La edulcorada versión de José Alberto “Tanguito” Iglesias que en 1993 presentó la película Tango Feroz poco tuvo que ver con la vida y obra del verdadero “Negrito” -como también lo llamaban los músicos y amigos de la época fundacional del rock nacional-, nacido un 16 de septiembre de 1945 en un humilde hogar de Caseros, en el Conurbano bonaerense. Al punto que el filme no pudo contar en su banda sonora con el mayor éxito del rock argento, creado entre Tango y Litto Nebbia. O sea, La Balsa. Es que el ex líder de Los Gatos se negó a ceder los derechos, enfadado con el guión de la pieza cinematográfica.
También pusieron el grito en el cielo quizás dos de los mejores amigos de Tanguito, el baterista de Manal, Javier Martínez, y Pajarito Zaguri (Los Beatniks, Los Náufragos, La Barra de Chocolate, entre otras bandas, y dueño de una vasta carrera solista).
¿Quién fue realmente Tanguito, el mayor mito de la historia del rock en castellano? Fue, según cuentan quienes lo conocieron bien, un tipo “excepcional, simpático, inocente, transparente”. Además de “un cantante extraordinario y muy sensible” (Pipo Lernoud, poeta, periodista y autor, entre otras canciones, de Ayer Nomás, uno de los mayores clásicos de la música nacional), o “un tipo muy loco pero que hacía una poesía extraordinaria” (Luis Alberto Spinetta).
Tanguito
Tanguito pudo ser el emblema de aquella movida que explotó en Buenos Aires a mediados de los 60, pero no estaba hecho para eso. “(Después que salió La Balsa) Tanguito se convirtió en una suerte de rey de esa generación; era el más hippie de los hippies, el más delirante de los delirantes. Pero a él eso no le interesaba. Llevaba en su ADN el no compromiso con el establishment musical, la libertad absoluta, la bohemia. Dejó pasar la oportunidad. Tango prefería juntarse a tocar la guitarra con hippies en una plaza”, recuerdan sus amigos y compañeros de largas noches de música en La Cueva y La Perla de Once, los sitios emblemáticos entre los que se movían los pioneros del rock local.
Una y mil veces fue llevado preso, hasta que lo internaron en el neuropsiquiátrico Borda, primero, y en la unidad carcelaria de ese hospital, después, donde lo hicieron trizas a fuerza de electroshocks y shocks insulínicos. Tanguito ya había pasado de la marihuana y las pastillas para dormir a las drogas duras, al tiempo que había cambiado sus amistades por el vagabundeo. “Era tan transgresor, que sabía que iba al muere”, dijo hace un tiempo Pipo Lernoud.
Antes de su final trágico y muy poco claro -lo atropelló un tren cuando apenas tenía 26 años, pero nadie sabe si se suicidó o lo empujaron y cómo llegó hasta allí desde la unidad penal del Borda- pudo tener como banda nada menos que a Almendra primero y a Manal después.
Tanguito
“El Flaco (Spinetta) estaba puntualmente muy copado con Tanguito, y nos propuso grabar con él porque opinaba que sus canciones eran buenísimas. Teníamos todo preparado para que así fuera. Pero Tango hizo todas las cagadas posibles. Estaba muy quemado. Era un bardo caminando”, contó una vez el recientemente fallecido batero de Almendra, Rodolfo García.
De hecho, Tanguito pasó muchos días en la casa de Luis Alberto, en el barrio de Bajo Belgrano, pero lo puso en problemas con su propia familia. No obstante, la admiración del Flaco lo llevó a grabar, en el recital que dio en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en 1990 y cuya grabación se convirtió en el disco titulado Exactas, una versión de Amor de Primavera que fue otra forma de inmortalizar a Tango.
En 1970 Tanguito aceptó grabar un disco con la discográfica Mandioca. Se reservaron varias fechas en los estudios TNT y se le ofreció la posibilidad de elegir los músicos que iban a acompañarlo. Eligió a Javier Martínez, Claudio Gabis y Alejandro Medina, o sea, Manal. El primer día no apareció. El segundo, tampoco. Recién apareció al tercer día, pero entonces sólo estaba Javier Martínez. Fue con él que realizaron una grabación rústica que quedó plasmada en el disco Tango, editado en 1973, un año después de su muerte. Allí aparecen La Balsa, Amor de Primavera (letra de Hernán Pujó), la magistral Natural, Todo el día me pregunto, entre otras.
Tanguito
Javier Martínez contó cierta vez que cuando él tenía sus canciones “aún sin las letras terminadas, quienes contaban con el mayor repertorio de temas en castellano eran Tanguito, Moris y Litto Nebbia”. Pajarito Zaguri agregó que “ya en 1966 era dueño de un amplio repertorio propio e inédito, mientras que muchos de nosotros estábamos pendientes del pedo que se había tirado Mick Jagger”.
Entre Palito Ortega y Mi Pancha
Pero vayamos a los inicios. El hijo del vendedor ambulante José Iglesias y de la empleada doméstica y ama de casa Juana Correa, José Alberto Iglesias, ya traía su apodo desde pibe. Sus amigos lo llamaban Tanguito por la forma que tenía de bailar el rock and roll.
A duras penas terminó la primaria, y promediando la secundaria dejó los estudios para volcarse a las calles con su guitarra. La primera oportunidad le llegó en 1963, a los 18 años, como voz líder del grupo Los Dukes, época de la cual se recuerda una versión del clásico Decí por qué no querés, de Palito Ortega, y “el primer tema de rock en castellano que compuso alguien de La Cueva, Mi Pancha”, reseñó Pipo Lernoud.
Tanguito
Video.- En 1963 Tanguito fue la voz líder del grupo beat Los Dukes. Grabó temas de músicos como Palito Ortega, entre otros, y Mi Pancha, primero del rock nacional surgido en el emblemático local La Cueva
La gran cantidad de recitales de los que participaron Los Dukes lo llevó a conocer a Sandro, Pajarito Zaguri y Javier Martínez, pioneros del rock y habitués del emblemático sitio La Cueva de Pueyrredón 1723, que reunía a toda la movida musical de principios y mediados de los 60, además de diversas expresiones de arte.
“Allí podías escuchar desde jazz hasta temas de Elvis Presley. Más de una vez nos hemos quedado con Facundo Cabral y Tanguito tocando y cantando hasta el amanecer”, narró Zaguri.
Cuando cerraba La Cueva, los músicos se iban al bar La Perla de Once. “Eramos cuarenta y teníamos plata para cuatro cafés con leche. Nos quedábamos charlando. Y cuando alguien tenía un tema para mostrarle a otro, nos íbamos al baño, porque en el salón no te dejaban tocar”, dijo Oscar Moro, para dar pie al nacimiento del himno del rock argento.
Tanguito
La Balsa, este mundo “de mierda”
“Una vez, en su casa de Caseros, me empezó a cantar un tema que decía ‘estoy muy solo y triste acá en este mundo de mierda, me quiero ir a naufragar en mares de locura’ y cosas así. Yo le dije ‘te la van a censurar por todos lados, pero dale que está buena’”, contó Zaguri. Cuando una madrugada Tanguito se la hizo escuchar en el baño de la Perla de Once a Litto Nebbia, éste terminó de darle forma y así nació La Balsa.
“A la mañana volví al bar y vi todas las tazas y botellas en las mesas, pero no había gente. Le pregunté al mozo qué pasó y me dijo ‘los tuvimos que echar a todos, eran como veinte en el baño cantando que se querían ir a navegar a la mierda”, rememoró Pajarito.
Fue el momento de oro de Tanguito. “La Balsa vendió 250.000 copias, firmada por Litto y por Ramsés (otro de los apodos que usaba el músico, junto al de Donovan y Drago). Se transformó en un himno. Agigantó la movida. Y Tango estaba en el centro. Era el rey. Pero no quería eso. Él no estaba hecho para eso”, comentó Pipo Lernoud.
Después de La Balsa, Tanguito grabó el único disco que salió a la venta ‘en vida’. Un simple con las canciones La Princesa Dorada (Lernoud-Tanguito) y El Hombre Restante (Tanguito-Javier Martínez).
Video.- La Princesa Dorada y El Hombre Restante fueron la cara A y B del único disco de Tanguito que se publicó con el músico en vida. Todos los demás fueron álbumes póstumos
Luego, empezó la debacle. Se alejó de La Cueva y de La Perla. Cambió de amistades. Pasó a las drogas duras. Cárcel, Borda, electroshock que lo destrozó, y el final. Tan incierto que no salió ni en los diarios.
En 1993, con todas las licencias que se tomaron para contar la historia de un rockstar más que de un bohemio idealista, Tango Feroz ayudó a las nuevas generaciones a conocer bastante sobre los inicios del rock argento. Tres años antes, Spinetta había hecho un hit de Amor de Primavera. Más tarde, en 2009, se editó un disco con 12 canciones llamado Yo soy Ramsés, que había grabado Tanguito en los estudios TNT el 20 de octubre de 1967.
Sin Tanguito, el rock argentino no sería lo que es. El resto es la pérdida de un enorme talento y de un enorme tipo a una edad muy joven. Otro más en la larga historia del género. Aquí y en todos lados.
Video.- Amor de Primavera, de Tanguito y Hernán Pujó, salió junto a Natural, La Balsa y otros en el disco Tango que hizo con Javier Martínez. El Flaco Spinetta, admirador de la poesía de Tanguito, lo popularizó en 1990
Video.- Natural fue otro tema emblemático que dejó Tanguito para la música nacional. «Con una buena banda de rock acompañándolo, Tango hubiese sido uno de los más grandes», aseguran muchos de sus pares