Hay coincidencias en buena parte de los analistas económicos que el fenómeno inflacionario en la Argentina está estrechamente ligado a la distribución de los ingresos o, en otros términos, el fenómeno inflacionario hace que amplios sectores de la población salgan beneficiados o se empobrezcan al momento del reparto de la torta productiva del país.
Y ciertamente más allá de que parte de la biblioteca especializada insista, junto con el actual gobierno, en que el déficit fiscal es el padre del desequilibrio generador de la emisión monetaria y con ella de la inflación, desde la actual oposición -y en su reciente documento político Cristina Kirchner lo deja taxativamente explicado- se antepone la restricción externa y el endeudamiento como los verdaderos fenómenos que hacen estallar el costo de vida.
En lo que no hay tantas discusiones es que desde el triunfo en las PASO de Javier Milei en agosto del año pasado, el índice de precios al consumidor se instaló en los dos dígitos y sólo en octubre de ese año bajó a 8,3%, con un notable rebote del 25,5% en diciembre y del 20,6 en enero de este 2024
La brutal devaluación del 118% tomada como una de las primeras medidas del nuevo gobierno y la desregulación de la economía propuesta por el aún vigente (aunque parcialmente) decreto de necesidad y urgencia 70/2023 no hicieron más que echar leña al fuego en una economía recalentada por la gigantesca sequía y la expectativa sobre los resultados electorales.
Ya en noviembre el triunfo electoral del libertario hizo disparar la inflación al nivel más alto de 2023, hasta que en diciembre las primeras medidas de La Libertad Avanza llevaron el índice inflacionario a los valores más altos en 32 años (en febrero de 1991 llegó a 27%) y el índice anualizado trepó a 211,4%, el más alto desde 1990 cuando llegó a 1.344% en el tramo final de la hiperinflación de Menem y antes de la convertibilidad. Aun así en enero la variación interanual siguió creciendo y llegó al 254,2%.
Las consecuencias también quedaron claramente reflejadas en los datos aportados por el Indec, en su medición de pobreza e indigencia en su informe sobre condiciones de vida. Allí se destaca que en enero la canasta básica alimentaria aumentó 18,6%, que se sumó al 30,1 de diciembre con un incremento interanual del 296,4%, llevando la línea de indigencia para un adulto a $92.415. En tanto la canasta básica total trepó a 20,4%, por debajo de los 27% de diciembre, pero con una suba interanual del 264,9%. Así para no ser considerado pobre un adulto debía tener ingresos por $193.147. El informe oficial destaca también que una familia tipo de cuatro integrantes necesitó $285.561 para no caer en la indigencia y de $596.823 para no ser pobre-
Por su parte, el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) hizo conocer un estudio aún más demoledor, ya que estimó que la pobreza llegó al 57,4% de la población argentina, impulsada por el fuerte aumento de la inflación y del costo de la Canasta Básica Total y de la Canasta Básica Alimentaria.
LOS QUE MARCARON EL RITMO
Más allá del índice general, como sucede cada mes, diversos rubros se ubicaron por encima o por debajo del promedio. En este caso la división de mayor aumento en enero fue Bienes y servicios varios (más del doble del promedio con 44,4%), debido al fuerte incremento en artículos de Cuidado personal que registraron subas del 47,6% en el Gran Buenos Aires, pero alcanzando hasta el 60,6% en la Patagonia
Por ejemplo un desodorante de 150 centímetros cúbicos aumentó un 47,6%, según la medición del Indec para el Gran Buenos Aires, en el caso de la lavandina la suba fue de 43,8, el jabón en polvo para la ropa se incrementó 43,6%, el jabón de tocador 40,7% y el champú trepó un 57,1% respecto al mes anterior. Pero la suba más impactante fu la de los pañales descartables que en enero treparon 65,3%
La segunda división de mayor suba fue Transporte (con 26,3%) –por las subas en transporte público y el arrastre del aumento de combustibles– y Comunicación (25,1%), por el alza en servicios telefónicos y de internet. La división con mayor incidencia en todas las regiones fue Alimentos y bebidas no alcohólicas (20,4%). Al interior de la división se destacan las subas de Carnes y derivados y Pan y cereales.
Como contrapartida, las dos divisiones que registraron las menores variaciones en enero fueron Prendas de vestir y calzado (11,9%) y Educación (0,9%).
En una nota publicada este sábado en Página 12, David Cufré le pone nombre y apellido a los beneficiados por los aumentos de precios en enero. Explica que Unilever, la multinacional que es líder en la Argentina en productos de limpieza y artículos de tocador, junto a Procter & Gamble (P&G), fueron las principales responsables del aumento sideral del rubro Bienes y servicios varios del índice de inflación de enero. Unilever con marcas como CIF y Ala es el principal productor, seguido por el grupo local Dreamco, que hace seis meses se quedó con Magistral y Ariel, antes en manos de P&G. En champú, la suba fue del apuntado 57,1% en enero y del 378,4 por ciento en doce meses. Unilever también sobresale en este rubro con las marcas Sedal, Dove, TRESemmé, Clear y VO5, mientras que P&G tiene las marcas Head & Shoulders, Pantene y Herbal Essences, entre las principales.
Un reciente informe destaca que el mes pasado ocho de los veinte productos con mayores incrementos fueron en artículos de higiene personal y limpieza. El aumento en pañales descartables resultó exorbitante. P&G es líder, con las marcas Pampers y Luvs, en tanto Kimberly-Clark presenta la marca Huggies. La suba de precios de enero fue del apuntado 65,3%, para acumular un alza de 369,4% en un año. Mientras que la lavandina subió 43,8% mensual y 343,2% interanual. En este caso el líder es Clorox, una multinacional que en la Argentina es dueña de las marcas Ayudín, Poett, Trenet, Mortimer y Pinoluz.
En el caso de los desodorantes Unileven controla las marcas Axe, Dove, Rexona e Impulse, mientras P&G se presenta como Gillette y Secret y registraron una suba interanual del 288,9%, también muy por encima del índice inflacionario.
En el rubro de Alimentos y bebidas no alcohólicas la situación no es muy diferente con grandes marcas que lideraron la suba de precios en enero, entre ellos, Arcor, La Serenísima, Bimbo, Celusal y Dos Anclas. Sólo a modo de ejemplo Arcor incrementó el precio de las galletitas de agua Criollitas un 42,1% en enero y 309,3% interanual, mientras que en arvejas envasadas la suba fue del 36,7% en enero y 471,8% interanual, con todo por debajo del tomate entero de conserva que subió 43,6% en enero y 486,6% endoce meses. Por su parte, La Serenísima líder casi excluyente de su sector aumentó la leche en sachet 37% en enero y 273,9% interanual, Las dos principales productoras de sal fina la aumentaron un 60,4% en enero y 409,7% en el año y Bimbo, que virtualmente se quedó con el mercado de los panificados aumentó el pan de mesa un 43% en enero y 300,1% en los últimos doce meses.
UNA ESCALERA EMPINADA
Durante los últimos seis años se verificó el viejo dicho de que los precios subían por ascensor, mientras que los salarios lo hacían por la escalera. Claro el plan de ajuste aplicado por Milei en los dos últimos meses profundizó la crisis salarial a una velocidad y una magnitud sin precedentes que ya se hace sentir en la producción. Según un informe de la Fundación Capital, una consultora fundada por Martín Redrado y coordinada por Carlos Pérez, ex gerente general del Banco Central, se destaca que el desborde inflacionario generó una enorme caída del poder adquisitivo registrado. Sólo en diciembre el ajuste que siguió a la devaluación hizo retroceder el nivel de los ingresos de los trabajadores del sector privado formalizado en términos reales a los niveles de hace 20 años.
Y según las proyecciones la fuerte caída del consumo masivo anticipa una agudización de la pérdida de los salarios este año, con un nuevo retroceso adicional de dos dígitos como parte de un plan donde la motosierra y la licuadora son los pilares del ajuste para llegar al déficit cero, que según el titular del Poder Ejecutivo es “innegociable” como método para llegar a la dolarización.
Días atrás, el Indec publicó los datos del índice de salarios de diciembre que apenas subió 8,9% contra una inflación récord que alcanzó el 25,5%.
De esta forma los datos respecto a la evolución de la inflación en diciembre y enero no sólo muestran niveles récords, sino que también queda en claro que el ajuste lo están pagando los sectores más débiles de la población junto con una clase media, que se ve forzada a desprenderse de sus ahorros para tratar de mantener un nivel de vida que se le escurre entre las manos, en un proceso, que según los analistas recién está comenzando.