Si bien es cierto que desde antes que se comenzara a construir la Ciudad ya se corrían carreras cuadreras en el denominado “camino blanco”, actual Rivadavia, a partir de un 11 de diciembre de 1882, el entonces gobernador Dardo Rocha, firmó un decreto creando una comisión bajo la presidencia de Santiago Luro y otros integrantes como Eduardo Casey, Emilio Casares, Juan Fernández y Elíseo Ramírez, con la finalidad de llevar a cabo la construcción de un circo de carreras.
Respondiendo a una convocatoria, el 4 de diciembre de 1884 se formaliza la existencia de un Club de Carreras lo que sería la simiente del Jockey Club de La Plata, que ya estaba en la voluntad de todos, designándose la Comisión Directiva: Presidente Honorario, don Santiago Luro; Vicepresidente, Neptalí Carranza; Secretario, Eduardo H. Capdevilla y Cesar Gronda; Tesorero, Arturo Ugalde; Protesorero, Rómulo Escola y vocales: Hortensio Miguens, Luis G. Pinto, Juan Correa; Ambrosio del Molino Torres, José N. Martínez, Luis Camilión y Belisario Arana.
El lugar elegido para el emplazamiento se encontraba en el predio que Martín Iraola había poblado de eucaliptos. El Ingeniero español Joaquín Maqueda fue quien proyectó las primeras instalaciones que empezaron a erigirse en enero y fueron inauguradas el día 14 de septiembre de 1884, con una entusiasta asistencia. El hipódromo se encuentra en la avenida 44 y 115. En dicha jornada se disputaron el Premio Inauguración y el Gran Premio Ciudad de La Plata.
Donde hoy está la tribuna del paddock se alzaba el suntuoso palco construido con ladrillos de máquina, columnas de hierro y techo de tejas francesas, al que trece escaleras de doble entrada brindaban acceso. Con capacidad para 1500 personas, éstas se ubicaban en 28 palcos y en bancos de varillas. La pista que tenía una extensión de 2000 metros, era de forma elíptica con dos circulares en su interior, formando un ocho, y una recta paralela al palco en las que se corrían carreras criollas, los días en que no había reuniones oficiales.
Desde la capital los porteños que llegaban en tren descendían en la curva de 1 y diagonal 80, en realidad era una comodidad permitida para no tener que caminar desde la estación 19 de noviembre de calle 7 y 50. Dardo Rocha como buen hombre de la generación del 80 gustaba de disfrutar del espectáculo hípico, tanto en capital como algunas veces que le tocó en nuestra ciudad.
En 1904 se fundó el Jockey Club de la Provincia, que pasó a hacerse cargo de su explotación, bajo la dirección del Dr. Teodoro Varela. Memorable época sensible. Identificada con la figura de Antonio Cané, gerente, encargado de las inscripciones, quien, además, desde una tarima anunciaba competidores, pesos y montas, romántica época sin duda.
El 3 de enero de 1910 fueron iniciadas las obras de construcción del suntuoso y elegante edificio que para local social hace levantar la importante institución platense Jockey Club de la Provincia, en la esquina de 7 y 49. Las obras han sido encomendadas al ingeniero Ceferino Corti. Constará el palacio de dos pisos y un subsuelo, con frente a la calle 7 la principal y a 49 las destinadas a las dependencias donde se atenderá todo lo relativo a las pruebas hípicas que organiza la institución. En la parte principal estarán los salones del club y demás dependencias propias del mismo.
La historia de nuestro circo hípico es muy interesante, jalonada con interesantes anécdotas, una de ellas tiene que ver con los primeros automóviles que dieron comienzo a una etapa progresista. Era tal el entusiasmo que ya en 1908 se efectuó en el hipódromo platense, la primera competición de una carrera de automóviles, siendo la segunda realizada en el país.
Cobra entonces auge la actividad turfística, pero algunos años después se aletarga la vida del recinto del Bosque, con programas reducidos, hasta que, en 1927, el Congreso dispone la clausura de todos los hipódromos provinciales. Reabierto el hipódromo en 1930, el 19 de noviembre se efectuó una reunión, con la presencia del Gral. Uriburu y numeroso público. Un violento temporal obligó, otra vez, a suspender la jornada.
Sin mayores festejos pasó el trigésimo segundo aniversario de la Ciudad. Los que se realizaron sólo tuvieron carácter esencialmente social, el habitual feriado en la administración pública y algunas organizaciones festejaron por la tarde y la noche.
En uno de los trenes de la mañana llegó el Dr. Rocha que fue esperado en la estación de ferrocarril por caracterizados vecinos. El Dr. Rocha almorzó en el domicilio del señor Diego J. Arana en la casa de la calle 49 N° 370 y por la tarde asistió a la reunión hípica en el hipódromo y luego al corso de flores realizado en el bosque, regresando por la noche a su domicilio de Capital Federal. De las fiestas realizadas la más brillante fue la deportiva y social del hipódromo, el aviador Borello, asociándose a la fiesta efectuó por la tarde un vuelo desde la escuela de aviación en Berisso hasta el circo hípico y ya sobre las tribunas viró regresando al hangar.
Varias etapas tuvo el circo de carreras, algunas muy auspiciosas y otras muy tristes como las del cierre. El 5 de diciembre de 1954 fue inaugurado el nuevo pabellón destinado al pago de boletos ubicado debajo de la tribuna de material. La obra brindaría mayor comodidad a los empleados y al público para que efectúe sus apuestas. Ya para mediados de enero de 1958 la Dirección Provincial de Hipódromos anunciaba importantes mejoras en su circo hípico, como fueron el arreglo integral de las pistas que tendrían iguales características a las de Palermo que de tal forma ningún inconveniente con el clima tendría incidencia sobre el espectáculo, la pista grande ha sido una preocupación para las autoridades y será cubierta con arena.
Con la construcción de una cisterna quedarán contemplados todos los servicios de agua potable entre los recintos de Popular y Paddock, además se preveía en el futuro iluminar todas las pistas y agregar máquinas de expendio de boletos que puedan instalarse en los distintos lugares del hipódromo. El Dr. Luis Morzone informaba respecto a la gestión económica que no obstante contar con sólo cinco meses de actuación, se logró cerrar el ejercicio sin déficit.
Y finalmente llegó el día el 18 de febrero de 1965 el acto simbólico de colocación de una estaca que dio iniciación de las obras para la iluminación del hipódromo de La Plata. El trascendental acontecimiento ubicó a nuestro escenario hípico entre los principales del mundo. La sencilla pero histórica ceremonia fue presenciada por autoridades de la Dirección Provincial de Hipódromos y periodismo.
El 23 de julio de 1965 se abrieron las propuestas del llamado a licitación para la provisión en el hipódromo de un totalizador, que representará un adelanto en el mecanismo hípico. Ya no se usarán los prismáticos, las pizarras con tiza pasarán al totalizador automático, los tiempos cambian y en todos los ámbitos se nota el progreso.
Nuestro hipódromo fue el primero del país que contó con iluminación artificial, inaugurada el 19 de noviembre de 1965, y la primera carrera corrida con este sistema de luz, fue ganada por Pablo “Coco” Tárrago con Tenda, potranca que era entrenada por el Sr. Enrique Clerc. Toda una anécdota para la posteridad. Posteriormente, quedaron inaugurados los partidores automáticos, similares a los que se utilizan en Palermo, San Isidro y los más importantes hipódromos del mundo. El cuerpo de los largadores tenía capacidad para 10 caballos, existiendo otro para 6 que se acoplaba, funcionando ambos en forma sincronizada.
En el hipódromo, en el hall del sector oficial se inauguró el 2 de diciembre de 1971 un busto del Dr. Uberto Vignart con la presencia del directorio de Hipódromos presidido por su titular Dr. Luis Morzone y altas autoridades locales, merecido homenaje a quien tanto progreso trajo al Jockey Club platense.
Gentileza La Plata Mágina y Radio Revolución