vecinos contra el neoliberalismo
Por María Florencia Anzoátegui.-
Mientras el presidente de la Nación, Javier Milei, viajó a la convención del sector ultraconservador de los republicanos estadounidenses para encontrar alguien que lo aplauda, en Comodoro Rivadavia hubo una movilización calificada como “histórica” por su magnitud en rechazo al recorte de fondos a las provincias y, en este caso, puntualmente a la de Chubut, hecho que desató un revival de las luchas del siglo XIX entre Federales y Unitarios, hoy autodenominados Libertarios.
Pero también hubo otra movilización. La de los movimientos sociales que, por primera vez, dejaron de lado las diferencias en sus posturas políticas y concretaron 500 cortes a lo largo y ancho de la Patria para reclamar por la criminal suspensión del envío de alimentos a los casi 45.000 comedores barriales del país, que desde que asumió Milei vieron aumentar la demanda por encima del 50%… y creciendo.
La marcha más fuerte, como siempre en este país unitario, se dio en la CABA, donde desde las organizaciones aseguraron que la convocatoria superó las expectativas. Y eso que esperaban medio millón de personas en todo el territorio nacional.
También hubo paro de trabajadores de la salud, cada vez más usuarios de trenes y subtes burlando los molinetes -como en 2001- porque no pueden pagar el pasaje, y, entre otras decenas de miles de manifestaciones de hartazgo social, quedó flotando el off de la número 2 del FMI, quien si bien avaló el ajuste porque es el único camino para que Argentina le devuelva al organismo el megapréstamo tomado y fugado en 2018 por Macri, Caputo y Cía (sí, sí, el mismo Caputo que hoy es capanga del ministerio de Economía y nos está ajustando hasta lo imposible), por otro lado le manifestó a empresarios y gremialistas su temor de un “estallido social”. Sí, sí, lo dijo en reuniones reservadas la mano derecha de Kristalina Georgieva.
Acá nomás, en La Plata norte
Pero no vayamos tan lejos ni analicemos estudios de opinión pública. Se palpa en la calle que este desgobierno cambió el 56% de votos del balotaje por un porcentaje muy superior de rechazo en tiempo récord (todos los gobiernos del planeta Tierra, en los primeros 90 días suelen subir y bastante su popularidad, éste la está enterrando a la velocidad de la luz). Y es que está hablando la calle, y cuando la calle habla, agarrate Catalina.
Así las cosas, acá nomás, en La Plata norte, el jueves 22 de la semana que pasó un grupo de integrantes de la organización socio-política Vecinxs contra el Neoliberalismo, que nació durante el macrismo y sigue en pie -y sumando voluntades al ritmo de los libertarios-, fueron a la intersección del Camino Centenario y la calle Cantilo, en la localidad de City Bell, en La Plata, a repartir volantes e invitar a los automovilistas a sumarse a un bocinazo mediante carteles que rezaban, básicamente, “No al DNU”.
Cuestión que, cada vez que el semáforo se ponía en rojo, los bocinazos aturdían a transeúntes desprevenidos. A 60 días y poquito de asumir Milei con el 56% de votos, en una zona de clase media-media y media-alta de la capital provincial las bocinas se escucharon hasta en la Casa Rosada, aunque dicen que el presidente no les dio bolilla porque estaba tuiteando, retuiteando y recortando alimentos, medicamentos, poderes adquisitivos a trabajadores y jubilados, y poniéndose de sombrero a todos los gobernadores del país.
vecinos contra el neoliberalismo
Grata sorpresa
Un integrante de Vecinxs contra el Neoliberalismo (que nuclea a vecinos y vecinas de Gonnet, City Bell, Villa Elisa, Gorina), Javier Balsa, nos contó: “Organizamos una protesta contra el DNU gigantesco, antidemocrático e inconstitucional de Javier Milei, que borra de un plumazo decenas de leyes surgidas del debate y los consensos parlamentarios propios de la democracia. No sólo eso, sino que este DNU nos está arruinando la vida a todos, aumentando los alquileres, las prepagas, las tarifas, los boletos de colectivo y trenes, desfinanciando la salud pública y licuando nuestros salarios a una velocidad inaudita”, disparó.
Continuó: “Estuvimos algo más de una hora, con nuestros carteles que detallaban estas situaciones y una bandera que decía ‘City Bell contra el DNU’. Y para nuestra grata sorpresa, fueron insistentes los aplausos, los pulgares hacia arriba y los bocinazos en apoyo a la protesta. Evidentemente, el humor social está cambiando…”, describió Javier.
Bocinas y más bocinas
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