La gravedad de la inseguridad vial que padecen las personas que transitan las avenidas y calles bonaerenses requiere de medidas realistas y no de parches. El lamentable récord de fallecidos, heridos, invalidez y familias devastadas psicológicamente, como consecuencia directa del inaceptable número de siniestros, exige de políticas de estado municipales y de ordenanzas y leyes acordes a lo extremo de la situación.
Desde la ONG Corazones Azules Argentina consideramos que en La Plata tenemos un Estado municipal ausente que no realiza educación vial, no desarrolla campañas de concientización y tampoco legisla en consecuencia.
Impotencia y un profundo enojo, casi incontenible, aflora en cada muerte, cada herido y cada ser humano que queda incapacitado. Pero también en cada familia destrozada como consecuencia de un evitable siniestro vial que ocurre en las calles y las avenidas platenses. El daño no es solo psicológico, sino también económico, porque la adquisición de una discapacidad quiebra los presupuestos familiares. Son muy pocas las familias que pueden afrontar estos gastos.
Lo reñido con la ética se refleja cuando asistimos impávidos a acciones meramente recaudatorias, donde el valor de los ingresos al municipio por mal estacionamiento e infracciones está por encima del valor de la vida humana. Es obvio que para el Gobierno municipal la prevención no es el objetivo, ni siquiera una prioridad más.
No hay nada tan absurdo y al mismo tiempo despiadado cuando se pierde la vida por falta de políticas serias y realistas: en lo que va de 2020, y sólo en el distrito de La Plata, registramos 31 muertes en siniestros viales. De esos fallecimientos evitables, 21 corresponden a personas que se trasladaban en moto, 8 en autos, 1 peatón y 1 en bicicleta. Y la cifra va en aumento.
ACCIONES
Desde Corazones Azules, no nos hemos quedado en el cómodo lugar de ser solo observadores y analistas de la realidad vial que padecemos. Muy por el contrario, hemos realizados propuestas basados en la experiencia internacional de nuestra ONG, pero también en la observación de la problemática local, que es única en lo cultural y en lo que respecta a la desidia de la autoridades. Lamentablemente se nos ha ignorado una y otra vez.
En 2017 y en 2018, presentamos en el Concejo Deliberante de La Plata proyectos para declarar la Emergencia Vial. En octubre de 2019, elevamos al mismo cuerpo la iniciativa de Tolerancia Cero para los conductores que hayan bebido alcohol, consumido estupefacientes o psicotrópicos. Es que una persona alcoholizada, o bajo efectos de estupefacientes, tiene 1700% más posibilidades de protagonizar un siniestro vial. Además, solicitamos que se ejecute la ley que establece la Educación Vial como materia de estudio en los colegios. Y Hemos aconsejado que se realicen eficientes controles, en todo el ámbito del distrito, para que se cumpla la ley de tránsito.
Oportunamente se elevó una nota al intendente de La Plata, Julio Garro, ante las nuevas medidas en materia de controles viales mediante el sistema conocido como “fotomulta”, para que informe si están cumplimentados todas los pasos legales que se exigen en la leyes nacionales y provinciales de tránsito y sus respectivos decretos reglamentarios. En el escrito también se le solicitó que lo recaudado en infracciones sea destinado a financiar programas de educación vial.
Y se profundizó aún más con este tema al pedirse que explique si los instrumentos cinemómetros a utilizar están homologados, si los controles a efectuarse se harán con la presencia de inspectores municipales o comunales debidamente identificados y si serán colocados los respectivos carteles identificatorios en los lugares en donde se ubiquen estos mecanismos.
«NO VEN LA REALIDAD»
Es evidente que se trata de tecnología que se puso al servicio de la recaudación más que de la prevención. Pero a poco tiempo de instalarse, esta misma tecnología ya se encuentra, en algunos puntos, inutilizada o absurdamente han sido colocados detrás de ramas de árboles.
Sin embargo, lo grave del contexto catastrófico de la siniestralidad vial, es que la intendencia no ve la realidad que ven los platenses: de madrugada es normal observar vehículos que no están en condiciones de circular, la violación de los semáforos en rojo, el exceso de velocidad, conductores con falta de reflejos, motos zigzagueando o haciendo “Willy” con sus conductores sin casco. Y ningún control municipal observando que se respete la ley.
Y de día, autos y camionetas en condiciones deplorables, niños viajando en los asientos delanteros, o en los asientos traseros sin estar atados a los “sillitas” especiales, ni siquiera con los cinturones de seguridad puestos. O lo peor: viajando atrás parados con las manos tomadas de los asientos delanteros.
Y a toda hora, verificamos el expendio de combustible a motos cuyos conductores no llevan casco, cuando por ley está prohibido.
También hemos observado el mejor ejemplo de falta de políticas de educación y prevención cuando familias enteras viajan en una moto de baja cilindrada por la mitad de una avenida o por las calles, especialmente de la periferia, sin poder frenar en las esquinas. Ya hemos tenido que lamentar la incomprensible pérdida de la vida de menores por esta práctica que se desprende de la ignorancia y el “descontrol” municipal.
La ausencia del municipio es más que evidente y se refleja en los altos niveles de siniestralidad. De continuar esta soberbia sordera, el cajoneo de nuestros proyectos, la impericia y la improvisación, y la codicia recaudatoria por sobre la prevención, en nuestras calles seguiremos pintando corazones azules por aquellos que murieron en siniestros viales evitables. Y en cada pintada volveremos a sentir la impotencia de saber que habrá más familias devastadas, como las que en ese momento pintan sobre el asfalto, con el sonar de las sirenas de bomberos y ambulancias, el nombre del ser amado absurdamente perdido.