Resumen: La música y la literatura son dos formas de expresión artísticas que convergen de forma inevitable. En el rock, y más específicamente en el metal, las composiciones están dotadas de una enorme cantidad de elementos literarios, como narraciones históricas y referencias a autores famosos de cuentos y novelas. Esto ha propiciado que muchos adolescentes se vuelquen hacia la lectura con la curiosidad de descubrir qué se esconde detrás de aquello que muchas bandas escriben. Es importante lograr que los jóvenes lean más y mejor, valiéndose de todas las herramientas posibles que los ayuden y despierten su interés.

La literatura está compuesta por un sinfín de métodos para articularla que la vuelven variada y la hacen versátil, incluso a través de expresiones que pueden, a priori, parecer lejanas a su esencia. Es común asociar la literatura con los libros, fundamentalmente con aquellos que son de cuentos o novelas, y cometer el error de creer que sólo esa pequeña porción engloba el universo literario. La historia, el teatro y la poesía son algunos de los ejemplos de este universo en el que se puede, por supuesto, encontrar estas artes combinadas. Es así como, por ejemplo, existen las novelas históricas o las obras teatrales cuyos diálogos están en forma poética. Otro arte que forma parte de estas combinaciones es la música. Con la particularidad del sonido, los silencios, el ritmo y la poesía, la expresión artística más popular del mundo se posiciona como un elemento único y que merece ser analizado. La música se transforma en literatura cuando quienes la componen colocan en ella una parte de aquello que la letra transforma en arte.
Uno de los géneros musicales que le ha dado a la letra una importancia vital en su composición es el rock. La capacidad de la poesía para contar historias, narrar hechos o expresar puntos de vista valiéndose de todas sus figuras retóricas nos permite leer todo de una nueva forma en la que muchas veces no incurrimos. Los ejemplos son infinitos. En 1985, el mundialmente reconocido compositor británico Sting publicaba su primer disco solista titulado “The Dream of the Blue Turtles” (El sueño de las tortugas azules), en el que la canción “Russians” (Rusos) realizaba una fuerte crítica a la Guerra Fría. “¿Cómo puedo salvar a mi niño del juguete mortal de Oppenheimer?/ No hay monopolio en el sentido común/ En ambos lados de la trinchera política/ Compartimos la misma biología/ Independientemente de la ideología” (Sting, 1985). Con unas pocas palabras, el músico inglés nos deslumbra haciendo referencia a uno de los ideólogos de la bomba atómica y al miedo a una guerra nuclear que se gestaba en la época.
No cabe duda que la historia es una parte imprescindible de la literatura, tanto para la escritura, la lectura y, por supuesto, la comprensión. La lectura contextual logra que resulte más sencillo -y más entretenido- el entendimiento de lo que el autor nos quiere relatar, sobre todo cuando quienes elaboran ese relato elevan las cosas a un nuevo nivel.
El desafío de lograr un mayor acercamiento de los adolescentes hacia el estudio de la historia, la poesía, o hacia autores como Hemingway, Lovecraft o Poe, entre tantos otros, tenga quizás su respuesta en descubrirles géneros musicales ricos en contenido, que despierten su curiosidad y se vean interesados en revelar qué se esconde detrás de todo aquello
En el año 2006, la banda estadounidense Red Sparowes, que combina elementos del rock y el metal progresivos y cuyas composiciones son plenamente instrumentales, lanzó su segundo disco de estudio titulado Every Heart Shines Towards the Red Sun (Cada corazón brilla hacia el sol rojo), un álbum conceptual en el que narra parte de la historia del Gran Salto Adelante, un conjunto de medidas de carácter social, económico y político que la China comandada por Mao Tse-Tung llevó a cabo entre 1958 y 1961 y que dio lugar a la Gran Hambruna China, período en el que se estima murieron más de veinte millones de personas.
Las ocho canciones, que carecen por completo de letra, cuentan a través de su título lo que se conoció como el proyecto de las Cuatro Plagas, más específicamente el exterminio de gorriones, con su metodología y sus consecuencias. Cada título cuenta una parte de la historia y la música, en perfecta concordancia con lo que se relata, nos permite viajar a través de los hechos de una forma completamente nueva. Vale la pena observar los nombres de algunas pistas del disco, que tiene una hora de duración.
«El Gran Salto Adelante cayó sobre nosotros un día como una tormenta poderosa, de repente y furiosamente cegando nuestros sentidos/ Nos quedamos paralizados en ciega devoción cuando nuestro líder nos habló […]/ Aniquilen al gorrión, el ladrón de semillas, y nuestras cosechas abundarán; nos veremos inundados de riquezas/ Y por nuestra propia mano cada ave yació silenciosa […]/ Millones murieron de hambre y nos volvimos más y más delgados, mientras nuestros líderes se volvieron más y más gordos» (Red Sparowes, 2006).

La música nos trae una forma completamente nueva de aprender, de descubrir y de comprender. Si analizamos el caso del heavy metal -o metal, como se lo conoce globalmente-, un género musical que nació en los setenta a partir del rock y que durante los ochenta y las siguientes décadas se diversificó y alcanzó su auge sobre todo en norteamérica, Europa y parte de Asia, encontraremos la influencia de la literatura como uno de los pilares para la composición de letras y música.
No cabe duda que los integrantes del sinfín de bandas que integran el universo del metal fueron y son grandes lectores de diversos autores y obras consideradas clásicos. En el año 2004, la banda estadounidense Mastodon -hoy considerada una de las bandas contemporáneas más importantes e influyentes- lanzó su segundo disco de estudio que llevaría el nombre “Leviathan”, álbum conceptual basado en la novela Moby Dick, de Herman Melvile, las pistas que lo componen, con títulos como “I am Ahab” (“Yo soy Ahab”), en referencia al capitán del barco de la historia, y sus letras, como es en el caso de “Blood and Thunder” (“Sangre y truenos”), donde podemos leer “Creo que alguien intenta matarme/ Infecta mi sangre y destruye mi mente/ Ningún mortal podría detenerme/ La pelea por este pez es hasta la muerte/ Ballena blanca, canto grial” (Mastodon, 2004), nos introducen a través de la música dentro de las páginas de un libro.
Los ejemplos son interminables. En 1998, la banda alemana Blind Guardian publicó su octavo disco de estudio, titulado Nightfall in Middle-Earth (Anochecer en la Tierra Media), disco de 22 pistas y poco más de una hora de duración, basado completamente en la novela El Silmarillion de J. R. R. Tolkien.
En 2010, la banda brasilera Angra lanzó su séptimo disco de estudio, Aqua, con base en la obra teatral La tempestad, de William Shakespeare. Bandas tan reconocidas como Metallica han compuesto canciones que refieren a obras literarias. La canción “For Whom the Bells Tolls” (“Por quién doblan las campanas”), lleva el mismo nombre que la novela escrita por Ernest Hemingway en 1940 y cuyo contexto histórico es la Guerra Civil Española.
También las canciones de “The Call of Ktulu” (“La llamada de Ktulu”) y “The Thing That Should Not Be” (“La cosa que no debió ser”) están inspiradas en el relato corto de H. P. Lovecraft, “La llamada de Cthulhu”. El grupo estadounidense Anthrax, que junto con Metallica, Megadeth y Slayer conforman el llamado “Big Four” (Los cuatro grandes) por su relevancia a nivel mundial, ha compuesto canciones como “Among the Living” (“Entre los muertos”) y “Skeleton in the Closet” (“Esqueleto en el armario”) con influencia de las novelas La danza de la muerte y Alumno aventajado, respectivamente, de Stephen King.

Muchos otros grupos, como hizo la banda sueca de metal progresivo Opeth en 1999 con su cuarto álbum Still Life (Naturaleza Muerta), prefieren realizar discos conceptuales para contarnos historias creadas por los propios músicos. En él se narra la historia de un hombre que, desterrado de su pueblo por ser ateo, decide regresar quince años después en busca de su amada, llamada Melinda, que ya se encuentra casada con otro hombre. Melinda regresa con el protagonista, pero debido a esto es asesinada por la gente del pueblo, de estricta moral cristiana. En una ira asesina, el exiliado mata brutalmente a aquellos que terminaron con la vida de la mujer. Finalmente, es atrapado y enviado a la horca. Ya con la soga al cuello, siente una mano en el hombro y voltea para ver a Melinda, quien lo acompañará en su lecho de muerte.
Esta incursión en la literatura que han hecho el metal y el rock a lo largo de los años no ha pasado desapercibida por quienes se han sentido atraídos por estos géneros musicales. Es común que muchos jóvenes se acerquen al metal en países de occidente, sobre todo en Europa y Norteamérica, en busca de una cultura que los identifique. Es muy positivo y frecuente, de la misma manera, que este acercamiento a la música favorezca que esos mismos jóvenes sientan un profundo interés por volcarse a la lectura.
Según una nota publicada en el portal de noticias norteamericano thewire.com, basada en los datos de la página metal-archives.com –una vasta enciclopedia online- y El libro de los hechos mundiales (The World Factbook) de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), los cuatro países más al norte de Europa, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia tienen el mayor índice de bandas de metal per cápita. Países que, al mismo tiempo, comparten la estadística de ser los menos corruptos del mundo. Finlandia, además, se posiciona como el país con la mejor educación a nivel planetario.
Si nos referimos a Sudamérica, encontramos a Brasil como un caso particular, en el que al finalizar la dictadura de 1985 el metal se expandió enormemente en pocos años. En el caso de la Argentina, la presencia del rock, sobre todo del denominado ‘rock nacional’, es con diferencia la mayor entre los jóvenes.
Como hemos visto, la música y la literatura convergen de manera inevitable. De este modo, permiten que cientos de miles de jóvenes alrededor del mundo aprendan a leer de una nueva forma. El desafío de lograr un mayor acercamiento de los adolescentes hacia el estudio de la historia, la poesía, o hacia autores como Hemingway, Lovecraft o Poe, entre tantos otros, tenga quizás su respuesta en descubrirles géneros musicales ricos en contenido, que despierten su curiosidad y se vean interesados en revelar qué se esconde detrás de todo aquello.
