De la Redacción de 90 Líneas.-
Es gravísimo que gran parte de una sociedad se acostumbre a la agresión, el insulto, la descalificación sin más, el grito como forma de comunicación, a opinar sin más información que la que puede brindar una red social, a aceptar propuestas mesiánicas para la comunidad y el país sin siquiera rascar un poquitito la última capa de pintura, a ir por la vida guiada por las categorías blanco-negro, a no dialogar, a escuchar sólo aquello que alimente lo que ya pensaba, a creer que la fuerza debe prevalecer sobre la razón. Demás está decir que todo ello lleva a no respetar en lo más mínimo creencias, valores, principios, dudas y certezas del otro u otra.
Es gravísimo y es lamentable. Tristísimo. Uno ya tuvo que ver cómo la violencia verbal estuvo a nada de hundir a esta sociedad en una guerra civil (una consecuencia irremediable si salía la bala que quisieron que saliera Fernando Sabag Montiel y Cía). Uno ya vio cómo en los días previos a las PASO vandalizaron los recordatorios de los estudiantes desaparecidos frente a siete colegios de la capital federal. Cómo atacaron en Neuquén locales de una fuerza política de izquierda. Cómo insultaron a integrantes del Conicet La Plata que iban en una camioneta con el logo del prestigioso organismo al grito de “¡se va a acabar el curro de la ciencia!” (¿Cuánta similitud con aquel ex presidente que dijo una vez “hay que acabar con el curro de los derechos humanos”, no? Frase que luego repitió hasta el cansancio el coro de pseudoperiodistas militantes de derecha ultra).
La enumeración de todo lo que uno ya tuvo que soportar, en silencio, sin entrar en el golpe por golpe porque “la fuerza es el derecho de las bestias”, como dijo el filósofo romano Marco Tulio Cicerón, es tan extensa que no cabe en una ni en dos notas. Pero aquí queremos detenernos en un hecho que sinceramente no pensamos que fuese posible. Jamás creímos que se podía llegar a tanto.
El martes 5 de septiembre, en la parroquia Virgen de Caacupé, en la villa 21-24 del porteño barrio de Barracas, se realizó una misa “en desagravio por los ultrajes a la figura del Papa Francisco” por parte del candidato a presidente de la extrema derecha argentina, Javier Milei.
¿Y qué dijo este hombre de la máxima autoridad planetaria de la Iglesia Católica? De todo. Hasta que llegó al colmo de definirlo como “el representante del maligno en la Tierra”. (¿Hasta dónde se puede llegar?).
La inmensa mayoría de la grey cristiana y católica (no toda, desde ya) recibió esto como una afrenta que jamás pensó que alguien podía proferir. Menos aún si hablamos de un candidato a la presidencia de la tercera economía de América Latina y con posibilidades reales de alcanzarla.
“A vos, que te gusta la m… de la justicia social, sería bueno que arranques repartiendo a los pobres la riqueza del Vaticano (…) Zurdo HDP (SIC) que andás pregonando el comunismo por el mundo. Sos el representante del maligno en la casa de Dios (…)”, escribió Milei sobre el Papa Francisco, nos contó en El Debate la colega Matilde Latorre de Silva. “Además, lo acusó de defender un modelo basado ‘en el odio y el resentimiento’”, añadió.
Sí, hay más. “En una entrevista con Perfil, Milei afirmó que el Papa Francisco le parece ‘un personaje de lo peor y de lo más nefasto’ que ‘promueve el comunismo’ (…) Es un tipo que no tiene idea de economía. Es un ignorante total’”.
“El representante del maligno en la Tierra”. Al único Papa argentino y a uno de los mejores sumos pontífices de la larga historia de la Iglesia Católica, la que se creó sobre Pedro Apóstol.
No Milei. Hay límites que no se pueden traspasar. Y si se traspasan, no hay retorno. Y esto, desde ya, no tiene absolutamente nada que ver con el resultado de las elecciones de aquí a octubre y/o noviembre. Tiene que ver con el respeto, con mínimas normas de convivencia, con ser gente de bien, con la lucha cotidiana por una sociedad mejor, por una comunidad de iguales (¡Uy! ¿Expresión prohibida no? Pero Jesucristo dijo que todos somos iguales ante Dios. A no ser que quiera decirle esas cosas también a Él).
Jesucristo nos enseñó a poner la otra mejilla. De manera que si hay que hacerlo, lo haremos. Pero también nos enseñó, y no mediante palabras sino mediante “sus” hechos, a gritarles cuatro cosas a los poderosos: “¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que recorréis tierra y mar en busca de un prosélito y, cuando lo habéis conseguido, hacéis de él un modelo de maldad dos veces peor que vosotros mismos!” (Mateo 23:15)
Opción por los pobres, justicia social, solidaridad, bien común, ecología integral
“El Papa Francisco nunca se ha referido directamente a Milei ni a su movimiento político. Sin embargo, se puede inferir que sus ideas son contrarias a las del libertario, ya que Francisco ha defendido reiteradamente los principios de la doctrina social de la Iglesia, como la opción preferencial por los pobres, la justicia social, la solidaridad, el bien común y la ecología integral”, escribió Latorre de Silva.
“En marzo de este año, en una entrevista con La Sexta (canal de TV español), el Papa advirtió sobre el riesgo de dejarse llevar por el enojo con los políticos y caer en el populismo. Citó el libro Síndrome 1933, de Siegmund Ginzberg, que describe el contexto en el que surgió en Alemania el nazismo y el ascenso de ‘un político que hablaba lindo y sedujo a la gente que dijo ¡probemos con este!’. Entonces votaron a Adolfito y así terminamos. La alusión a Milei pareció evidente”, subrayó la autora.
“En febrero, también de este año, en una audiencia con una delegación de la agencia italiana que se ocupa de la Administración Tributaria, el Papa defendió que los habitantes de una sociedad deban pagar impuestos porque, de esa manera, ‘se protege la dignidad de los pobres’. Y agregó: ‘Los impuestos son un signo de legalidad y justicia’ que ‘debe favorecer la redistribución de riquezas’”.
“Estas declaraciones provocaron la ira de Milei, quien respondió al Papa a través de Twitter: ‘Siempre parado del lado del mal. Si a alguien le da un ataque de caridad, sale con una pistola a robar para financiarlo ¿lo bendecís? Seguro que además en el medio se le pierde algo y otros les gustaría un destinatario distinto… TU MODELO ES POBREZA. ROBAR ESTÁ MAL’”.
¿Una sociedad basada en los insultos?
El Padre «Pepe» Di Paola enfatizó que “un político puede decir, con todo respeto: ‘No coincido con esto que dice el Papa’. Pero insultos de los más graves, indignos de quien se postula para un lugar importante… Salvo que pensemos que la sociedad tiene que estar basada en los insultos”.
Como dijimos al inicio: “Es gravísimo que gran parte de una sociedad se acostumbre a la agresión, al insulto, a la descalificación sin más, al grito como forma de comunicación, a opinar sin más información que la que puede brindar una red social, a aceptar propuestas mesiánicas para la comunidad y el país sin siquiera rascar un poquitito la última capa de pintura, a ir por la vida guiada por las categorías blanco-negro, a no dialogar, a escuchar sólo aquello que alimente lo que ya pensaba, a creer que la fuerza debe prevalecer sobre la razón…” ¿Hemos llegado hasta allí?
Creemos que no. Y decimos, sin gritar, pero con mucha firmeza: Con el Papa, no.