Por Carola de Soto (para 90lineas.com)
El subdirector del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Guillermo Oglietti, realizó un pormenorizado informe sobre la posición de siete líderes de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa respecto de 18 tópicos económicos del liberalismo. El Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autómona de Barcelona (UAB) quiso averiguar cuán ultraderechistas son, en la práctica, quienes dicen serlo.
Desde ya, se basó exclusivamente en sus posturas económicas, sin tomar en cuenta las referidas a la inmigración, la represión, el militarismo, el feminismo, etcétera.
Oglietti tomó en cuenta al estadounidense Donald Trump, la italiana Giorgia Meloni, el argentino Javier Milei, el brasileño Jair Bolsonaro, el salvadoreño Nayib Bukele, el uribismo colombiano (cuyo principal referente es el ex presidente cafetero Álvaro Uribe Vélez) y la derecha ecuatoriana representada por el ex mandatario Guillermo Lasso y su sucesor Daniel Noboa.
Sorpresas te da la vida
Mientras Javier Milei aparece como el más radical (extremista) de todos, pues lleva o pretende llevar a la práctica las 18 políticas económicas analizadas, Nayib Bukele y Giorgia Meloni solamente aplican 5 de las 18, y Donald Trump apenas una más: seis.
El especialista indica que la derecha ecuatoriana (Lasso-Noboa) le pisa los talones al argentino, ya que han puesto y siguen poniendo en práctica 17 de las iniciativas económicas examinadas. Les siguen Bolsonaro, con 13 de 18, y la derecha colombiana con 10 de 18.
Así las cosas, el experto afirma que «la primera conclusión es que la etiqueta ‘derecha’ describe poco y nada» puesto que «hay muchas diferencias entre los siete líderes-fuerzas políticas y sólo una coincidencia». Esa única coincidencia se da en el ítem «recorte del gasto público», aunque, como ya veremos, no todos recortan en todas las áreas (salvo Milei y la derecha ecuatoriana).
«La gran mayoría de los ciudadanos no son absolutamente de izquierda ni absolutamente de derecha, sino más bien son biconceptuales, es decir que sobre algunos temas de la realidad asumen posiciones de derecha y sobre otros de izquierda. Así, las diferencias que vemos entre las derechas regionales pueden responder a la disyuntiva entre ajustarse a sus principios ideológicos o aproximarse a las preferencias biconceptuales de su electorado», reflexiona Oglietti, para llegar a una segunda conclusión: «Las derechas más jóvenes, como la de Milei y la ecuatoriana, son más radicales que las derechas con más historia, como la de los países desarrollados y el uribismo. Bukele no es una excepción a esta conclusión, porque Bukele es tan biconceptual como sus electores«.
Otra gran diferencia entre los líderes conservadores latinoamericanos con Trump y Meloni (quien incluso aplicó un impuesto a las ganancias extraordinarias de la banca similar a Bolivia) es que estos últimos hacen hincapié en la producción y menos en la financiarización de la economía
Los 18 tópicos del liberalismo económico que analiza el subdirector del Celag en su trabajo son: 1) Obsesión con el gasto fiscal, 2) Reducción de la inversión pública, 3) Recorte del gasto público (general), 4) Recorte del gasto social, 5) Despidos de empleados públicos, 6) Recorte de subsidios a tarifas de servicios públicos, 7) Recortes a la salud pública, 8) Recortes a la educación pública, 9) Recortes a las jubilaciones.
Veamos los parecidos y diferencias:
Obsesión con el déficit fiscal
No todos están obsesionados con el déficit fiscal como Milei. Para el resto de las derechas, el déficit es amor. Ni Trump, Bukele, Bolsonaro, ni Noboa o Meloni hacen de la retórica antidéficit una cuestión de Estado ni una prioridad. La posición de Milei es definitivamente más extrema incluso que la del uribismo, ya que este nunca sacrificaría sus objetivos primordiales para lograr el superávit fiscal.
Ajuste del gasto
En lo que todos los líderes de la derecha coinciden, y en lo único que concuerdan, es en reducir el gasto público. Este es el caballito de batalla sobre el que galopa toda la derecha global, aunque hay muchas diferencias sobre cómo lograr esta reducción del gasto. Veamos las diferencias:
- Reducción del gasto social
Afortunadamente no todos ponen el énfasis en el ajuste del gasto social, que recae sobre las espaldas de los ciudadanos de a pie. Ni Trump, ni Bukele, ni el uribismo, quienes de ninguna forma podrían ser considerados líderes humanistas a juzgar por sus acciones represivas y militares, consideran que los esfuerzos de ajuste deben depositarse sobre el gasto social. Milei, Bolsonaro, Lasso/Noboa y Meloni, por el contrario, prefieren ajustar las políticas sociales desarmando lo poco que exista del Estado de Bienestar en cada país.
- Reducción del empleo público
Al parecer, la reducción del empleo público tampoco es una prioridad para la derecha de los países desarrollados. Ni Meloni, ni Trump apuntan a esta vertiente para reducir el gasto público, a diferencia de todos los líderes latinoamericanos conservadores, para quienes los trabajadores del Estado son más enemigos públicos que empleados.
- Subsidios a tarifas
En donde más disiente la derecha es en cuanto a los subsidios. Solo Milei y la derecha ecuatoriana se concentran en recortar los subsidios a las tarifas u otras actividades económicas. Por el contrario, no es un problema para el uribismo, ni para Trump, Meloni, Bolsonaro y Bukele. Por pragmatismo político o por prioridad productivista, estos 5 países son capaces de ir contra la doctrina liberal y evitar el desguace de las políticas que crean trabajo, inversión o producción, mientras que la derecha ecuatoriana y Milei, por el contrario, dan la vida por el dogma.
- Recorte del gasto en salud
Al parecer, para los conservadores la salud es un gasto y no una inversión. Con las excepciones de la derecha de Colombia y Bukele, todos los conservadores parecen considerar que la oferta de salud pública debe reducirse, incluida la europea Meloni, que en este aspecto disiente de la mayoría de sus colegas europeos.
- Recorte a la educación
En cuanto a la educación pública, Trump, Bolsonaro y la derecha de Ecuador están a favor de ajustarla. Son países donde la educación de calidad ha sido desde siempre un lujo para la élite porque el mercado así lo resuelve y solo puede educarse quien puede pagarlo. A este grupo se suma ahora la Argentina de Milei, que sostiene el mismo criterio a contramano de la larga tradición de la escuela pública en Argentina. Por el contrario, ni los colombianos, ni Bukele, ni Meloni tienen a la educación como uno de sus blancos preferidos para reducir el gasto público.
- Recorte a las pensiones
La única derecha latinoamericana que no propone reducir las pensiones es Bukele, que coincide en este aspecto con Meloni y Trump. En cambio, ajustar las pensiones, es decir, la calidad de vida de los mayores, es un eje para Milei, Bolsonaro, el uribismo y la derecha de Ecuador.
- Inversión pública
La inversión pública, un componente importante de las erogaciones del Estado, son parte activa de las políticas de Meloni, Trump y Bukele, mientras que, por el contrario, las derechas sudamericanas menosprecian este instrumento y coinciden en el objetivo de reducir la inversión pública, a pesar de los déficits de infraestructura que padece el cono sur.
Proteccionismo
Donde las derechas latinoamericanas más se diferencian respecto de sus pares europeos es en el comercio internacional. El modelo de globalización de libre mercado que promovió el Consenso de Washington de los ’90 fue sentenciado a muerte en el mismo tribunal que lo parió, con Trump a la cabeza de la cruzada antiglobalizadora y Meloni acompañando este liderazgo de cerca. En cambio, la derecha Latinoamericana adscribe, sin matices, a las versiones más globalizadoras del comercio internacional. No perciben los cambios tectónicos en la geopolítica global. La asimetría de políticas, entre el proteccionismo del norte y el librecomercio en el sur, es el fertilizante que nos conduce de retorno al modelo de colonia proveedora de materias primas y consumidora de bienes industriales que rigió desde 1942.
Soberanía monetaria
Solo Milei tiene la ocurrencia de abandonar la moneda nacional. Hay otros 3 países dolarizados en la muestra, es decir, países que tuvieron esta ocurrencia en el pasado: Ecuador, que se dolarizó en 1999; Italia, que abandonó la lira al unirse al euro en el mismo año, y El Salvador que se dolarizó en 2001. La derecha ecuatoriana no ha demostrado intenciones de volver a la moneda propia. Meloni sostuvo una retórica contra el euro cuando era candidata pero no ha movido fichas desde que alcanzó el gobierno. Bukele no parece conforme con la dolarización a la que considera una debilidad y, dado que carece de moneda propia, al menos apunta a la competencia de monedas, en especial, apostando por el Bitcoin.
Moneda competitiva
Bolsonaro, el uribismo y Trump comparten la preocupación sobre la pérdida de competitividad que genera una moneda propia apreciada. Meloni tiene poca capacidad de influencia sobre las políticas cambiarias del Banco Central Europeo, pero su rechazo al aumento del tipo de interés del Banco Central Europeo puede interpretarse de la misma forma que una preferencia por una moneda europea más competitiva. Los restantes líderes conservadores latinoamericanos, entre ellos Milei, toman al tipo de cambio como una variable que define el mercado sin percibir la importancia que esta variable tiene sobre las capacidades productivas de un país y el bienestar de sus ciudadanos.
Financiarización de la economía
Otra gran diferencia entre los líderes conservadores latinoamericanos con Trump y Meloni (quien incluso aplicó un impuesto a las ganancias extraordinarias de la banca similar a Bolivia) es que estos últimos hacen hincapié en la producción y menos en la financiarización de la economía. Los líderes conservadores latinoamericanos, sin distinción, parecen más concentrados en facilitar los negocios financieros que en la producción y el empleo. La preferencia por la financiarización en lugar de la producción es otro atributo que debe tener cualquier colonia que se precie de serlo.
Privatizaciones
Otro de los aspectos donde hay grandes coincidencias es con respecto a las privatizaciones. Todos, a excepción de Bukele, están a favor de ellas. No hay lugar reservado para el Estado en la economía, ni siquiera en los sectores estratégicos como la banca, la infraestructura y la energía.
Reducción de impuestos a las empresas
Con la excepción de Meloni, toda la retórica de estas derechas está a favor de reducir la carga tributaria de las empresas, lo que implica recostar la carga pública sobre los ciudadanos de a pie.
Flexibilización laboral
Solo Trump y Bukele no hacen declaraciones contundentes a favor de la flexibilización del mercado de trabajo, en parte porque éste ya está lo suficientemente desregulado gracias a una legislación proempleador o por la existencia, de hecho, de un mercado de trabajo mayoritariamente informal y, en consecuencia, desregulado. El resto de líderes conservadores, incluyendo a Meloni, se muestran a favor de políticas que quiten protección o derechos a los trabajadores.
La asimetría de políticas, entre el proteccionismo del norte y el librecomercio en el sur, es el fertilizante que nos conduce de retorno al modelo de colonia proveedora de materias primas y consumidora de bienes industriales que rigió desde 1942
Precios de los alquileres
Cuatro líderes/fuerzas de la derecha, Bukele, Meloni, Bolsonaro y el uribismo, no están a favor de liberalizar el funcionamiento del mercado inmobiliario, mientras que si lo están Milei, la derecha ecuatoriana y Trump, cuyo patrimonio proviene del sector de los bienes raíces.
a la derecha de milei
Precios de la energía
El precio del combustible es una variable determinante de la competitividad y el desempeño económico de los países, y la visión de cada líder de la derecha al respecto nos permite aproximar cuál es el grado de inocencia que los caracteriza. La mayoría está a favor de alguna forma de regulación de este precio fundamental de la economía, y esto incluye, por supuesto, al proteccionista Trump, a Meloni, a Bukele y al uribismo. Por el contrario, la posición más libremercadista la sostienen Milei, Lasso/Noboa y Bolsonaro.
Reflexión final
Por el momento, Milei se posiciona como el más radical de las derechas latinoamericanas y adopta el pleno de 18 posiciones liberales en las 18 políticas analizadas. La derecha ecuatoriana es la segunda más radical y asume 17 políticas liberales de las 18 bajo análisis. Bolsonaro sigue en esta lista con 13 de 18. Podría inferirse que las derechas latinoamericanas más jóvenes, con menos historia, son más radicales que las derechas con tradiciones más largas, como la colombiana, que tiene 10 posiciones liberales de las 18 posibles. La excepción a la regla parece ser Bukele, que se coloca muy distante al primer pelotón de radicales, con 5 opciones liberales de las 18 posibles junto a Meloni; incluso una menos que Trump, que tiene 6 de 18. Quizás este resultado no sea una excepción. Y quizás Bukele no sea un líder de la derecha sino un líder tan biconceptual como sus electores.