A diferencia de la primera ola de coronavirus en el país, esta segunda vino con mucha más fuerza y los números hablan por sí solos, con un promedio arriba de los 20.000 contagiados diarios a nivel nacional y una cifra de decesos escalofriante. Los médicos están en la línea de fuego al trabajar directamente con los pacientes que llegan con la fuerte enfermedad, así como también choferes de colectivos y otros empleados esenciales que están en el día a día con la gente. Claro que los integrantes de las fuerzas de seguridad no escapan a la terrible situación y se encuentran, a su vez, inmersos en una profunda crisis de la que no pueden salir.
“Como los bomberos y los profesionales de la salud, ya sean doctores o enfermeros, no pueden dejar de asistir a su trabajo. Sí, desde luego, alguien puntual que se haya enfermado, pero no a nivel general. No se puede parar a la Policía, ni se pueden cerrar comisarías, destacamentos o Alcaidías Departamentales”, le dijo a 90líneas.com un comisario platense de alto rango. Y agregó: “La nuestra es una profesión de riesgo, siempre lo fue, y ahora más, porque no sólo debemos lidiar con la delincuencia, que azota a diario y no se toma descanso, sino también con el virus”.
Durante 2020 se desinfectaron todas las seccionales de la región, desde la Primera ubicada en la zona céntrica de La Plata hasta la Decimosexta, de Villa Ponsati. Pese a eso, varios uniformados contrajeron la enfermedad de todos modos, sin que por suerte la situación llegara a desbordarse.
“Se controló bien y no se produjeron contagios masivos”, aceptó el vocero consultado por este medio, restándole importancia a que, sin embargo, varios colegas suyos no hayan pensado, en su momento, de la misma manera y levantaron la voz para denunciar que se sentían desprotegidos porque no se aplicaba protocolo alguno cuando había un caso sospechoso. Por aquellas épocas del año pasado habían dicho que las autoridades los hacían ir a cumplir con sus funciones habituales sin importarles que tengan un compañero con Covid-19, o con posibilidades de tenerlo por ser contacto estrecho. “Nos obligan a ejercer turnos de 16 horas, muchas veces en lugares con poca circulación de aire, y con oficiales que tienen síntomas compatibles al coronavirus”, se quejaron.
Trabajos restringidos
El panorama, ahora, resulta desolador por los números que se están manejando: según datos publicados por los ministerios de Salud y Seguridad de la provincia de Buenos Aires, hasta mediados de este mes de abril ya se había contagiado más del 10% de los 94.000 efectivos lo que, en promedio, se traduce en un total de 151 nuevos casos por día en la fuerza donde, en tanto, ya se registraron 40 muertes a causa del virus.
A nivel regional, solo en la última semana hubo que lamentar al menos 70 casos entre la Policía de Berisso, entre confirmados y sospechosos. Todos, por supuesto, fueron aislados bajo los protocolos reinantes. El lunes 19 los uniformados apartados eran 30, pero ya el martes 20 superaron los 70, incrementando el número en más del 100%, siempre de acuerdo a voceros que dialogaron con este medio. Esto llevó a que tanto las comisarías del área como el Comando de Patrullas (CP) de la vecina localidad trabajen de manera restringida, con los riesgos que eso implica para los vecinos y la falta de móviles para paliar el creciente delito.
Sin ir más lejos, los mismos titulares de las seccionales Primera y Cuarta de Berisso se enfermaron, al igual que compañeros suyos de otras comisarías de la zona, de un destacamento, del CP y de la Jefatura Departamental.
Hábeas corpus
Claro que no se trata de hechos aislados ni mucho menos, ya que lo que pasa en la mencionada localidad es lo que pasa, a su vez, en La Plata. De hecho, el abogado local Damián Alberto Barbosa presentó un hábeas corpus por el “agravamiento en las condiciones de detención” de dos de sus asistidos que estaban alojados en la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI), donde “hay una proliferación de casos de Covid positivos confirmados” y temía por el contagio de sus clientes. El juez Guillermo Atencio cortó por lo sano y excarceló a ambos por falta de pruebas en su contra.
El problema de este caso fue que el letrado, antes de obtener la liberación de los detenidos, había pedido que se los traslade a alguna Alcaldía Departamental, donde el panorama tampoco es mejor. En off y bajo la condición de que no se publique su identidad, una de las trabajadoras de allí contó que es “alarmante” la cantidad de internos con síntomas compatibles al coronavirus, y “ni siquiera se los hisopa”. Puertas adentro admiten que “(los presos) son los últimos en orden de prioridad: no se terminaron de vacunar a los docentes aún… menos van a hacerlo con los reclusos”.
También a mitad de este mes se confirmaron varios casos en la escuela de policía Juan Vucetich, ubicada en la vecina localidad de Pereyra, sobre el camino Centenario, y en el cuartel central de Bomberos de La Plata. Ninguna de las dos dependencias dejaron de funcionar. “Lo mismo ocurre en otras dependencias, sobre todo en el AMBA, y ninguna cerró sus puertas por la sencilla razón de que no pueden hacerlo”, culminó la fuente de la fuerza entrevistada.
Vecinos con temor
Sin que haya culpable alguno, quien queda en el medio de todo esto son los civiles, los residentes de los diferentes barrios de la región. Varios de ellos mostraron su preocupación por lo que está sucediendo, como Marcos D’amego, de Villa Progreso: “La situación de inseguridad ya era complicada de por sí, con una multiplicación de asaltos de todo tipo. Esperemos que esto no afecte más de la cuenta al cuidado de los vecinos”, y añadió: “Acá en Berisso la problemática delictiva ya era compleja, con robos a cualquier hora del día, y hasta a mujeres embarazadas. Reclamamos constantemente mayor frecuencia en las rondas policiales, y nunca nos escuchan. Ahora, con todo esto, lo que ya era difícil de por sí se terminó de complejizar”.
Marta Hecche, que vive en las inmediaciones de Parque Saavedra, puntualizó: “Con menos policías en la calle, va a haber que cuidarse todavía más, como si ya de por sí no lo hiciéramos. Es difícil vivir así. En esta oportunidad, es por una cuestión mayor y no por desidia, pero a los delincuentes poco les importa eso”.
Por último, varios lugareños de la zona norte platense, como Villa Elisa y City Bell (dos localidades sitiadas por los malvivientes) no se quedaron atrás con los reclamos: “Ya llevamos 13 marchas, cada jueves, para pedir mayor seguridad en la zona. Entiendo que muchos agentes se hayan contagiado, porque buena parte de su trabajo es en la calle y están expuestos, pero la problemática de inseguridad no es nueva, y antes del coronavirus tampoco patrullaban. Ojalá que los que están enfermos se recuperen pronto y empiecen a cuidarnos en serio, porque estamos hartos de las entraderas y de vivir con miedo”.