Siguiendo la letra de Sur, el célebre tango de Homero Manzi y Aníbal Trolio, me permito preguntar ¿qué sigue a la eliminación o suspensión de las PASO? (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias ) o EPAOS (según la denominación del sistema de la provincia de Buenos Aires).
Me adelanto en indicar que no estoy en contra de esa propuesta, sino a favor de intentar hacer un brevísimo repaso a nuestro sistema de selección de candidatos a partir del felizmente restaurado sistema republicano de gobierno a partir de 1983, y de la organización y democracia interna de nuestros partidos políticos, personas jurídicas fundamentales según reza nuestra Constitución Nacional y muchos ordenamientos provinciales.
Y, obviamente, quedo a la espera de la propuesta que se haga una vez que se concrete la suspensión o eliminación de ese sistema de selección.
Repasemos lo sucedido en las elecciones presidenciales a partir del 30 de octubre de 1983:
En las elecciones de 1983, más de 35 candidatos, y en las de 1989 más de 30.
De 1985 en adelante, en forma genérica, entre 15 y 20 candidaturas presidenciales.
A partir de 2011 esa cifra se redujo, siempre en forma aproximada, en un 50%. Hasta las últimas elecciones de 2023, en que se presentaron cinco candidaturas bien determinadas y con una impronta de sus candidatos con posiciones claras y contundentes en cada uno de los postulados y postuladas (me he referido a ello en “Cinco constructores de poder en la elección presidencial” – 90lineas.com, octubre de 2023).
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Debemos también señalar que, tal vez como fin no querido, las PASO llevaron a los partidos políticos reconocidos a conformar alianzas o frentes electorales reduciendo el número de propuestas (esto no sólo en las presidenciales sino también en las denominadas de medio término o renovación parcial legislativa).
Estas dos conclusiones estadísticas nos llevan a afirmar que, en rigor de verdad, esta modalidad de selección de candidatos ha llevado a una simplicidad numérica que acarrea una bocanada de aire fresco a los ciudadanos que deben elegir y votar a los candidatos, alianzas o partidos de su preferencia.
Lo cierto es que en ninguna propuesta legislativa del 2024 se indica cómo se seleccionarán los candidatos en las próximas elecciones, cuyo cronograma electoral se iniciará en días
Ahora bien, no obstante que en su momento -en una actividad académica llevada a cabo por CIPPEC en el año 2003- se concluyó en primer lugar que las reformas electorales deberían ser propuestas en años no electorales, se propuso, en segundo lugar, que las mismas deberían ser aplicadas con un período de carencia, esto es, dejar pasar al menos un turno electoral (ver también “Derogación o sustitución de las PASO”, octubre 2022).
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Ello es así, puesto que ninguna reforma es inocua: ni el que la propone (que tiene como finalidad ganar las elecciones, objetivo lícito por cierto) como que el que se opone (que pretende igualmente ganar las elecciones sin esa novedad legislativa, también actitud lícita).
Lo cierto es que en ninguna propuesta legislativa del 2024, dos del Gobierno nacional (una en la ley Bases rápidamente retirada y la presentada más recientemente), ni el reciente anuncio del Jefe de Gobierno de CABA ni ninguna otra que en forma de atisbos se ha anunciado, se indica cómo se seleccionarán los candidatos en las próximas elecciones, cuyo cronograma electoral se iniciará en días…
La realidad es que la última propuesta oficial de noviembre del 2024 no brinda ninguna tranquilidad en cuanto a un ordenamiento sereno y democrático, todo lo contrario.
Derogado o suspendido el ordenamiento alcanzado hasta el presente, es factible una atomización de propuestas y multiplicidad de candidaturas que atentarán, de producirse, contra el sistema democrático, y por qué no (sin querer ser tremendista) contra el sistema republicano de gobierno. Algo de ello insinué en “La reforma electoral que ni Milei ni la casta se atrevieron a proponer” (Región WEB, enero de 2023).
Señalemos como principio que las elecciones pueden ser cerradas (sólo participan los afiliados), abiertas por disposición legal o partidaria -por mencionar apenas dos grupos- o conforme a las PASO que se derogarían.
La realidad es que la última propuesta oficial de noviembre del 2024 no brinda ninguna tranquilidad en cuanto a un ordenamiento sereno y democrático, todo lo contrario
Para ello queda la opción de determinar legalmente cómo se seleccionarán los candidatos, o dejar librada la decisión a los propios partidos políticos y/o alianzas que deberán debatir internamente, celebrar -según convenciones nacionales o distritales con todo lo que ello irroga- lo que podría producir que el ciudadano, más allá del sistema de libertad, termine siendo un convidado de piedra.
Sin duda que estas desordenadas líneas no agotan la temática, pero sí pueden servir para el inicio de un debate serio, desapasionado (si ello fuera posible), donde se ponga el acento en la libre y genuina participación ciudadana.
Puedo afirmar, sin hesitación, que el sistema democrático en la República Argentina en elecciones nacionales se encuentra totalmente garantizado, así como comprobada su seguridad jurídica y electoral desde el 23 de septiembre de 1973; la alternancia de los gobiernos constituye una prueba incontrastable de ello.
Como me gusta repetir en estos casos (en rigor de verdad plagiando a un amigo), lo que se pregona hacer es como buscar una solución en donde no hay un problema… Y en ese caso, seguramente nos habrán creado un problema mayor.
*Este artículo fue redactado el 31 de diciembre de 2024*