Alejandro Díaz-Caro, investigador y matemático que regresó al país en 2014 mediante el Programa Raíces, el cual se puso en marcha en 2008 y siguió vigente hasta el último año de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, decidió volver a Francia a causa del “desmantelamiento de la ciencia y el ajuste en las universidades” por parte del gobierno de ultraderecha. Y lo hizo público para que “más gente se entere de lo que sucede”. En ese marco, realizó una afirmación lacerante: “No parece haber desinterés por la ciencia, sino interés por destruirla, y eso me parece muy grave”, subrayó.
En el último comunicado que los rectores y rectoras de todas las universidades del país redactaron previo a la contundente marcha del 2 de octubre contra el veto a la ley de Financiamiento Universitario, también hay una afirmación que a muchos y muchas nos hizo demasiado ruido: “Lo que está en juego es la continuidad del sistema universitario público que es patrimonio y orgullo de toda la sociedad argentina. Ni más ni menos que eso”.
Fueron los dos disparadores de una charla de una hora con el decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP), Mauricio Erben, licenciado en Química, docente e investigador principal del CONICET en el Centro de Química Inorgánica (CEQUINOR). Una charla en profundidad que nos dejó tan preocupados como movilizados para evitar que se consume un proyecto de país “sin ciencia y con universidades reservadas para una élite”.
- Díaz-Caro dijo que se nota una intencionalidad de terminar con el sistema de ciencia y técnica y con el sistema universitario que ya forma parte de la identidad argentina…
Mauricio Erben: Yo lo leo en ese mismo sentido. Desde que asumió el gobierno de Milei, la realidad que está atravesando tanto el sistema de ciencia y tecnología como el sistema de educación, muestra claramente que hay algo más que la cuestión presupuestaria, hay decisión política de destruir la universidad pública, la ciencia y la tecnología.
En Argentina, la inversión en estos temas siempre ha tenido vaivenes, pero había consenso general en la importancia del conocimiento, hoy, como nunca, un gobierno ataca a la razón de ser del sistema y a la razón de ser de la actividad misma. Entonces, cuando Milei en la campaña decía “el Conicet afuera”, cuando a las universidades nacionales las comenzó a atacar tan tempranamente, el principal temor no era solo lo presupuestario, sino este ataque a las instituciones.
Y es lo que se está viendo actualmente. Si bien el Conicet no fue cerrado, lo que está pasando en todo el sistema de ciencia y tecnología es un “dejar morir” por falta de financiamiento, y lo que está pasando en las universidades es esta situación de ahogo presupuestario que implica que cada vez se pueda enseñar menos, se caen programas de investigación y de extensión universitarias, y también dismuniye la calidad en lo que hacemos.
- ¿A qué se refiere con “la razón de ser” del sistema?
ME: La razón de ser del sistema de ciencia y tecnología es para qué queremos hacer ciencia en un país como el nuestro, para qué queremos desarrollar nuestra propia tecnología, para qué la innovación. En esa razón de ser entra también el papel que juega el Estado y el sector privado en las actividades relacionadas con el conocimiento, o sea, es central para el desarrollo que los países cuenten con una política de estado en ciencia y tecnología. Pero el gobierno actual sólo recorta presupuesto e insiste en crear la falsa dicotomía entre lo público y lo privado. Desde ya, no es ese el debate, sino que en el modelo de país que se está planteando no hay necesidad de tener investigación científica pública, pero a la vez tampoco se piensa en cómo habría investigación desde el sector privado, porque en lo que hoy se está pensando, y lo ha dicho así en varias oportunidades el presidente Milei, es en sectores de la economía muy primarizados: la apuesta que está haciendo es por el campo, la minería, el petróleo y el gas sin tener valor agregado.
Así, el conocimiento que se genera en las universidades, la investigación científica, no tiene cabida en su modelo. A eso me refiero con atacar la razón de ser.

Retroceder 100 años
ME: En el modelo que pregona (Milei), este modelo agroexportador que implica volver 100 años atrás, el sistema universitario no era para las mayorías, sino para una pequeña élite que garantizaba el funcionamiento administrativo. Así fueron las primeras universidades.
La (Universidad) de La Plata se crea en 1905 con otra idea, la idea de una universidad dedicada a la investigación científica, o sea que era un modelo de país que estaba pensando en un desarrollo que tomara los recursos naturales no sólo como una ventaja comparativa por la naturaleza, sino que sea el conocimiento una ventaja competitiva a la hora de cómo se para uno frente al mundo. Y creo que, con altas y bajas en lo presupuestario, el sistema venía fortaleciéndose, con el objetivo de llegar al 1% del PBI dedicado a ciencia y tecnología, y estábamos en 5,6% de PBI en educación.
A fines del 2021 hubo un consenso unánime en el Congreso sobre el financiamiento en ciencia y tecnología (Ley Nº 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación). Por ejemplo, en 2023, con el pequeño aumento de 0,27 a 0,34% (del PBI) se logró la implementación de programas como “Construir ciencia” y “Equipar ciencia”. Eso hizo que en La Plata se recibieran equipos muy importantes para investigación científica, y que se dieran soluciones de infraestructura en varias facultades y centros de investigación. Bueno… El presupuesto que Milei propone para 2025 vuelve a bajar al 0,20% del PBI la financiación. Las obras quedaron inconclusas, no podemos garantizar los insumos necesarios para los equipos que se compraron. Entonces está clarísimo que es bien concreto cuando digo que se está yendo a un modelo de país donde no va a haber desarrollo científico y tecnológico y universidades para una élite.
Todos esos valores hoy están siendo atacados en lo presupuestario, pero unido como nunca a un ataque a las instituciones y también directamente a las personas, algo que tampoco nunca habíamos visto. La verdad, hoy en día hay cierta sorpresa, desazón también… La última vez que el presidente ha hablado de los científicos ha dicho que se escudaban en las polleras del Estado; ese tipo de expresiones son muy violentas.
Un Estado en fuga
Mauricio Erben afirmó que “al desfinanciamiento conocido hay que unir cuestiones muy concretas”, porque “también hay otras fuentes de ingreso de dinero que tampoco se ejecutan, o sea que no es solamente lo presupuestario, sino una clara decisión política”.
ME: Hace pocos días renunció Alicia Inés Caballero (funcionaria puesta por Milei) a la presidencia de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (también conocida como Agencia I+D+i), un organismo descentralizado del (ex) ministerio de Ciencia y Tecnología, debido a que una investigación periodística reveló que tenía entre 53 y 58 millones de dólares sin ejecutar. Eran para proyectos aprobados en 2023, y cabe aclarar que eso no era nada extraordinario, pues la agencia funciona así desde los ‘90. Son proyectos que se concursan de manera abierta, son públicos, nacionales, anuales, con un nivel de exigencia muy alta en la evaluación; todavía no han sido asignados los del 2023, y la noticia es que para el presente año no habrá convocatoria.
Lo mismo pasa en la mayoría de organismos de ciencia y tecnología donde el Estado se está retirando de sus obligaciones.
«El presupuesto que Milei propone para 2025 vuelve a bajar la financiación para ciencia y tecnología (a niveles previos al 2023)… Quedaron obras inconclusas; no podemos garantizar los insumos necesarios para los equipos que se compraron. Entonces está clarísimo que es bien concreto cuando digo que se está yendo a un modelo de país donde no va a haber desarrollo científico y tecnológico y las universidades serán para una élite»

Próxima estación: el arancel
- Entonces, ¿usted y sus pares ven que hay una intencionalidad del gobierno nacional de avanzar directamente hacia un país sin ciencia y con universidades para una élite?
ME: Totalmente. El modelo al que aspira Milei, y ya lo está ejecutando de esa manera, tiende a una universidad que excluye, que deja afuera a la gran mayoría de quienes hoy -con mucho esfuerzo- pueden acceder a las aulas univesritarias. Milei quiere una universidad para las élites. Yo creo que el proyecto de arancelamiento es el próximo paso en la política de La Libertad Avanza para las universidades.
Eso es lo que está en juego en el reclamo actual por el presupuesto. Hay que aclarar que lo que se está reclamando, tiene que ver con que estamos trabajando con el mismo presupuesto del 2023 prorrogado, con un aumento para gastos de funcionamiento -luego de la marcha anterior del 23 de abril- que alcanza para cubrir sólo entre el 8 y el 12% del presupuesto total de las universidades. Mientras que el resto, que son salarios, proyectos relacionados con ciencia y tecnología, extensión universitaria, entre otras cosas, están sin actualizar.
«Formar un investigador científico lleva, en promedio, unos 14 años. Esa formación la pagan los contribuyentes para que esa persona trabaje y aporte el conocimiento en nuestro país. Y el Gobierno, con estas políticas, está echando a perder esa gigantesca inversión que hicieron los argentinos y argentinas, pues los está empujando a emigrar»
Los docentes, en materia de actualización salarial, están por debajo de la administración pública, de manera que lo que hay es un ahogo al funcionamiento de las universidades, a sus trabajadores, y si eso no cambia vamos a terminar el año muy, muy complicados, tanto en funcionamiento como en recursos humanos y en funciones generales de la universidad.
La factura de luz de la facultad, impagable
ME: Para ilustrar: comenzamos el 2024 pagando para este edificio (el grueso de la facultad, que funciona en 47 y 115 y alrededores) una factura de luz de 3 millones de pesos mensuales con un presupuesto anual de 93 millones de pesos. En abril pasamos a pagar 14 millones de pesos al mes de luz. Y ahora, la factura de agosto, fue de 26 millones de pesos. El aumento tarifario se multiplicó por 8, mientras que el aumento de gastos fue del 270 %. Y el gobierno dice que con la actualización que hizo, el gasto de funcionamiento de las universidades está garantizado… ¡No es cierto!
¿Cómo hacemos? Bueno, el Consejo Superior de la UNLP destina una partida especial llamada ‘fondo de compensación para mayores consumos’. Aunque ese fondo, desde ya, no pudo ser actualizado bajo las condiciones que impuso este gobierno. De modo que la propia universidad debe hacer un esfuerzo presupuestario para el pago de servicios básicos.

Se reconoció el trabajo de estudiantes y docentes de Exactas que producen medicamentos para los sectores más vulnerables de la comunidad» (2 de octubre de 2019)
Trabajos prácticos, ¿con qué insumos?
ME: Nosotros tenemos carreras experimentales que para los trabajos prácticos requieren insumos químicos, bioquímicos, que son importados… Entonces, la calidad de la educación también se ve afectada.
Pasando al plano estudiantil, sumémosle a eso que las becas estudiantiles, las becas Progresar, una ayuda económica que permite que muchos estudiantes de bajos recursos accedan a la universidad, fueron congeladas en 20.000 pesos (recién en el mes de octubre se actualizó a $ 35.000). En tanto que las becas estudiantiles de estímulo a vocaciones científicas que otorga el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) después de un proceso de evaluación muy riguroso, se tenían que empezar a pagar este mes, octubre de 2024, y el CIN envió hace tres días un comunicado diciendo que lamentablemente no podrán pagar las becas porque el gobierno no giró las partidas… Un programa, de nuevo, con años y años de vigencia. En ambos casos estas becas eran herramientas de políticas públicas muy importantes para favorecer la inclusión. Eran becas que existen hace tiempo, no se requieren fondos nuevos para implementarlo.
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Concretamente, está en riesgo el sistema científico-tecnológico y universitario como lo conocemos. ¿Para dónde va a ir? Bueno, en el marco del viejo debate sobre si la educación superior es un derecho o una mercancía más, Milei dice que el Estado se tiene que retirar de donde los privados puedan hacer negocios… En fin, eso es lo que vamos a enfrentar en un futuro no muy lejano de continuar estas políticas.
Uno de los grandes logros del modelo argentino fue demostrar que es posible un sistema de educación superior de muy alta calidad, reconocido a nivel internacional, público y gratuito
La ciencia es parte de la solución a los problemas que hoy tiene el país, no parte del problema
ME: Me parece que no hay intención de que exista la investigación científica, hay un desdén por el conocimiento. Y es que no hay motivo por el cual el país, en este modelo agroexportador, requiera de ciencia, de tecnología. Parece primar la idea de que ‘lo que sea necesario se compra’, una idea totalmente errónea. Lo vimos en la pandemia: el conocimiento no es un bien que se compra y se vende, sino que es un recurso estratégico de los países. Por caso, lo vimos claramente con la vacuna del COVID, te la venden si tenés dinero para comprarla. Hubo muchos países que quedaron muy retrasados en ese sentido, pero el que la puede comprar va a la cola de la decisión política de los países que desarrollaron vacunas de inmunizar primero a su poblaciones.
Bueno, ese es un ejemplo de que el conocimiento es soberanía; a veces parece una frase hecha, pero no lo es. Es la posibilidad de poder tomar decisiones como nación en tantísimos ámbitos. Y la ciencia es parte de la solución a los problemas que hoy tiene el país, no parte del problema. Son cuestiones bien concretas: si recorremos los laboratorios de la facultad tenemos investigaciones en salud, vacunas, medicamentos, alimentos, desarrollos en energías renovables, nano y biotecnología, en nuevos materiales, trabajos de enorme calidad, con aplicaciones concretas. Es decir, el conocimiento que se produce en nuestras universidades es un potencial para el crecimiento futuro pero también es un motor de la economía actual, de manera que atacar eso es atacar y poner en una situación de mucha debilidad a las futuras generaciones.
Deserción
ME: A principios de año nos llamó la atención un dato. Venimos con un ingreso (en la facultad de Ciencias Exactas) que tiene un crecimiento sostenido de entre un 5 y un 10% año a año. La matrícula, en diciembre de 2023, seguía esa línea. Pero en febrero, cuando arrancó el curso de ingreso, el desgranamiento natural subió 10 puntos porcentuales: de 20 a 30% de estudiantes que se inscriben pero que no empiezan la universidad.
Hemos redoblado los esfuerzos que siempre hacemos por evitar el abandono en primer año, natural por el salto que implica el paso del secundario a la universidad. Pero ante un Estado que se retira, son paliativos.
Otra cuestión no menor es que cada vez hay más estudiantes-trabajadores.
30% menos de postulantes a la carrera de investigador
ME: Otro dato: los posgrados. Tenemos muchos institutos de investigación que son de doble dependencia (con el Conicet), y ahí hay números bien concretos. Por ejemplo, en el Conicet ya se observa que no solo se está reduciendo la cantidad de becas y de ingresos a la carrera de investigador que se otorgan, sino que directamente hay una fuerte disminución de las postulaciones. En otras palabras: ya no hay tanto interés en ingresar a la carrera de investigador, y los números son muy alarmantes: un 30% de diferencia entre la cantidad de postulantes del 2023 y los postulantes del 2024; algo parecido pasa con las becas. Tiene que ver con ese discurso que ataca al quehacer de la persona, que tilda de ñoqui al trabajador, con la falta de recursos para hacer el trabajo científico, con el sueldo tan bajo. Y ese 30% es transversal a todas las áreas del conocimiento, no responde a un cambio de intereses o nada parecido.
Formar un investigador científico lleva, en promedio, unos 14 años. Esa formación la pagan los contribuyentes para que esa persona trabaje y aporte el conocimiento en nuestro país. Y el Gobierno, con estas políticas, está echando a perder esa gigantesca inversión que hicieron los argentinos y argentinas, pues los está empujando a emigrar. En los próximos años veremos muchísimos menos universitarios con posgrados. Y ellos son la base del sistema, nada menos.
Lo mismo con las universidades. De confirmarse los niveles de deserción que muchas universidades ya tienen cuantificados, va a haber efectos muy pero muy graves en el corto plazo en la cantidad de egresados, de profesionales.
El modelo que está implementando el gobierno es de destrucción, y es algo que no se ve en ningún lugar del mundo. Han habido políticas proactivas en educación, ciencia y tecnología y otras que no lo fueron tanto, pero nunca un ataque directo como el actual. Hoy en el mundo, países de extrema derecha… Israel es uno de los que lidera la inversión en ciencia y tecnología en porcentaje de PBI, pero por otro lado, China tiene un enorme nivel de inversión pública en ese sentido. Entonces, este debate de invertir en CyT no es un debate de derechas o de izquierdas, es un debate de modelos de país donde no se encuentran ejemplos de naciones que desdeñan la importancia del conocimiento, de sus universidades, de sus sistemas de CyT.
¿Somos un experimento?
ME: Literalmente. Porque no es usual tampoco encontrarse con ejemplos económicos que su objetivo sea primarizar la economía. Si uno piensa que un país como Argentina, con más de 40 millones de habitantes, puede desarrollarse basado en petróleo, gas y el agro, hay un error que deja a 30 millones de personas afuera.
