Lo hice mil veces. Ya de pibito. Y es que encajaban a la perfección. ¿Qué cosas? El Tema de Pototo y el ritmo tanguero. Es un lindo ejercicio. Digo para quien no lo intentó.
De pibito, escuchando en el Winco que “cantaba todo el día” desde un rincón del living de la casa el primer LP de Almendra -propiedad privada de mis hermanos mayores que yo no respetaba en absoluto-, había dado el primer paso para convertirme en algo que, en aquel entonces, en mi mente infantil estaba totalmente ausente: fanático de Luis Alberto Spinetta, el Flaco.
Pero además de los long play, en un estuche había un montón de discos simples. De todo tipo. Mucha berretada comercial de Música en Libertad y Alta Tensión, lentos de bandas extranjeras como los Bee Gees, canciones de The Beatles y de The Rolling Stones, y mil cosas más que mi memoria hace tiempo guardó en “el fondo del placard”. Pero también había dos simples de Almendra, uno con el Tema de Pototo (Para saber cómo es la soledad) y otro con Hoy todo el hielo en la ciudad.
Tenía 8, 9 años, ¡y cómo me gustaba Almendra! Demasiado, si cabe. Cuando quedaba en soledad y confiscaba el Winco y los discos, dale que dale al álbum y a los simples.
El Flaco dedicó el Tema de Pototo a un amigo y compañero de colegio cuando se enteró que había fallecido en el viaje de fin de curso. Por suerte, aquello fue una falsa alarma, pero lo cierto es que la canción quedó inmortalizada como una de las mejores de la historia del rock argento. En aquel tiempo, yo no tenía idea de qué había inspirado el tema, aunque recuerdo que me llegaba al alma.
“Para saber cómo es la soledad / Tendrás que ver que a tu lado no está / Quien nunca a ti te dejaba pensar / En dónde estaba el bien / En dónde la maldad / La soledad es un amigo que no está / Es su palabra que no ha de llegar igual…” Sublime poesía de un Luis de 17 años.
Con el tiempo empecé a cantar esa última parte, la que parte el alma -valga la redundancia- asegurando que “La soledad es un amigo que no está / Es su palabra que no ha de llegar igual…”, en formato de tango tradicional. Y puesto que quedaba como anillo al dedo, después seguía. Ahí, al alcance de un pibe sin instrucción musical más que la que nos da escuchar mucha pero mucha música, estaba el romance, el amor incondicional, la unión para toda la vida entre Spinetta y el tango.
Ya de joven, con mis propios discos de rock y sólo rock y lecturas apasionadas de revistas especializadas -algunas tan berretas como Música en Libertad o Alta Tensión, otras muy buenas-, supe encontrar tango en toda la obra del Flaco.
Cierta vez, en la nota Luis Alberto Spinetta: Muchacho (ojos de música), me atreví a escribir: “Luis fue también el autor de la más hermosa letra de tango para música rock, donde narra, con formato de cuento corto y ameno, la atrapante historia del Capitán Beto…”
Es por ello que, cuando hace un par de años se anunció “Se viene un disco con versiones tangueras de temas de Spinetta”, no sólo no me sorprendió sino que lo esperé como la tierra al agua. Las dudas sobre la calidad final del trabajo asaltaron mi espíritu rockero y spinetteano, por supuesto. ¿Le harán honor?, era la pregunta que resonaba en el agujero interior.
¡Pucha que sí! Ese trabajo se llamó Spinettango y, casualidad o causalidad mediante, comenzaba con una hermosa versión tanguera del Tema de Pototo.
Spinettango vio la luz el 1º de abril de 2022. Tiempo después, en una entrevista que le realizó la agencia estatal de noticias Télam (antes de que la alcance la maldita motosierra), el productor del disco, Hernán “Don Camel” Sforzini -baterista ligado al reggae y al rock y productor discográfico reconocido por el proyecto ecológico / musical Planta & Canta-, contó que la palabra “Spinettango le bajó” una vez que estaba en la playa. Entonces contactó con su único amigo tanguero, el cantante Santiago Muñiz, y la “empresa” se puso en marcha.
En una nota publicada en el sitio musicasdelmundo.com.ar, Santiago Muñiz contó que «cuando era chicos, si en la radio sonaba Carlos Gardel no volaba una moisca, y si llegabas a hablar, mi padre te miraba y era suficiente apara hacer silencio».
Muñiz es un cantor de tangos con formato tradicional. Mejor, imposible. A cada tema le dio una impronta tanguera impresionante, con un respeto supino por la esencia musical de Spinetta. Le dijo al colega Andrés Valenzuela, de Página 12: “Creo que Spinetta tuvo una influencia muy importante del tango. Tal vez por una cuestión familiar, porque Luis Santiago (el padre del Flaco) fue cantor de tango, y ese aroma perfuma gran parte de su obra y poesía. Ya desde los primeros discos de Almendra hay una cosa ciudadana que roza el tango permanentemente y, desde ahí, a toda la obra que sigue adelante. Siento que tiene una identidad con la música de Buenos Aires, con el barrio”.
Ahora bien, antes de seguir contando cómo se hizo el disco, para lo cual hay que viajar hasta Córdoba, quisiera volver sobre la poesía innata del Flaco. Es que si escribió las canciones que escribió con 16, 17 años, como, entre muchas otras, Tema de Pototo, vale recordar que Barro tal vez la compuso a los 15, cuando andaba en tercer año del secundario. No hace falta decir que es una de las mejores piezas de Luis, del rock argentino y de la música nacional en general. A punto tal que la Negra Sosa la incorporó a su cancionero; y eso que no es fácil que un cantante popular haga temas spinetteanos.
Cuestión que Barro tal vez recién fue “presentado en sociedad” en 1982, es decir, diecisiete años después de su nacimiento, y formó parte del discazo Kamikaze (Spinetta solista).
Volviendo al proceso de creación de Spinettango, Sforzini contó que junto con Santiago Muñiz comenzaron a buscar un grupo de tango que los convenciera. Hasta que se toparon con Damián Torres Quinteto, cordobeses de pura cepa.
Así las cosas, Muñiz y el Damián Torres Quinteto tomaron para la grabación el nombre “Los Altiyeros”. Altiyero es una palabra que viene del lunfardo y que significa algo así como muy bueno o excelente.
Confió a Télam que “no fue difícil” encontrar el repertorio, que lo definieron “en un par de semanas” con Santiago Muñiz. Luego, los cuatro invitados: “Cada uno de los invitados es una institución en sí, cada uno aportó su marca y sello personal, lo cual le da al disco una variedad sonora en su desarrollo. Falta y Resto (grupo de murga uruguayo) sumó poesía y alegría a ‘Bajan’, Litto Nebbia aportó emoción y valor histórico a ‘Muchacha ojos de papel’, Daniel Melingo sumó mística a ‘Cementerio Club’ y Mimí Maura le puso el balance de energía perfecto a ‘Durazno sangrando’”.
Nadie me preguntó, pero si alguien me pregunta, le diría que me quedo con las versiones sin invitados.
Finaliza Sforzini, quien ofició de productor general: “En la obra de Luis hay canciones que por su lírica ya son tango, ‘El anillo del Capitan Beto’ (nunca más de acuerdo), ‘Laura Va’, la intro de ‘Cantata de puentes amarillos’ (…) Si escuchás el ‘Tema de Pototo’ o ‘Seguir viviendo sin tu amor’ se revela el ADN tanguero de Luis”.
A mí me sorprendió muy gratamente que la zamba-rock que el Flaco compuso a sus adolescentes 15 años, Barro tal vez, a cargo de Los Altiyeros nos es un tango, es un verdadero tangazo.
Barro tal vez (Los Altiyeros – 2022)
Si bien es cierto que Spinetta traía el tango en su ADN, si recorremos rápidamente la trayectoria de Luis vamos a encontrarnos con dos bandoneonistas en el tercer LP de Invisible, titulado El Jardín de los Presentes: Juan José Mosalini y Rodolfo Mederos. En ese disco hay mucho tango y mucho jazz, y el Flaco, a partir de allí, se inclinó decididamente por el jazz rock, que explotó en el trabajo solista A 18’ del Sol y en la primera etapa de Spinetta Jade.
Tema de Pototo (Los Altiyeros – 2022)
Spinetta y el resto de Almendra, fundamentalmente Emilio del Guercio, eran admiradores de Astor Piazzolla. El Flaco ponía al músico que revolucionó la música ciudadana a la misma altura que The Beatles cuando hablaba de las primeras influencias.
Lo cierto es que Piazzolla terminó siendo admirador de Luis, tanto que lo invitó a tocar él. El Flaco le dijo que no porque no se sentía preparado: La humildad de los grandes de verdad.
El anillo del Capitán Beto (Los Altiyeros – 2022)
Spinettango es un trabajo maravilloso, que logra esa unión siempre presente pero nunca explícita entre uno de los creadores del rock argentino y el tango. Tiene 12 temas, a saber: Tema de Pototo, Muchacha ojos de papel, Plegaria para un niño dormido (Almendra), Bajan, Mi espíritu se fue, Cementerio Club (Pescado Rabioso), Durazno sangrando, El anillo del Capitán Beto, Los libros de la buena memoria (Invisible), Barro tal vez, Seguir viviendo sin tu amor (solista) y Gricel, un tango de Mariano Mores y José María Contursi que Luis y Fito Páez versionaron en su álbum doble La la la.
Seguir viviendo sin tu amor (Los Altiyeros – 2022)
Fuentes consultadas: Télam (antes de la nefasta motosierra), P12, Tiempo Argentino, Músicas del Mundo.