa. Y en TF1 el público veía una y mil veces por día la publicidad del canal y, a la vez, de una gaseosa llamada Orangina (algo así como la Fanta naranja de acá). El aviso transcurría en la playa, con una súper pegadiza canción de fondo y bailes hipersensuales: el anzuelo con una jugosa carnada llamados Lambada ya había sido tirado al mar.
VIDEO.- Publicidad en el canal de TV francés TF1 de la gaseosa Orangina (verano de 1989)
https://youtu.be/ObdZAXSge7U
La publicidad tuvo un impacto inmediato y masivo. ¿Cómo se llamaba esa canción? ¿De quién era? ¿Cómo conseguirla? Se llamaba Lambada, era del grupo Kaoma, y se convirtió desde ese momento en el single más vendido de Europa, primero, y en un súper hit planetario después.
El bandoneón que iniciaba la melodía era como un llamador irresistible a la pista de baile. En la TV no alcanzaban las horas del día para pasar el video, así como el tema en las radios. El mundo entero bailó la Lambada, que ese año vendió 5 millones de copias en el planeta y, con el tiempo, la friolera de 30 millones.
Las polleras mínimas que todo el tiempo dejaban ver las tangas, las piernas entrecruzadas de los bailarines que practicaban una danza tan sensual que algunos consideraban filosexual, y la historia de amor infantil e interracial entre una niña rubia y un niño de raza negra, Roberta y Chico, más la hermosa voz de la cantante brasileña Loalwa Braz y una aceitada campaña de marketing comenzaron a llenar de dólares todos los bolsillos. Pero sobre todo los de los productores Jean Karakos y Olivier Lorsac, así como las arcas de la discográfica CBS.
LA MENTIRA TIENE PATAS CORTAS
Pero alguien tuvo que arruinar «la fiesta». El entonces ignoto grupo de folklore andino boliviano Los Kjarkas interpuso una demanda por plagio. ¡Seguro que quieren sacar tajada por tanto éxito!, pensó más de uno, y de dos. Cuestión que ni bien el tema original –grabado en 1981– llegó a los tribunales judiciales, los magistrados comprobaron que la canción no era parecida: ¡Era idéntica!
Peor aún. El tema que los productores franceses se trajeron de Brasil como un souvenir comprado en la playa era la versión grabada por la cantante brasileña Marcia Ferreira tres años antes, en 1986, aunque ella tuvo la «delicadeza» de hacerlo con la autorización de Los Kjarkas.
¿Qué ocurrió? La Lambada, que no se llamaba así, sino Llorando se fue, se siguió bailando en todos los rincones del mundo y fue “el tema del verano de todos los veranos de los 90”, como la definió alguien. Ahora bien, desde ese momento aparecieron como autores de la canción los hermanos Gonzalo y Ulises Hermosa, miembros del grupo boliviano que habían compuesto el tema: Sólo hasta 1991 cobraron por regalías más de 6 millones de francos franceses.
Los Kjarkas fueron convocados desde distintos países de Europa, conociendo un éxito impensado hasta entonces. Y, vaya a saber porqué razón, tuvieron un enorme suceso en Japón, al punto que Llorando se fue se grabó en japonés. En tanto, Marcia Ferreira pegó un salto enorme en su carrera.
¿Por qué su versión no tuvo el suceso de la (mal llamada) Lambada? Marketing, que le dicen.
VIDEO.- Llorando se fue (Los Kjarkas – 1981, ocho años antes del robo llamado Lambada)
VIDEO.- Chorando se foi (Marcia Ferreira – 1986. Primera versión brasileña, autorizada por Los Kjarkas)
¿QUÉ ES LA LAMBADA?
Ahora bien, si el tema se llamaba Llorando se fue -o Chorando se foi, en la versión brasileña legal de Marcia Ferreira-, ¿por qué Lambada? En rigor, Lambada es la danza que, con matices, se puede observar en el video de Kaoma. Se trata de un baile originario del noreste de Brasil, basado fundamentalmente en el carimbó, con mezcla de cumbia y samba.
Lambada, en portugués-brasileño, significa latigazo, y tiene que ver con los movimientos que hacen los bailarines.
LA TRAGEDIA
La tragedia marcó, muchos años después, el final de esta historia de plagio y millones. El 19 de enero de 2017, el cuerpo de la ex cantante de Kaoma, Loalwa Braz, apareció carbonizado dentro de un automóvil, cerca del hostal que regenteaba en Río de Janeiro. Tenía 63 años y había logrado superar un cáncer.
Al cabo de un tiempo, los tres involucrados en la muerte de la mujer -un empleado suyo que había comenzado a trabajar poco tiempo antes y dos varones más- fueron detenidos y encarcelados con una pena de 30 años. La policía contó que llamó poderosamente la atención la frialdad con que el empleado admitió y describió el crimen.
El productor musical Jean Karakos murió el 22 de enero de 2017, sólo tres días después que la cantante. Mientras que el cineasta (de un solo filme) y socio suyo en la aventura musical de la Lambada, Olivier Lorsac, ha pasado al ostracismo absoluto.
¿Los niños bailarines Roberta y Chico? Ella es veterinaria, está casada y tiene hijos; él es pastor evangelista. Hasta hoy son amigos.
LAMBADA.- El video del gran robo que hizo bailar al mundo y ganar miles de millones