Sin duda alguna, más allá de los robos e ilícitos de todo tipo que cometen, muchos de ellos de extrema gravedad, a varios individuos del mundo del hampa platense se los reconoce también por sus excéntricos apodos, que en más de una ocasión hasta generaron risas y temas de debate entre la cúpula policial. Hay quienes afirman que los alias se los ponen ellos mismos, o sus allegados del barrio, mientras que otros aseveran que también se los imponen sus propios compañeros de prisión, una vez que caen en ella.
Lo cierto es que hay un sinnúmero de delincuentes dentro de la región que se hacen llamar de una determinada manera e, incluso cuando son aprehendidos, no se identifican con su nombre sino con su mote.
Uno de los que más espacio ocupó en los medios de comunicación en las últimas semanas fue “El Cono”, un peligroso ladrón de 15 años a quien acusan de balear y matar a un repartidor en una estación de servicio de 7 y 99 el 3 del presente. Además, se lo señala como uno de los tres sujetos que le dio muerte a Matías Tejeda (18) el 4 de septiembre en 1 y 92.
Aunque sin poder certificarlo de manera total, una calificada fuente, que durante años lideró el Comando de Patrullas La Plata, admitió que “si bien parece mentira, se le puso así una vez que robó dos conos de la Policía de la caja de una camioneta de la fuerza”. Y la historia lejos está de ser falsa: el precoz malviviente fue ascendiendo de nivel y convirtió los simples hurtos de su primera adolescencia en despiadados ataques con víctimas fatales. Actualmente, se encuentra alojado en un instituto de menores con causas como “homicidio triplemente calificado” y “robo agravado y homicidio doblemente calificado” entre su legajo.
El Fundillo es otro joven de alta peligrosidad, cuyo apodo deviene por su contextura física: “Prácticamente no tiene cintura y se le caen los pantalones”, graficó un vocero, que lo conoce bien. Con 18 años, forma parte de la organización criminal liderada por “Pedrito Reyes”, a quien se denomina así no porque ese sea su apellido (sí su nombre), sino por un reconocido exfutbolista. Ambos viven en Altos de San Lorenzo. Entre sus últimos ataques se destaca un asalto a mano armada (con pistolas y facas) el 15 de agosto en 19 y 72. “Pedrito” sigue prófugo y su cómplice cayó en un allanamiento en 18 entre 89 y 90, donde se incautaron armas tumberas, un machete y plantas de marihuana.
Sarna, Sonri, Momo
Después, hay otros apodos que se explican por sí solos. Por ejemplo, el “Sarna”, un individuo de 34 años a quien demoraron por asaltar una casa de repuestos de 7 y 528, “comenzaron a llamarlo así sus amigos del barrio, porque en su infancia sufrió” esa enfermedad contagiosa en la piel.
El “Sonri”, a su vez, “es una especie de Carlos Robledo Puch, El Ángel Negro: bajo su tierna y al parecer inofensiva cara alegre se esconde un ser oscuro”, relató un portavoz. El susodicho es un menor de 17 años que lejos está de ser un santo. Posee frondosos antecedentes penales pese a su edad y tras robarle el celular a una mujer en City Bell se registró su domicilio del barrio Savoia: allí se hallaron otros 12 teléfonos, una bicicleta de alta gama, decenas de autopartes, una Tablet y cuatro plantas de marihuana.
En tanto, “El Gitano” pertenece a esa comunidad y para los residentes de su área de Villa Elisa fue sencillo encontrarle el sobrenombre. Con 20 años, se dedica a las entraderas, donde somete a las víctimas con machetes. En su último ilícito se había apoderado de $90.000 y elementos de valor de dos inmuebles de 4 y 442, pero no llegó lejos y lo capturaron. Por último, a “Papito”, de 39 años, lo acusan de intentar atropellar en Villa Elvira a su expareja en dos ocasiones.
Otros alias que no tienen explicación alguna pero vale la pena mencionar son “El Momo” y “El Chano”, ladrones de baja monta de City Bell pero que causan temor en los vecinos. El primero tiene 23 años y el otro, 18.
“El Leyos” tomó notoriedad luego de golpear y robarle a la policía de Ensenada cuando fueron a arrestarlo por una causa de violencia de género. Fue barrabrava de Cambaceres e instructor de kickboxing en el polideportivo de la vecina ciudad, mientras que “Torreja” es narco que vendía drogas frente al penal de mujeres de Los Hornos, y tenía como principales clientes a familiares de detenidas.
Para finalizar, están las organizaciones que tienen apodos y en ese aspecto se destaca “La banda del Pucho”, que genera temor al incendiar autos en la vía pública platense, “La banda del peluquero”, que cometían entraderas y su líder era precisamente peluquero en Los Hornos y “Los Pepitos”, reconocidos y peligrosos ladrones de Ensenada.
De la década de los ´80 y en «La Favela»
Famosos delincuentes con prontuarios frondosos, algunos de ellos ya fallecidos, fueron muy reconocidos en la década del ´80 y se refugiaban en el barrio de Tolosa conocido como «La Favela», estaban «El Tanga», «Rocky», el «Zuncho» y «el Potín», todos por cierto muy temidos en aquel entonces y cuyos apodos quedarán por siempre escritos en el mundo del hampa local.