Antes de comenzar mis argumentos sobre este sistema, explicaré básicamente de qué se trata la boleta única de papel (BUP) impulsada desde hace tiempo por la oposición al Gobierno:
A diferencia del sistema actual de boletas partidarias, la BUP consiste en una sola boleta que reúne los nombres y fotos de todos los candidatos en cada categoría. Este sistema ya se utiliza en cinco distritos del país, entre ellos Córdoba y Santa Fe.
En vez de tener que elegir la boleta en el interior del cuarto oscuro, el votante recibe una sola boleta que ya tiene todas las opciones: en el interior del lugar de votación, debe marcar el casillero correspondiente al candidato que quiere votar, para luego depositarlo en la urna.
En el año 2003 CIPPEC convocó a un grupo de estudiosos en temas electorales. Luego de varios meses expedimos un largo documento el cual, en lo que aquí interesa resaltar, dejamos constancia de dos premisas esenciales:
- Las reformas electorales deben ser debatidas y sancionadas en años NO ELECTORALES.
- Una vez sancionada debería adoptarse un período de carencia, es decir que, a sabiendas que las reformas no son inocuas, lo conveniente es dejar pasar un turno comicial.
Estamos en año no electoral, por lo tanto adhiero al debate que se ha iniciado respecto a la Boleta Única Papel (BUP), pero sí debo señalar la inconveniencia, por lo ya dicho en el punto 2 del párrafo anterior, que esa introducción de un nuevo modo de votación se aplique en el próximo turno electoral.
Muchas son las razones para esta afirmación, acá van algunas:
Sólo basta ver la primera oportunidad en la cual se aplicó la BUP en Córdoba, en el cual, obviamente y mas allá de las bondades del sistema, el incremento de los votos en blanco, de aproximadamente un 2% para Gobernador, fue de casi un 20% para Legisladores y mas de un 18% para municipales. Tengo la convicción de que ello obedeció a una indebida capacitación de electores y de las propias autoridades de mesa.
Otro tanto ocurrió en la aplicación de un sistema de BUP en Santa Fe, en donde difiere el sistema de la boleta de un solo cuerpo. En este caso, en gran medida ocasionó un trastorno en la gobernabilidad, en virtud de que lo votos a legisladores no coincidieron proporcionalmente con el partido que obtuvo la Gobernación.
Debe alertarse a la ciudadanía sobre las diferencias que existen entre las boletas sabanas verticales y horizontales y con qué se va a encontrar el ciudadano al presentarse a elegir.
La Cámara de Diputados dio este miércoles el primer paso en el tratamiento del proyecto impulsado por la oposición para la implementación de la Boleta Única de papel en las elecciones de categorías nacionales, iniciativa que el Frente de Todos rechaza
Seamos explícitos: la boleta única de papel que diferencia muy bien candidatos a nivel nacional, provincial y municipal, es cierto, marca una tendencia hacia una supuesta modernidad, pero debe resaltarse que el sistema electoral, al menos en elecciones nacionales y en mi humilde opinión, desde el 23 de setiembre de 1973 se desarrolló sin mayores problemas y ha sido un ejemplo de transparencia, no obstante algunos cuestionamientos meramente publicitarios y mediáticos.
Hoy día quien apoya la BUP forma parte de la oposición, y si formula algún cuestionamiento inmediatamente se lo tilda de oficialista. Repito entonces que las reforma no son inocuas, pero me atrevería a alertar a los intendentes y legisladores locales que, sin conocimiento, ignorancia o simplemente por verticalidad, apoyan sin reticencias estos cambios, que muy bien pueden perjudicarlos atento las experiencias ya indicadas.
Se aduce que la BUP no ocasiona tantos gastos y que coadyuva al sistema ecológico. Ambas razones son inicialmente ciertas, pero debe recordarse que la Constitución Nacional, y la de la Provincia de Buenos Aires, entre otras, determinan que -a partir de la constitucionalización de los partidos políticos- todos los gastos que ellos irroguen dentro del ámbito de esa normativa, deben ser a cargo del Estado.
Los fiscales deberán, aún con este cambio, extremar su trabajo militante de observación y fiscalización.
Debe resaltarse que las próximas elecciones serán, en muchos casos de renovación del PODER EJECUTIVO, a tenor de los dichos, aplicar un sistema novedoso con los antecedentes ya señalados, puede significar, cuanto menos, un salto al vacío, tanto en la falta de transparencia –un logro bien ganado por nuestra institucionalidad- como en la posibilidad de intentos de acciones fraudatorias, algo así como los sepulcros blanqueados señalado por la Biblia Católica.
Es por ello que adhiero al debate de una eventual aplicación de la Boleta Unica Papel, con todas las garantías que ello irrogue, pero dejando pasar cuando menos el próximo turno electoral.
(*) EMILIO AUGUSTO RAFFO, Experto Electoral Senior