Si bien la foto del cumpleaños de la esposa de Alberto Fernández en Olivos no tuvo el efecto deseado por la oposición mediático-política, el Frente de Todos perdió a nivel nacional unos 3 puntos porcentuales (la imagen presidencial bajó de un alto 49% a un también alto 46%). Poco para semejante campaña 7×24 desde los medios hegemónicos, pero nada mal para poner al oficialismo a la defensiva.
La agenda de los medios está divorciada de los intereses y preocupaciones de la gente, advirtió uno de los directores del reconocido Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), el español Alfredo Serrano Mancilla, tal como informó 90lineas.com en una nota reciente. Pero dijo que la foto del cumpleaños preocupó al gobierno, pues si bien tuvo poco efecto no pasó desapercibida.
Justo en ese momento, el ex presidente Mauricio Macri se sumó sin pedir permiso a la campaña electoral. Si el peronismo lo hubiese planificado y guionado, quizás no le salía tan bien la jugada. Es que el principal heredero del Clan Macri, el mismo que multiplicó sus empresas por 7 durante la dictadura y que se dio el lujazo de que todo el pueblo argentino le pagase su deuda privada merced a la estatización que puso en práctica Domingo Cavallo sobre el final de aquel siniestro gobierno, inició una sucesión de declaraciones tan desafortunadas que de la noche a la mañana le dieron al gobierno todo el aire que había perdido al soplar las velitas del cumpleaños de Fabiola Yañez.
Primero, en una suerte de sketch tan o más bizarro que el del porro clasista de María Eugenia Vidal, el hombre que en cuatro años cerró decenas de miles de pymes, convirtió el poder adquisitivo de los trabajadores y trabajadoras argentinas en papel picado y endeudó al país en 100 mil millones de dólares le contó a un tal Majul que el actual gobierno tomó más deuda que él.
La respuesta del ministro de Economía Martín Guzmán desde el escenario de un acto popular -un lugar imposible para los ministros de economía argentinos pero muy sano y reparador- fue tan simple y contundente que nadie más habló del tema: fueron 100 mil millones de dólares contra cero. Y ello está demostrado por los datos oficiales de esta administración y, mejor aún, de la anterior.
YO EVADO, TU EVADES, ÉL EVADE
Cuando parecía que la temible máquina mediática-hegemónica que todo lo devora había pasado página, el hombre de las 50 cuentas off shore en Panamá fue por más. Dijo que para tener dinero en Argentina no hay que pagar los impuestos. Si lo sabrá él…
¿Fin? No. El jefe de la mesa judicial donde se creaban las causas contra los opositores realizó otra tremenda reflexión que le valió una lluvia de críticas durísimas. “Si nos encontramos con que la mayoría de los argentinos decimos basta, eso va a generar una recuperación de la esperanza. Va a haber un respirar, un aire nuevo el lunes (posterior a las PASO) diciendo ‘bueno, o cambien o se van a ir’. Si siguen, en el tiempo se van a tener que ir, porque han perdido el apoyo, se ha destruido la confianza” (Macri dixit).
¿Golpista yo? No. Solamente recordar que su familia se enriqueció en connivencia con la dictadura del 76 al 83.
“El ex presidente Macri dijo en Radio Mitre Córdoba que el Gobierno ‘o cambia o se va a tener que ir’. Es muy grave que hable de interrumpir un mandato constitucional. Espero que los partidos que compiten en libertad se expresen con firmeza. Defender la democracia es tarea de todos», publicó en Twitter el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
El ministro de la Producción, Matías Kulfas, fue más allá. “Con lo que dijo hoy, Macri demuestra su autoritarismo (…) Son los mismos que en otros tiempos promovían golpes de Estado”, afirmó en referencia a Juntos por el Cambio.
“Se van cayendo esos velos (pseudodemocráticos) y de a poco muestra lo que es: una persona que piensa evadir impuestos, para la cual la democracia no es tan importante, y que si un gobierno no gusta, se tiene que ir”, disparó Kulfas.
La jefa comunal de Quilmes, Mayra Mendoza, opinó que “cuando se relajan y se salen del guión expresan lo que realmente sienten, que es muy dañino para nuestro país. Lo de Macri es nefasto”, sentenció.
A LA DERECHA (EXTREMA)
Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal no conducen en el Pro ni en Juntos por el Cambio. Está visto que ese espacio político sigue en manos de Mauricio Macri y de Patricia Bullrich, y que ambos hayan tomado un rol protagónico en la campaña fue un soplo de aire fresco para el peronismo.
Aunque en las oficinas de algunos medios ya deben estar preparando alguna jugada para contrarrestar las burradas del ex mandatario, Serrano Mancilla sigue afirmando que a la gente no le va ni le viene la agenda mediática. “Por ejemplo, en el relevamiento (nacional que desarrolló el CELAG y que presentó el 24 de agosto) preguntamos a los 2.002 encuestados si consideraban que el populismo era un riesgo para el país; la inmensa mayoría dijo que en absoluto”. Cabe recordar que Macri habla del populismo un día sí y al siguiente también. Tanto, que llegó a decir que era peor que el coronavirus.
La ex gobernadora bonaerense hasta ahora no dio ningún buen paso hacia una posible conducción del espacio opositor. Es más, desde que se mudó de una base aérea en Morón que fue utilizada por la dictadura al barrio de Recoleta buscando una zona política de confort frente a la dura y compleja provincia de Buenos Aires, ha perdido crédito entre el electorado de derecha.
Si bien está claro que en la CABA ganará, la mudanza no cayó bien ni en la Provincia ni en la República Porteña Independiente. De hecho, varios consultores aseguran que la ultra Patricia Bullrich “medía igual o mejor que Vidal”.
En la otrora apacible capital federal se topó con la extrema derecha de Ricardo López Murphy y, sobre todo, del incendiario Javier Milei, quienes la esperaban con el cuchillo entre los dientes. Y como si fuese poco, encontró en el FdT a un candidato que retiene el voto peronista y gana apoyos más allá de ese sector, el radical popular Leandro Santoro.
En tanto, Rodríguez Larreta se desvive por sumarle a Vidal en CABA y a Diego Santilli en territorio bonaerense, pero todo ese esfuerzo se topa con la irrupción de Macri y una envalentonada Patricia Bullrich, quien escrachada en Ushuaia por sus declaraciones antiMalvinas no tuvo mejor idea que ponerse a filmar a los manifestantes cual servicio de inteligencia.