no entienden lo que leen
De la Redacción de 90 Líneas.-
En 2019 se realizó en 16 países de América Latina el denominado Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019) de Lectura en 3º grado, coordinado por la UNESCO, es decir, la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Argentina quedó muy mal parada, pues los resultados arrojaron que el 46% de los niños y niñas de tercer grado de primaria “no alcanza los niveles mínimos de lectura”. Además, nuestro país es uno de los dos -junto con Guatemala- que más cayó respecto del estudio anterior, efectuado en 2013. En el otro extremo, se destacaron por su mejora Brasil y Perú.
Guillermina Tiramonti, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Martín Nistal y Eugenia Orlicki, del observatorio de Argentinos por la Educación, analizaron a fondo la información que arrojó la evaluación.
Los resultados generales, o sea, en todos los países, mostraron lo que ya se sabe, aunque con números concretos: a menor nivel socioeconómico peor rendimiento académico y viceversa.
Desempeño general
No obstante, Argentina salió con malos resultados de la prueba en los tres segmentos socioeconómicos que evalúa la UNESCO: el alto, el medio y el bajo. La “fuga” de los sectores medios a la educación privada marca diferencias con los sectores vulnerables dentro del país, pero no a nivel regional.
Datos duros: si se toma en cuenta el estrato social más bajo de nuestro país, el 61% de los alumnos de 3º grado “no son capaces, al leer textos adecuados a su edad, de localizar (al menos) información o relaciones presentadas literalmente, ni de realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada”. En ese “tercil social” Argentina solamente está mejor que República Dominicana, Guatemala, Panamá y Nicaragua y peor que todos los demás. Los que alcanzan los mejores resultados son Perú, Costa Rica, Cuba y Brasil, en ese orden.
Desempeño del estrato social más bajo
“Si se toma en cuenta el estrato social más bajo de nuestro país, el 61% de los alumnos de 3º grado “no son capaces, al leer textos adecuados a su edad, de localizar (al menos) información o relaciones presentadas literalmente, ni de realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada”
Ahora bien, cuando se analiza el desempeño del sector social más alto de Argentina, se nota una clara mejora “al interior” de nuestro país, pero la performance sigue siendo muy mala en comparación con las demás naciones latinoamericanas que fueron evaluadas. A saber: el 26,3% de los alumnos del estrato social más alto “no alcanza los niveles mínimos de lectura”, ubicándose por detrás de Perú, Costa Rica, Brasil, Colombia, Uruguay, Cuba, México, Ecuador y El Salvador. Y apenas el 26,4% de los alumnos del sector socioeconómico más acomodado llega al Nivel I de lectura y comprensión lectora, por detrás de Perú (50,1%), Brasil (48,1), Costa Rica (47,4), Uruguay (40), Colombia (36,5), México (30,5), Cuba (30) y El Salvador (28,7).
Desempeño del estrato social más alto
“El refugio en el subcircuito privado de los niños del estrato socioeconómico más alto de Argentina los coloca en una posición ventajosa respecto a los niños del resto del país, pero no de la región”
Es por ello que la tercera conclusión final del análisis de los especialistas de FLACSO y de Argentinos por la Educación es un fuerte llamado a la reflexión. Dicen: “…El refugio en el subcircuito privado de los niños del tercil 3 los coloca en una posición ventajosa respecto a los niños del resto del país, pero no de la región”.
Y señalan: “Además de la correlación entre nivel socioeconómico de los alumnos y resultados, hay elementos de continuidad en los sistemas educativos nacionales que hacen que la mejora o la decadencia se manifieste en los aprendizajes de los alumnos pertenecientes a todos los terciles de la sociedad. Siempre manteniendo las distancias relativas entre los diferentes estratos socioeconómicos. Por esta razón, los niños del tercil más alto de la Argentina tienen resultados apenas comparables a los del segundo tercil de Brasil, Costa Rica y Perú”.
En ese contexto, hay que subrayar los primeros conceptos que las expertas vuelcan en la introducción del análisis:
-“En la Argentina, muchos chicos cumplen con los años de escolaridad obligatoria que determina el plexo regulatorio (particularmente la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 de 2006), pero no adquieren los aprendizajes básicos. Aprendizajes no ya vinculados a un determinado diseño curricular, sino los mínimos para la vida en una sociedad democrática. Diferentes evaluaciones han mostrado que una alta proporción de los chicos terminan la primaria y aún la secundaria con dificultades para comprender textos”.
-“En un informe reciente, Furman et al. (2023) muestran que sólo el 43% de los alumnos llegan en el tiempo teórico esperado y con aprendizajes satisfactorios de lengua y matemática a sexto grado. También señalan que estos bajos niveles de aprendizaje que se observan al finalizar el nivel primario muestran la necesidad de atender como prioridad a este nivel educativo, fortaleciendo la formación de los docentes y las condiciones de aprendizaje de las escuelas, mejorando los métodos de enseñanza y proveyendo de los recursos suficientes para que todos puedan egresar de la primaria con los aprendizajes esperados”.
“Hay elementos de continuidad en los sistemas educativos nacionales que hacen que la mejora o la decadencia se manifieste en los aprendizajes de los alumnos pertenecientes a todos los terciles (estratos sociales) de la sociedad”
En una reciente entrevista que le realizaron en una canal de TV, el Padre “Paco” Olveira, del Grupo de Curas en Opción por los Pobres, dijo que en los barrios carenciados y en las villas había que poner especial atención en las escuelas pues los chicos terminan la primaria prácticamente sin saber leer y escribir.
Es una afirmación que se viene escuchando desde hace años y no sólo en las escuelas ubicadas en los márgenes de la sociedad. Ni hablar del “nivel” con que los estudiantes que finalizan la secundaria llegan a la universidad. Es decir que estamos ante un problema muy grave y complejo, y la dirigencia del país en general (política, social, gremial, empresaria) no está a la altura o, peor aún, no está interesada en cambiar esa durísima realidad.
El muy bajo nivel de los alumnos y alumnas argentinos en los niveles primario y secundario no empezó ayer, y es consecuencia de pésimas políticas que se profundizaron desde 1976, llegaron a su pico máximo en la “segunda década infame” (los ’90), y de allí en más jamás retomaron el camino que, con sus más y sus menos, hizo que la sociedad argentina llegara a 1974 con más del 90% de los estudiantes en escuelas públicas y un nivel educativo-cultural que se hallaba entre los primeros de América Latina e incluso por encima de algún que otro país europeo.
Entre 2003 y 2015 se invirtió mucho en educación, es cierto, pero a nuestro entender se invirtió mal, ya que se hizo muchísimo hincapié en el nivel superior de la enseñanza relegando a la educación básica, que venía de atravesar la dictadura, los (muy) erráticos ’80, los nefastos ’90 y la megacrisis del 2001 que prácticamente convirtió a las escuelas primarias del ámbito público en comedores a causa del nivel estremecedor de pobreza. Luego, entre 2015 y 2019, se volvió a desinvertir en materia educativa, tanto a nivel nacional como de la provincia de Buenos Aires en particular.

La educación básica -primaria, ante todo, y secundaria- debe ser una Política de Estado. Cansa decirlo y escribirlo tantas veces y a lo largo de tantos años, pero sólo nos queda insistir e insistir.
Viendo que, una vez más, la Educación no está en la agenda política en un año electoral, y que se dejan pasar como si nada barbaridades como las del candidato ultraderechista, que propone crear vouchers educativos para que estudie quien quiera y que las escuelas (públicas y privadas) compitan entre sí, el horizonte como utopía -diría Eduardo Galeano-, se nos va alejando y alejando.