parásitos del estado
El lunes 26 de junio, horas después del cierre de listas, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, estaba hablando en el acto de recuperación de uno de los aviones que la dictadura cívico-militar utilizó para realizar los siniestros “vuelos de la muerte”. A su derecha se encontraba el ministro de Economía y -en ese momento flamante- precandidato a presidente por Unión por la Patria, Sergio Tomás Massa. Hasta que la dos veces ex presidenta, como nunca se había hecho antes públicamente en ningún espacio político, contó con puntos y comas el detrás de escena de la “rosca”. Entonces se supo porqué en un abrir y cerrar de ojos se bajaron Wado de Pedro y Daniel Scioli y se logró la fórmula de unidad Massa-Agustín Rossi. No se salvó ni el presidente Alberto Fernández.
Cristina Fernández de Kirchner dijo que era necesario construir una lista de unidad, algo en lo que estaban 100% de acuerdo el kirchnerismo, el massismo, los gobernadores, los vicegobernadores, los intendentes, la CGT, los gremios combativos. Pero dijo que el albertismo -aunque no lo nombró así, por supuesto- hacía rato que venía dándole a la matraca de las PASO con la excusa de “democratizar el peronismo”, una expresión que descalificó por completo subrayando que en su extensa carrera política “jamás” ocupó un cargo sin el voto de la población.
Contó que “Hasta el pasado viernes (23 de junio), 24 horas antes del cierre de listas, teníamos a la ministra de Desarrollo Social de nuestro gobierno planteándole elecciones internas al gobernador de la provincia de Buenos Aires. Y teníamos a nuestro embajador en Brasil como candidato para presidente. No estoy hablando de su decisión, porque tienen todo el derecho del mundo. Estoy hablando de las consecuencias” que una interna hubiese tenido.
“85 de cada 100 pesos del costo del transporte hoy los paga el Estado (es decir, todos nosotros). Nunca más la gente de rehén por un conflicto de plata entre empresas y Estado” (Sergio Massa)
También remarcó que el presidente Alberto Fernández “se había embanderado con las PASO” y que había interferido en internas provinciales, como en La Rioja. Ante esa realidad, dijo que si había PASO el kirchnerismo iría con candidato propio (de allí el anuncio de la precandidatura de Wado de Pedro). No obstante, ante el ultimátum de los gobernadores a Alberto Fernández, se logró sobre la hora la fórmula de unidad.
Y no dejó pasar la oportunidad de remarcar que “con dos puestos en la lista de diputados (uno para Tolosa Paz y otro para Santiago Cafiero) se resolvió todo… A eso quedaron reducidas las PASO”, casi exclamó la vicepresidenta, que ese día y los subsiguientes, junto con Massa, elevó a los cielos a Daniel Scioli -que se incorporó al equipo de Economía- y a Wado de Pedro, jefe de campaña con el aval explícito de 15 gobernadores.
En mis años, que ya peinan canas, jamás escuché semejante sinceramiento sobre el manejo de las vanidades políticas, y menos aún denunciadas por una figura de la envergadura de Cristina de Kirchner. Massa la miraba sin pestañear, como sabiendo (y sin dudas lo sabía) lo que iba a decir.
Deschavando a Cambiemos y al FMI
Un día más tarde, Sergio Massa habló en la Convención Anual de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), y ante un auditorio repleto de empresarios de ese sector sinceró que el FMI le había dicho al Gobierno que no avanzara con el Gasoducto Néstor Kirchner hasta, por lo menos, el segundo semestre de este año. Y que se desoyó esa exigencia.
El titular de Economía, ya con traje de precandidato presidencial de unidad del panperonismo, reveló que en 2019 los directivos del Fondo le habían dicho al gobierno del Pro-UCR, al cual en 2018 le dieron un préstamo impagable para el país, que se olvidaran del gasoducto porque ello implicaba gasto público. Y que el presidente de entonces, Mauricio Macri, obedeció.
“El sector constructor ‘fue la primera víctima del acuerdo con el Fondo (de 2018) e hizo que Argentina termine 2019, por ese ancla, con 300 obras públicas en términos de administración nacional (…), con menos de 250 mil trabajadores en el sector y con empresas que tuvieron que despedir masivamente gente o se vieron obligadas a apagar la luz por un tiempo’”, puntualizó, de acuerdo al relato del colega Mariano Boettner en el portal Infobae del 27 de junio pasado.
Y luego disparó: “El Fondo (también nos) decía (a nosotros) ‘no pongan el gasoducto en el gasto del primer semestre porque puede esperar; ustedes tienen que cumplir la meta (de gastos impuesta por el FMI)’. Fue una discusión fenomenal el año pasado”. Pero Massa y Cía ignoraron al organismo de crédito y el gasoducto se hizo en tiempo récord.
“Para Argentina, el gasoducto implica 2.000 millones de dólares de ahorro en el segundo semestre de este año, y el año que viene van a ser 3.800 millones de dólares de ahorro por sustitución de importaciones de gas (u$s 4.200 millones anuales en 2025). Era muy importante hacerlo. Nos dijeron que era imposible que lo terminemos. Pero el 9 de julio no sólo va a ser el Día de la Independencia, sino que también va a ser el día de la independencia energética”, subrayó Massa provocando un largo y cerrado aplauso del empresariado.
Empresarios “parásitos del Estado” con nombres y apellidos
Este viernes 7 de julio, un sindicato de trabajadores volvió a perjudicar a millones de trabajadores. La Unión Tranviarios Automotor (UTA) realizó una huelga desde la cero hora hasta las 17,30 en protesta porque muchas empresas de transporte no habían pagado el sueldo con el aumento pautado en la paritaria del sector.
¿No se les cae una idea? Si quieren “perjudicar” a sus empleadores porque no les pagan lo que corresponde, ¿por qué no salen con los colectivos y no les cobran el boleto a los pasajeros? Eso sería enfrentar a la patronal. Lo que hicieron, una vez más, es perjudicar a la población trabajadora.
¿O será que el sindicato tiene algún arreglo con las empresas y se trató de un paro político?
Peor aún: La Lista Azul de la UTA, enfrentada a la conducción del gremio, lanzó la medida de fuerza en forma sorpresiva el jueves 6 a las cuatro y media de la tarde. Según el periodista Mariano Martín, especializado en temas gremiales, la Lista Azul tendría “aceitadas relaciones” con la megaempresa de transporte DOTA. Así las cosas, todo indica que jugaron para el patrón y contra el gobierno, pues hubo muchísima gente que tuvo que quedarse a dormir en el trabajo, en las estaciones de trenes, o incluso en plazas y parques. Y este viernes, hubo trabajadores y trabajadoras de barrios populares que se gastaron hasta 7.000 pesos en taxi o remís para ir a trabajar.
«Creemos en los empresarios argentinos que generan trabajo, en los que arriesgan y apuestan, pero a los que son parásitos del Estado y pretenden extorsionar les decimos que no les tenemos miedo, los vamos a enfrentar para defender el derecho de la gente de viajar para ir a trabajar» (Sergio Massa)
Ahora bien, durante un acto en San Fernando, Sergio Massa, en un nuevo acto de sinceramiento total, mandó al frente a los empresarios que llamó “parásitos del Estado” porque viven de los subsidios y, como si fuera poco, dio nombres y apellidos para luego afirmar que “no les tenemos miedo y los vamos a enfrentar”.
Dijo Massa:
–“Es un paro extraño porque lo forzaron los empresarios. El Estado les transfirió la plata de los sueldos y algunos empresarios retuvieron esa plata para forzar a los trabajadores a salir a la calle”.
–“Hay dos grupos empresarios que pretenden tomar de rehenes a los trabajadores para discutir el sistema de compra de carrocerías (porque fabrican carrocerías) y pretenden que el Estado les garantice la rentabillidad”.
–“Son Faijá y Zbikoski, al que le dicen el amarillo”.
En el portal M1 detallaron que Eduardo Alejandro Zbikoski es propietario de La Nueva Metropol, y que además posee otras empresas de transporte público como Costera Metropolitana, Misión Buenos Aires, Expreso Singer y Toyota Misiones SA.
E indicaron:
–“En 2017 fue investigado por la Justicia acusado de cometer una presunta maniobra para cobrar subsidios del Estado que no le correspondía en las líneas 194 y 195. La ley señalaba que los servicios especiales de los transportes públicos no estaban en condiciones de percibir compensaciones económicas. Es por ello que La Nueva Metropol achicó recorridos para volverlos ‘expresos’ y poder recibir sumas extras”.
–“Tres años más tarde, la AFIP detectó, a través de 16 operativos, que la empresa de transporte tenía una deuda de impuestos de más de 223 millones de pesos”.
Por su lado, Ángel Faijá, titular del grupo DOTA, tiene más de 12.500 empleados en el AMBA; es dueño de Todo Bus SA que fabrica colectivos; es representante de Agrale SA que fabrica chasis; no existen balances públicos de DOTA desde 2004; en 2019 recibió más de 3 millones de pesos en subsidios por coche; DOTA pasó de operar una sola línea en 1990 a operar 180 líneas en 2019; un informe de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) señala que en la actualidad DOTA cuenta con más de 3 mil colectivos sobre un parque total de 18 mil vehículos que operan en el AMBA.
Massa dijo ayer que “85 de cada 100 pesos del costo del transporte hoy los paga el Estado (es decir, todos nosotros). Entonces tenemos que trabajar juntos empresarios, trabajadores y el Estado. Los invito a que recorramos ese camino”.
Parece que el acuerdo Massa-Cristina incluye un nivel de sinceramiento brutal. Que pase el que sigue.
Fuentes consultadas: Infobae, P12, M1, C5N, diario Perfil, Unsam