Coro de la UNLP
Primera escena. Ariel Perera, actor, director de teatro y abogado de 57 años, egresado del Colegio Nacional de La Plata en 1982 y tenor del Coro de la Universidad Nacional de La Plata desde hace exactamente 30 años, estaba participando del ensayo de la prestigiosa formación vocal de la ciudad capital en la Casa de los Coros, en calle 10 entre 54 y 55. Quién sabe cuánto marcaba el termómetro ese lunes 5 de diciembre a las ocho y media de la noche, pero la sensación térmica era ‘majestuosa’. En cierto momento, Ariel sufrió un importante percance personal y salió de la antigua casona. Un percance de esos que invitan a no regresar al sitio del que uno se fue. Media hora más tarde, volvió. Le preguntaron ‘¿qué tal?’. Contó por arribita para no interrumpir más que unos segundos y remató: “Me dijeron que vuelva en una hora, así que aprovecho para terminar el ensayo”. Y se puso a cantar nuevamente junto a sus más de 40 compañeros y compañeras.
Segunda escena. En un salón de la Casa de los Coros de la UNLP, típica casona antigua ‘de altos’ de La Plata, un hermoso bebé estaba en brazos de una de las integrantes del coro universitario mientras ensayaba. Luego, cambió de ‘niñera’. No se podía portar mejor, realmente. La chica salió al pasillo. -¿Es tuyo? –me atreví a preguntarle. –No, de una compañera y un compañero. Siempre lo traen a los ensayos. Lo cuidamos entre todos. Es buenísimo… Va aprendiendo desde chiquitito –respondió. Entonces el niño fue ‘presentado en sociedad’: Felipe, 9 meses de edad.
Tercera escena. Finalizado el ensayo, ya sobre las diez de la noche, este cronista charló con Florencia Minatta (40), mamá del niño. “Nos conocimos con Esteban (Del Mármol, su pareja) aquí en el coro. Y este año nació Felipe”, contó. A su lado, la joven Lucía Portela recordó que “nuestros papás nos traían, a mi hermano Ignacio y a mí, desde que éramos como Felipe. Nos ponían unas sabanitas en esos sillones -dijo señalando los mismos de aquel tiempo-, y en la segunda mitad de los ensayos nos dormíamos”. En ese instante apareció su hermano Ignacio. -¿Y sus papás? –Ahí están, en el pasillo… ‘Tito’ Portela, su esposa Florencia Gallardón, y sus hijos Lucía e Ignacio cantan juntos en el Coro de la UNLP.
¿Cómo se llama la obra? Amor por la música. Vocación sin fronteras. Profundo sentido y orgullo de pertenencia. Amistad. Una gran familia que no se hereda, se elige. Magia. Mística. O simplemente, Coro de la Universidad Nacional de La Plata, un ‘joven’ que en este 2022 cumple 80 años de vida y que se ha erigido en una de las manifestaciones culturales que más prestigia a la Universidad en particular y a la ciudad de La Plata en general.
El “peso” de una marca
“La marca UNLP genera mucha más responsabilidad que cualquier otro coro, al menos en la ciudad. Una ciudad con muchísima actividad coral por excelencia, ya que aquí se estudian (a nivel universitario) las carreras de dirección coral y de dirección orquestal. Entonces se han ido creando, a partir de esos alumnos, como es mi caso, muchos proyectos. Y no todos tienen esa responsabilidad o presión, como se la quiera llamar. Y es que siempre hay que dejar en el mejor de los ‘puestos’ a la universidad, porque así como la universidad es una gran institución que nos representa en todo el país, quienes trabajamos en los organismos musicales y artísticos de la casa de estudios queremos dejarla siempre de pie y con los mejores reconocimientos”, describió en diálogo con 90lineas.com Emiliano Linares (42), profesor superior en dirección coral y licenciado en dirección coral egresado de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, quien, tras ganar el concurso correspondiente, se hizo cargo formalmente de la batuta del coro en agosto de 2022.
Misión no menor la suya: reemplazar al emblemático Luis Clemente, durante muchos años director del coro universitario y del coro del Teatro Argentino, quien falleció el 23 de octubre de 2020.
“Cuenta la leyenda…”
Tuve la oportunidad de entrevistar a Luis Clemente hace exactamente una década, cuando el coro cumplía los 70 años de vida. En la misma casona, se cruzó de piernas, encendió un cigarrillo, y narró: “Cuenta la leyenda que en 1941 actuó en el teatro Argentino un coro de la Universidad de Yale, Estados Unidos, y que entre el público había jóvenes del centro de estudiantes de la facultad de Ingeniería, quienes desde hacía tiempo querían realizar alguna actividad artística. La noche de ese mismo día se decidieron y empezaron a ensayar. Tras los primeros intentos comprobaron que necesitaban un director, y contrataron a Rodolfo Kubik, un inmigrante del este europeo con una importante formación musical”.
En 1942, luego de un meteórico crecimiento en cuanto a número de integrantes, el coro salió de la órbita de la facultad de 1 y 47 y se transformó en el de la UNLP. “Ya había nacido. Contaba con unas 100 personas. Pero se toma como fecha fundacional el 19 de septiembre de aquel 1942, día en que actuó por primera vez en el teatro Argentino”, cuando aún faltaban muchos años para el incendio y la imperdonable demolición.
Nació como un coro de hombres, hasta que en 1944 se le sumó el coro de señoritas del Liceo Víctor Mercante. Recién en 1973 pasó a depender directamente de la Universidad.
El twist del Mono Liso
Para entrar al coro no se necesitan conocimientos de música. No hay edad ni condición, más allá, claro está, de ‘afinar un poco’, ríe Ariel Perera, para añadir: “Tener unas mínimas condiciones”.
A los 30 años de trayectoria de Ariel se oponen los cuatro de Federico Tarcitano (29), que incluyen los dos de pandemia. “Ingresé a la facultad de Ciencias Naturales y Museo, donde estudio Geoquímica y Biología con orientación en Ecología, en el año 2011, y enseguida vine a probarme. Estaba Luis Clemente, el director. Me dijo ‘cantate algo’. Y de los nervios que tenía canté El twist del Mono Liso de María Elena Walsh”, recordó y echó a reír.
“A Luis le gustó la canción que elegí, pero no como afinaba. Me propuso que practique y vuelva. Pasé por otros coros, hasta que en 2018 volví a intentarlo y quedé”, apuntó Federico. ¿Qué es el coro para vos? “Una gran familia. Una familia donde están todos, los tíos buenos, los cabrones, los locos”, vuelve a reír. “Pero que sobre todas las cosas te contiene; nos contenemos entre todos. Si estás mal por el motivo que sea, acá vas a encontrar amparo y aliento”, puntualizó.
Esa magia de la amistad profunda, de la familia adoptiva que acuna el coro, y el nivel de excelencia que siempre tiene como horizonte conforman un combo que se podría sintetizar en una palabra: mística (espiritualidad, quijotismo, altruismo, nobleza, generosidad, son sólo algunos de sus sinónimos).
De la búsqueda de la excelencia habla Emiliano, el director. “Dentro de todos los coros vocacionales que hay en la ciudad de La Plata, me parece que el de la Universidad tiene una modalidad de trabajo casi profesional: por el tipo de repertorio, que también abordan coros profesionales; porque se ensaya dos veces por semana, mientras que los coros hoy en día han bajado su nivel de ensayo a una sola vez a la semana, y por la existencia de una planta de trabajo, un orgánico muy bueno, al punto que tiene una subdirectora y asistente, Eduviges Picone (dueña de un CV de lujo), y una preparadora vocal, Alba Diana Gómez”.
“Un shock emocional”
Ariel Perera, en el año 1992, presenció la tradicional presentación de fin de año del coro universitario, donde entonces cantaba un hermano suyo. “Se titulaba ‘El coro le canta al joven Mozart’. Me shockeó emocionalmente. Me sacudió la cabeza, literalmente. Entonces le dije a mi hermano ‘quiero estar en un coro como este’. Y pese a que no tenía ninguna experiencia coral, porque en el Colegio Nacional yo no había participado del coro sino del grupo de teatro, al año siguiente hice la prueba y quedé. Hasta hoy”.
¿Qué tiene el coro? “No por nada cumple 80 años y es un coro multipremiado. Yo tuve el orgullo, el honor, el privilegio de ir a recibir en nombre del entonces director, Luis Clemente, y de todos mis compañeros y compañeras, el prestigioso premio Santa Clara de Asís 1998, que se le otorgó por la trayectoria, en reconocimiento a la labor musical y a la difusión de la cultura, en un evento televisado para todo el país”, contó y rió al recordar que estuvo junto a figuras enormes del arte y la cultura nacional. Subrayó: “Siempre se trabajó de un modo muy profesional pese a que es un coro vocacional. Se llegó a ensayar, en una época, tres veces por semana. Pero al mismo tiempo no se trata de ‘ensayo y me voy a casa’. Hay comunión, amistad, familia, mucho sentido de pertenencia. Yo aquí viví junto con mis compañeros las experiencias más hermosas y gratificantes de la vida… Quizás suene pretencioso lo que voy a decir, pero siento que tengo el privilegio de participar desde un lugar milagroso de la obra de Dios”. No suena pretencioso. La buena música hecha con amor, es Divina.
“Me perdí en el Museo y encontré el coro”
La mamá de Felipe, Florencia Minatta, nos contó que entre 1994 y 2000 participó del Coro de Niños del Teatro Argentino, con el cual fue parte de un encuentro coral que se llevó a cabo en el Museo de Ciencias Naturales del Bosque. “Con otros chicos fuimos a dar una vuelta. Y el Museo es tan grande, que nos perdimos. En un momento, escuchamos un coro maravilloso. Nos dejamos guiar y aparecimos en el hall central, donde estaba actuando el coro de la Universidad. Le dije a mi papá que, ni bien pudiese por la edad (a partir de los 18), quería cantar en ese coro. Me respondió que sí. De manera que entré en el 2001, con 22 años. En 2005 conocí a Esteban, mi pareja. Y este año nació Felipe, quien viene a todos los ensayos”.
El sábado 17 de diciembre, a las 20,30 horas, el Coro de la UNLP realizará la presentación de fin de año en la Parroquia San José de La Plata, en 6 y 64, junto al emblemático grupo Opus Cuatro y, por primera vez, acompañado por la formación juvenil de la Orquesta Escuela de Berisso
Lucía Portela (37) comentó que a ella y a su hermano Ignacio (35) “nos traían nuestros padres a los ensayos cuando éramos como Felipe. Mi papá Tito y mi mamá Florencia Gallardón se conocieron en el coro, se casaron en 1982, y como nunca tuvieron una mango -ríe- se fueron de luna de miel con el coro a Samay Huasi, la casa que la UNLP tiene en La Rioja. Hoy cantamos los cuatro”. ¿Momentos muy lindos y no tanto? “Nosotros conocimos una época de oro, como el viaje a Europa en 1995, a Venezuela en 2000”, dijo Lucía, quien no dudó al afirmar que el momento más triste fue la pérdida de Luis Clemente, su padrino, el 23 de octubre de 2020.
¿Entonces para ustedes el coro es…? “¿Nuestra familia?”, interrumpe Lucía. “Absolutamente. Nuestra vida transcurrió y transcurre en relación directa con el coro y toda su gente”.
Coro de la UNLP
Un apasionado cordobés que se radicó en La Plata
El flamante director Emiliano Linares recordó: “Tomé contacto con el coro universitario por primera vez en 1998, cuando llegué a La Plata desde Córdoba capital para continuar mis estudios en dirección coral y dirección orquestal, y estuve aproximadamente un año como integrante bajo la dirección del maestro Luis Clemente”.
Acuna una vasta experiencia como integrante y director de coros. “Estuve al frente de coros de niños, de jóvenes, coros preparatorios, coros de adultos, coros de conservatorios, coros de mi escuela en Córdoba, el Instituto Domingo Zipoli Niños Cantores que era pura y estrictamente musical… Una vez en La Plata y tras entrar en contacto con el coro universitario fui integrante muchos años del Coro Nacional de Jóvenes y hoy soy parte del Coro Nacional de Música Argentina, dos formaciones que dependen del ministerio de Cultura de la Nación. Además estuve durante ocho años, bajo la dirección del maestro Carlo López Puccio, uno de los integrantes de Les Luthiers, compartiendo el Estudio Coral de Buenos Aires”.
“Eso como cantante. Ahora dirijo también el coro Tous Ensemble y el coro de jóvenes y el ensamble instrumental del Colegio Nacional Rafael Hernández. Dirigí el coro de Cámara de la UNLP y el de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de esta casa de altos estudios”, describió.
Finalmente puntualizó: “Hay que resaltar que, al tratarse La Plata de una ciudad estudiantil, muchos chicos vienen, están solos, sin familia, y buscan un lugar de contención. Esa fue la función primordial con la cual se creó el coro. Existe un lema que tiene el coro universitario que dice Amistad por la Música… Es un lugar que nos reúne, nos aúna a todos más allá de la parte artística. Es volver a crear, a tener una nueva familia en la ciudad donde elegimos residir”.
Y seguirá el coro provocando shocks emocionales hasta las lágrimas a muchos que lo escuchen, yendo a una presentación, perdiéndose en algún museo y encontrándolo por causalidad, o aprendiendo desde bebé, como Lucía e Ignacio ayer y como Felipe hoy. Porque el coro va de aquí para allá dejando huellas mágicas que, cuenta la leyenda -diría Luis Clemente-, para quienes las siguen representan un extraordinario viaje de ida.
Fragmentos de un ensayo general del Coro de la UNLP