“Encontré la libertad. Perder toda esperanza, era la libertad” (del filme El Club de la Pelea – 1999)
Si hay algo realmente positivo en esta campaña electoral es que, quizás por primera vez en la historia, la derecha argentina ya no se camufla. Así como en 2015 dio el paso al frente de reunir todas sus fuerzas en una única alianza política, y entre 2015 y 2019 gobernó de acuerdo a sus valores e ideas, ahora avanzó un casillero más: sus principales dirigentes expresan públicamente sus propuestas de precarización-flexibilización laboral y su sueño eterno de liquidar al peronismo.
Antes, la derecha no hubiese usado un megáfono para decirle a toda la sociedad que quiere retroceder al 25 de septiembre de 1933. Ahora sí. Lo dijo alto y claro el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y enseguida muchos hicieron de coristas.
Eso es realmente positivo. Porque los ciudadanos sabrán perfectamente qué votan, y si la derecha ratifica el 14 de noviembre el resultado de las primarias -algo altamente probable-, nadie podrá decir “yo no sabía”, como cuando la aplanadora macrista-radical lanzó un ejército de topadoras el 10 de diciembre de 2015 sobre toda la geografía nacional y, en apenas tres años, logró su cometido de llevar a los márgenes a más de 20 millones de personas y dejar a la Nación parada en una cuesta irremontable y sin freno de mano (léase, deuda externa histórica e impagable por donde se la mire).
A propósito, el 26 de septiembre de 1933 se sancionó la ley 11.729 que modificó el Código de Comercio. La iniciativa, presentada en el Congreso por el diputado socialista Enrique Dickman, creó una serie de derechos laborales para los trabajadores de ese rubro, incluyendo por vez primera la figura de la indemnización por despido.
En 1944, mediante el decreto 33.302, el secretario de Trabajo y Previsión de la Nación, Juan Domingo Perón, lo hizo extensivo a casi todo el universo laboral, tal como explica en el excelente artículo Una ley laboral cuyo autor fue asesinado en 1977 el ex ministro de Trabajo bonaerense, Oscar Cuartango (el tema del proyecto de la derecha de eliminar la indemnización por despido será tratado extensamente en una nota que 90lineas.com publicará mañana, martes 12 de octubre).
Quitar ese derecho histórico de la clase trabajadora argentina podría contar, desde el 14 de noviembre próximo, con el aval de los votos. De manera tal que aquellos que presumen de democráticos deberán respetar esa decisión y todas las que vendrán detrás, porque no se requiere ser un cientista político para entender que la eliminación de la indemnización es la punta de un iceberg llamado flexibilización laboral. El pueblo nunca se equivoca, de modo que…
“Tuve que pagar una fortuna a una chica que trabajó conmigo como empleada doméstica un mes y diez días. Y ni hablar de otra que tuve 6 o 7 años (…) Hay que terminar con la indemnización por despido porque funde a las Pymes”, mintió una de las puntales de la derecha vernácula, Elisa Carrió, durante un acto en Villa La Angostura, Neuquén (Cronista, 6 de octubre de 2021).
Mintió dos veces: nadie paga una fortuna si despide a una empleada que trabajó 40 días (basta leer la ley para comprobarlo) y ese no es un reclamo de las Pymes (basta con leer los documentos que periódicamente publican las asociaciones que las nuclean).
Pero vamos a la médula. Lo realmente positivo de la intervención de Carrió es que ya no disimula ser una supuesta progresista que lucha contra la corrupción (nunca fue ninguna de las dos cosas), y se muestra abiertamente como es en realidad: una señora bien (no “de bien”) que se queja del servicio doméstico tomando el té y jugando a la canasta con sus amigas.
Carrió: “Tuve que pagar una fortuna a una empleada doméstica que trabajó un mes y diez días (…) Hay que terminar con la indemnización por despido porque funde a las Pymes”
Por su lado, el hombre que dice haberse sumado a la política desde la no política para cambiar la vieja forma de hacer política junto a los viejos políticos, es decir, Facundo Manes, también levantó la bandera de quitar derechos laborales. “Manes respaldó la idea de Larreta de eliminar las indemnizaciones. El candidato del radicalismo se mostró a favor de una ‘profunda reforma laboral’” (La Política Online, 9 de septiembre de 2021).
Mintió Manes en cada spot publicitario para las primarias: no viene de la no política. “La cúpula del primer partido político nacido al ritmo del ‘que se vayan todos’, el cántico de los cacerolazos, realizó días atrás la mayor acción política concreta desde su fundación a finales de febrero último. Pidió por carta al presidente norteamericano, George W. Bush, que no aprobara envíos de dinero a la Argentina mientras ésta no completara las ‘reformas estructurales’ pendientes que exige el Fondo Monetario Internacional, especialmente la reducción del gasto público y la reforma política (…) Los jóvenes lanzados a políticos son Facundo Manes, de 33 años, neurólogo con diploma de Cambridge; Marcelo Bomrad, de 35, ingeniero industrial con título de la Universidad de Harvard, ex director de Repsol-YPF y del laboratorio Novartis; Sergio Gregov, también de 35, abogado; Gastón Manes, de 32, abogado y profesor de derecho internacional; Darío Curátola, de 34, empresario” (La Nación, 7 de abril de 2002).
Manes: «No soy político, vengo a plantear el conocimiento y no a alimentar la novela de la política»
Pero volvamos a la médula. Lo realmente positivo de la intervención de Manes es que dijo lo que piensa respecto de la legislación laboral. Y en su caso, lo dijo antes de las PASO, de modo que aquellos que lo votaron el 12 de septiembre aprueban la eliminación de la indemnización por despido con o sin causa. También saben ahora, por si en 2002 eran chicos, que el neurocirujano está convencido de que Argentina debe implementar reformas estructurales draconianas como pedía el FMI en aquel momento.
“Para mayo del 2002 el desempleo alcanzó el 21%, la informalidad laboral superó el 40% de los asalariados, la tasa de pobreza se ubicó aproximadamente en un 50% de la población y la desigualdad del ingreso alcanzó también su pico histórico, ya que medida por el coeficiente de Gini llegó a 0.54” (Políticas contra la pobreza en Argentina, 2002-2015. Alcances, limitaciones y desafíos – Revista Reflexiones, junio de 2019).
Fue en ese marco socioeconómico que Manes&Friends le escribieron a Bush pidiéndole que no le diera un peso al país hasta que no se cumpla el plan del FMI que, entre otras medidas, incluía “implementar un profundo ajuste fiscal; dejar flotar libremente el tipo de cambio; implementar una política monetaria contractiva; diseñar un cronograma para negociar la reestructuración de deuda en cesación de pagos con acreedores privados, garantizando un ‘tratamiento aceptable’ para la mayoría; establecer un ancla monetaria; reformar y reestructurar los bancos públicos reduciendo su personal; aumentar las tarifas de los servicios públicos”, y un largo etcétera. En buen criollo: un ajuste salvaje (Pablo Nemiña, Instituto de Altos Estudios Sociales, Documento de Investigación Social Nº 8, UNSAM).
Hay que reconocer que el neurocirujano es coherente. Hoy, luego de que la alianza de derecha a la que pertenece dejó al país con números socioeconómicos iguales o peores que los de 2001/2002, vuelve a proponer un ajuste.
Lo que realmente llama la atención de Horacio Rodríguez Larreta, Elisa Carrió y Facundo Manes es que propongan nuevas formas de despedir -a pedir de boca de los grandes empresarios-, en vez de proponer un proyecto de desarrollo productivo que genere puestos de trabajo de calidad, movilice el mercado interno, aumente las exportaciones con valor agregado, dinamice la obra pública, mejore la calidad de vida de los argentinos, urbanice las más de 4.000 villas miseria, etcétera.
Aunque la política de vivienda también la dejaron en claro cuando mandaron las topadoras contra mujeres y niños que se habían asentado en un eterno terreno baldío contiguo al Barrio Carlos Mugica, más conocido como Villa 31 de Retiro, incendiando las casillas y sin brindar ninguna solución habitacional de fondo. El 17 de octubre, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, anunciará un plan quinquenal de construcción de 500.000 viviendas. Populismo puro y duro.
La política de vivienda de la derecha tiene un parecido impresionante con la que desarrolló en la capital federal el intendente de la dictadura cívico-militar, Osvaldo Cacciatore. Y los archivos no mienten.
Una medida superadora de la derecha es la que anunció la ex gobernadora de la Provincia de Buenos Aires/ex orgullosamente bonaerense, María Eugenia Vidal, quien se prepara para darse un baño de masas (porteñas) el 14 de noviembre que la vuelvan a poner en carrera tras el tremendo porrazo que se dio en las elecciones de 2019: “Otra propuesta es que nuestros jóvenes tengan la mitad de los aportes patronales que hacer y la mitad de un salario mínimo cuando entran a trabajar ($14.000), todo va en la línea de que nuestro sector productivo se recupere después de un año y medio que no pudo trabajar (sic)” (Canal La Nación+ – 27 de agosto de 2021).
“Ahora la oportunidad es frenar el quórum en ambas cámaras y tener la presidencia de la Cámara de Diputados” (Vidal, entrevista en el canal del Pro)
La cabeza de lista de la derecha ultraliberal porteña, que lleva al economista Martín Tetaz, a la historiadora Sabrina Ajmetech (quien niega que las Malvinas sean argentinas y justifica La Noche de los Lápices como una operación contra los Montoneros), al misógino y provocador serial Fernando Iglesias, al bussista (de Bussi, gobernador de Tucumán durante la dictadura) Pablo Walter, entre otros, vio que sus ideas de hiperprecarización laboral fueron avaladas por la inmensa mayoría del electorado de la capital federal, de manera que dio un paso al frente y avisó que “vamos por todo”, para explicar que si ganan el 14N usarán su mayoría para quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados, rompiendo una arraigada tradición democrática. Es decir que el macrismo-radical pondría un hombre o una mujer en el 3º lugar de la línea de sucesión presidencial. Quizás Emilio Monzó intente convencerla de que no es bueno, dada su experiencia (o no).
“Emilio Monzó fue elegido para presidir la Cámara de Diputados a partir del 10 de diciembre (…) Destacó al Frente para la Victoria por haberlo votado, respetando que el partido de gobierno ocupe el 3º lugar en la línea de sucesión presidencial” (El Parlamentario, 4 de diciembre de 2015)
LA REPÚBLICA CÍNICA INDEPENDIENTE
“Con esa plata se podrían comprar 150 mil computadoras para que puedan estudiar nuestros jóvenes. Se pueden hacer 28 escuelas secundarias. ¿De qué estamos hablando? ¿Estamos hablando de construir un futuro mejor o de influir en el voto hipotecando nuestro futuro?”, tuiteó el primer candidato de la derecha a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, Diego Santilli, a raíz de la propuesta del gobernador Axel Kicillof de subsidiar viajes de egresados (algo con lo cual, vale aclararlo, no estamos de acuerdo).
Pero… a la médula. El cinismo de Santilli excede todo lo imaginable. Por partes: 1-“Con esa plata se podrían comprar 150 mil computadoras para que puedan estudiar nuestros jóvenes” (lo dice un representante cabal del gobierno que durante 4 años suspendió el plan Conectar Igualdad que, precisamente, contempla la entrega de computadoras a los alumnos). 2-“Se pueden hacer 28 escuelas secundarias” (lo dice el correligionario de quien siendo gobernadora desfinanció el sistema educativo bonaerense como nunca desde 1983 y cerró escuelas, como nunca desde ¿1810?). 3-“¿Estamos hablando de construir un futuro mejor o de influir en el voto hipotecando nuestro futuro?” (lo dice uno de los principales dirigentes de la alianza que entre 2015 y 2019 hipotecó el futuro de la Argentina entera por décadas, contrayendo una deuda en dólares impagable de la cual ningún ciudadano de a pie vio un centavo).
“Que la gente agarre todo lo que le están dando porque después lo vamos a tener que devolver. A esto lo vamos a tener que pagar”, dijo Martín Tetaz en el programa de Legrand-Viale, haciendo un show mediático con una remera que decía “platita” y tirando billetes falsos con un par de pistolas de plástico. “Esto lo vamos a tener que pagar”, remarcó, en referencia a la supuesta emisión de dinero que estaría realizando el Gobierno en campaña: lo dice un dirigente de la alianza que entre 2015 y 2019 hipotecó el futuro de la Argentina entera por décadas, contrayendo una deuda en dólares impagable de la cual ningún ciudadano de a pie vio un centavo, pero que todos y cada uno de los ciudadanos de a pie tendrán que pagar con menos educación, salud, infraestructura pública, etc, etc, etc, etc (cualquier semejanza con el párrafo dedicado a Santilli, no es mera casualidad).
Martín Guzmán, el responsable de negociar la deuda más grande de la historia argentina
Martín Tetaz, el bufón de la mesaza
La derecha argentina ha dado un paso gigantesco. Ya no se disfraza, no se camufla, no dice que quiere A para luego hacer B. De esta manera, el voto de cada ciudadano avalará o no sus propuestas de precarización/flexibilización laboral, de romper las tradiciones democráticas y de no decir qué país quieren construir, pues si bien se puede deducir a partir de algunos de sus sincericidios, nunca terminan de darle forma a un proyecto integral de Nación.
En la película de culto El Club de la Pelea, una reflexión hipercrítica acerca de la sociedad de consumo en la cual vivimos y los efectos que provoca en los individuos, el narrador dice en un momento: “Encontré la libertad. Perder toda esperanza, era la libertad”. El mensaje de la derecha es cualquier cosa menos un mensaje de esperanza. Nos proponen un futuro sin certezas ni seguridades, sin protección de los más débiles, sin lineamientos claros, con menos derechos, con una justicia nacional subordinada a la justicia porteña para proteger a su líder Mauricio Macri de los juicios por la estafa del Correo y Socma, con ricos offshore y pobres para toda la vida… ¿Será esa la libertad de la que tanto hablan?