Por Ana Laura Dagorret *
La huelga de guionistas y actores en Hollywood es uno de los temas que ha ganado las portadas de cantidad de sitios de noticias, así como horas de cobertura en radio y televisión. La preocupación de analistas de espectáculos se centra principalmente en la incertidumbre que genera la paralización de las actividades, que ya llevó a la interrupción de proyectos en curso de varias cadenas de streaming y estudios cinematográficos.
De lo que no se habla es de lo más evidente: la crisis del sistema capitalista ha llegado al centro global de la producción de sentido. No es casualidad ni tampoco una sorpresa. En Hollywood, los encargados de crear a través de series y películas las correctas formas de ser, sentir y consumir en el mundo occidental comienzan a padecer las consecuencias de la profundización de las políticas que durante años se han reproducido como características del «mundo libre» a través de miles de productos audiovisuales divulgados mundialmente.
Las palabras de la presidenta del sindicato de actores, Fran Drescher, dan cuenta de la situación que viven intérpretes y escritores, pero principalmente pone el foco en el lucro de las empresas que sustentan la industria: «No puedo creer, francamente, lo lejos que estamos en tantas cosas; cómo alegan pobreza y están perdiendo dinero a diestro y siniestro cuando dan cientos de millones a sus directores ejecutivos. Es repugnante».
Las compañías niegan las acusaciones del sindicato, y justifican su decisión de no aceptar las condiciones para una negociación diciendo que han tenido que reducir sus costos debido a la creciente competencia que existe en el medio cinematográfico.
«¿Crees que Disney despediría a 7.000 personas por diversión? (…) Hay una única plataforma rentable en este momento y es Netflix. La industria cinematográfica también es un sector bastante competitivo».
La competitividad es un hecho, no sólo en el mundo del cine sino en el mercado de trabajo en general. Sin embargo, los números muestran una realidad muy lucrativa. Sólo en taquilla, Hollywood llegó a facturar 25,9 millones de dólares durante 2022. A este número hay que sumarle el dinero generado por las plataformas de streaming entre suscripciones y publicidad. En el caso de Netflix, la más popular del mercado, fueron 4,5 millones de dólares sólo en 2022, lo cual ofrece una aproximación de lo que la industria factura.
Con los números a la vista, resulta difícil creer que no existan condiciones para una mejora en los salarios de los escritores y actores. Sin embargo, las empresas siguen firmes en su postura mientras la actividad continúa paralizada. Mientras se extiende el conflicto, empeora el síntoma.
No se trata del fin de Hollywood, pero sí de un elemento que da cuenta de la profundización de la crisis que vive el capitalismo y que desde años es visible a nivel mundial: el aumento del lucro corporativo y las cada vez peores condiciones que enfrenta la clase trabajadora de todo el mundo occidental. Con la crisis llegando a los órganos vitales del sistema, se acelera el declive. Y mientras la lógica de la libertad y las buenas costumbres siga siendo cuestionada, será cuestión de tiempo hasta llegar a la fase terminal.
*Licenciada en Periodismo y Comunicación Social (UNLP) – Analista de Política Internacional – Radicada en Río de Janeiro, Brasil
Fuente: PIA (Periodismo Internacional Alternativo)