reloj del fin del mundo
La humanidad se encuentra a solo 90 segundos del fin del mundo. Como cada año, el Boletín de Científicos Atómicos ha dado a conocer su diagnóstico sobre el riesgo de exterminio que afronta la humanidad. Este grupo de expertos de primer nivel, con premios Nobel en sus filas, puso en marcha este reloj simbólico en 1947, poco después de los primeros estallidos atómicos: cuanto más cerca estemos de la medianoche en el Reloj del Apocalipsis (Doomsday Clock), más cerca estamos del fin del mundo.
En 2018 las manecillas estaban colocadas a las 23:58, a dos minutos del final, que es lo más cerca que el reloj había estado de la medianoche en sus 73 años de historia. A esa misma hora, a 120 segundos, estuvo en 1953 cuando EEUU y la URSS aceleraban la carrera armamentística con las bombas termonucleares. Desde enero de 2020, antes de la pandemia de Covid, los científicos atómicos superaron aquella barrera colocando las manecillas a tan solo 100 segundos.
Rachel Bronson, presidenta y directora ejecutiva del Boletín de los Científicos Atómicos, ha justificado la aproximación del reloj a tan solo 90 segundos de la medianoche por la continuidad de las amenazas acumuladas de la humanidad durante los últimos años, como el cambio climático o la amenaza de nuevas pandemias, y “la invasión ilegal Ucrania por parte de Rusia”. Pero más allá de Rusia, los científicos han señalado el empeoramiento de las relaciones entre Irán y Occidente o los roces entre China y EE UU en el estrecho de Taiwán y la modernización de sus capacidades atómicas. “Todo esto ha hecho que el riesgo de catástrofe nuclear esté hoy más cerca”, ha dicho Steve Fetter, uno de los miembros del comité que fija la hora en el reloj del fin del mundo.
Amenazas de tipo biológico
Otro de los motivos para colocar el reloj más cerca de la medianoche se encuentra en las amenazas de tipo biológico. Los riesgos de que surjan nuevas pandemias o las posibilidades de que se empleen armas biológicas fueron mencionados por Suzet McKinney, otra de las componentes del consejo del Boletín de los Científicos Atómicos. Desmantelar los programas de armas biológicas, invertir en sistemas de alerta temprana para prevenir pandemias, compartir información entre países o invertir en salud pública fueron algunas de las medidas mencionadas por McKinney para evitar que el desastre llegue desde la amenaza biológica.
Como en los últimos años, el cambio climático también se incluyó entre los motivos que, para la organización que gestiona este simbólico reloj, hacen temer por la continuidad de la civilización humana. Sivan Kartha, líder del sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, señaló el paso atrás que han supuesto algunas reacciones a la inseguridad energética provocada por la guerra de Ucrania. El incremento en el consumo de carbón en algunos países como Alemania o la búsqueda de nuevas fuentes de combustibles fósiles hace más difícil pensar en la necesaria reducción de gases con efecto invernadero.
Las lluvias torrenciales en África o el “monzón en esteroides” que experimentó el año pasado Pakistán, con 33 millones de afectados, son muestras de que el impacto del calentamiento global está aquí y de la necesidad de una actuación internacional coordinada.
El reloj y este organismo de científicos expertos en física nuclear se creó poco después del estallido de las primeras bombas atómicas para concienciar a la población de que, por primera vez en la historia, la humanidad podía autodestruirse por completo por culpa de ese nuevo armamento. Desde entonces, otras amenazas se han sumado a la lista, como el bioterrorismo, la inteligencia artificial o el cambio climático, omnipresente desde que se incluyó en 2007.
El año pasado, Bronson insistió en esta idea: “El reloj continúa recordándonos cuánto trabajo se necesita hacer para garantizar un planeta más seguro y saludable. Debemos seguir alejando las manecillas del reloj de la medianoche”. Queda muy lejos 1991, fecha en la que las manecillas se colocaron a 17 minutos de las 0:00 horas, cuando George Bush y Mijaíl Gorbachov firmaron el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas y el desarme atómico era posible. Hoy, las derivadas de la invasión rusa de Ucrania también reabren los escenarios más temidos de rearme, uso de armas nucleares y expansión de la guerra por todo el planeta.
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