Finales de los 70, principios de los 80 (y un poco más). Una discoteca, una boda, una fiesta casera. Aquí, en Estados Unidos o en cualquier país europeo. Sonaba “One, two, Aaaah freak out!” (Un, dos, Ah, Enloquece!) y en un par de segundos, en la pista de baile no entraba un alfiler. La canción Le Freak, del grupo Chic, desde su publicación en 1978 se convirtió en uno de los mayores éxitos de la música contemporánea. El tema bailable por excelencia. Todos y todas saltaban a la pista. No había alternativa. El cuerpo lo pedía.
¿Tema bailable por excelencia? Si, paradójicamente. Pues su origen está directamente ligado al “no bailarás”. O, mejor, al “no bailarán aquí” que un patovica neoyorquino les gritó en la cara al guitarrista Nile Rodgers y al bajista Bernard Edwards en la puerta de Studio 54, la más famosa discoteca de la ciudad estadounidense que “nunca duerme”, o eso dicen.
El título del tema fue traducido, quizás caprichosamente, como El Capricho. Freak tiene tantos significados en español y tantos que pueden encastrar con el espíritu de la letra de la canción, que en muchos casos se prefirió dejar en los vinilos y en las tapas de los discos el nombre original, Le Freak, que además es corto y fácil de pronunciar (Le Frik).
Algo similar ocurre con la segunda estrofa. “One, two, Aaaah freak out! / Le freak, c’est chic…” Una suerte de mezcla de francés e inglés que, puesta en contexto, significaría algo así como “el monstruo es elegante”. Y hubo un monstruo, al menos para Rodgers y Edwards.
Chic
UN TOQUE PLATENSE
Quienes andan por los 50 y pico (más o menos), seguramente recordarán o habrán escuchado anécdotas de la discoteca Platino -primero- o Metropolis -luego-, en la platense esquina de diagonal 74 y 47. Todos aquellos y aquellas que no pertenecían al universo rockero, o sea, la inmensa mayoría, daban lo que no tenían por entrar al boliche de moda de La Plata de los años 80. Pero un pibe de baja estatura, menudito en general, salía, se paraba en el primer caño transversal de la valla de seguridad y, señalando con el dedo, decía “vos, vos y vos”. Adentro. El resto (casi todos y todas los que abarrotaban la vereda), afuera.
No entrar era humillante (para muchos y muchas). Hacerlo, era “pertenecer”. ¿A qué? A un grupo exclusivo (¿¿¿???). En fin, que así era. Y no tenemos un sociólogo a mano para que nos explique eso. Desde el universo rockero se lo llamaba sin rodeos “chetos”, en forma despectiva. El adjetivo que rebotaba era “grasas”, y se recibía con orgullo.
En otro boliche de otro tipo, Siddhartha, el patovica en la puerta exigía -no a todos y todas- libreta universitaria para entrar. Increíble, pero real.
¿Y qué tiene que ver esto con Le Freak y Chic?. Si nos remontamos a la noche neoyorquina de fines de los 70, precisamente al año 1977, la discoteca a la que la inmensa mayoría quería entrar para “pertenecer” se llamaba Studio 54. Y utilizaba el mismo criterio para seleccionar quién ingresaba y quién no (con la salvedad de que a esa discoteca iban desde jueces y políticos hasta actrices y actores archifamosos, artistas excéntricos, etc, y que, por lo que sabemos, nadie censurado en Metropolis compuso después uno de los mayores éxitos musicales).
Chic
LA GOMORRA MODERNA
Solían frecuentarlo, entre muchos otros, Yves Saint Laurent, Andy Warhol, John Travolta, Farrah Fawcett, Alice Cooper, Al Pacino, Elizabeth Taylor, Bette Davis, Diana Ross, Mick Jagger, Bianca Jagger, Liza Minnelli, un joven Donald Trump, Brokke Shields y un larguísimo etcétera que incluye a la modelo y cantante Grace Jones, pieza clave en esta historia.
El excéntrico artista plástico, actor y director Andy Warhol una vez dijo que en la puerta de Studio 54 funcionaba la peor dictadura, y dentro la más absoluta democracia. Democracia que hacia el año 1980 degeneró en lo que se llamó “la Gomorra moderna” (el alusión al absoluto descontrol que reinaba en el lugar, donde las drogas duras, el alcohol y el sexo explícito mandaban incluso en la mismísima pista de baile).
Chic
El “espíritu” de Studio 54 llevaba en sí mismo el germen de su autodestrucción. A la generación más politizada y reprimida de la historia estadounidense, la que luchó contra la Guerra de Vietnam, le sucedió otra que no quería saber nada de política sino encontrar sitios de libertad, en particular las minorías (colectividad LGBT, afrodescendientes, latinos). Y esos lugares, en aquel EEUU que avanzaba hacia el peor conservadurismo -que explotaría en los 80-, eran las pequeñas y apartadas discotecas. Hasta que llegó Studio 54 y echó todo a perder, pues con su caída también murió la música disco.
¿Cómo cayó? Como Al Capone: por evasión de impuestos. Aproximadamente unos 2,5 millones de dólares. En el juicio, uno de los dueños ensayó una defensa contando que un importante funcionario del gobierno federal, entonces presidido por Jimmy Carter, había consumido cocaína en el local. No surtió efecto. Lo clausuraron en 1980 y en la requisa hallaron muchos paquetes de cocaína y otros tantos con muchísimo billetes verdes escondidos tras las paredes.
AQUELLA GÉLIDA NOCHE DEL AÑO 77
Nile Rodgers y Bernard Edwards formaron el grupo Chic en 1976 junto al baterista Tony Thompson. Los dos primeros eran músicos y productores. Tocaron con Aretha Franklin y Ben E. King, y produjeron a Madonna, David Bowie (sobre todo su álbum más vendido, Let’s Dance), Duran Duran, Diana Ross, entre muchos otros.
Antes de eso, Rodgers tuvo un paso por los Panteras Negras, que no era precisamente un grupo musical sino una organización de afroamericanos que no sólo reclamaban por los derechos de los negros sino que combatían a los blancos y, a veces, armados. “No hay contradicción entre el compromiso político y social y la música bailable. Todas las canciones de Chic tienen un fondo transgresor, vienen del movimiento negro y de las voces negras, aunque cuenten con un envoltorio melódico que les permite ser digeridas por cualquier tipo de público” (Nile Rodgers, El País de España – 2006).
La noche del 31 de diciembre de 1977, bajo una pertinaz llovizna y un frío intenso, Nile y Bernard esperaban para entrar a Studio 54. Chic había sacado ese año su primer disco, que llevaba el nombre del grupo y contenía futuros éxitos como Dance, Dance, Dance y Everybody Dance. Si bien estaban en la lista que Grace Jones -quien actuaba esa noche- había dejado en la puerta, el patovica los echó a los gritos.
Chic
No se iban a perder la noche, de modo que los tres músicos y las dos cantantes compraron marihuana, cocaína, alcohol y fueron de fiesta al departamento de Nile. Éste con su guitarra y Bernard con su bajo comenzaron a zapar y a cantar “Fuck off” (Vete a la mierda, en su versión suave, aunque ellos decían ¡Qué te cojan!, inspirados en aquel patovica).
Al día siguiente, pasada la resaca, se dieron cuenta de que habían compuesto un éxito. Lo llevaron a la discográfica y los responsables de la misma destaparon champán. Sólo fue cuestión de endulzar la letra quitando todos los insultos.
Video.- Le Freak versión original (Chic – 1978)
El tema se publicó en 1978 y, paradojas, el DJ de Studio 54 lo tenía que programar hasta 10 veces por noche a pedido de la gente. ¿Y los integrantes del grupo? Tomaban tragos gratis en la barra o sentados en los cómodos sillones de la discoteca y le sonreían a los dueños del lugar mientras de fondo sonaba “Toda esa presión te deprimió / ¿Tu cabeza ha estado dando vueltas? / Siente el ritmo, mira la rima / Ven y diviértete de verdad / Como los días pisando fuerte en el Savoy (uno de los clubes de baile emblemáticos de los años ’30, ’40 y ’50, que se diferenciaba del resto por permitir la entrada a personas de color) … Sólo baja al 54 y encuentra tu lugar en la pista”. Una enorme ironía “con un envoltorio melódico que le permitía ser digerida por cualquier tipo de público”, diría Nile.
Le Freak vendió más de 6 millones de copias y, según el sitio WhoSampled (¿Quién samplea?), fue sampleado en 121 canciones, convirtiéndose así en uno de los tres más utilizados por otros grupos o solistas en la historia (samplear: tomar una parte de un tema y repetirla en otro ya sea como base rítmica, fragmento de la melodía o en el estribillo). Nile contó que la canción les generó más dividendos por ese motivo que en concepto de derechos de autor.
Algo similar les ocurrió con el tema Good Times (Buenos tiempos), cuya base dio origen nada menos que al hip hop tras ser utilizada por el trío Sugarhill Gang en el famoso rap Delicias de un charlatán. Y por miles. Incluso por Queen en Otro muerde el polvo. ¿El patovica? Vaya uno a saber… pero hay que agradecerle.
Le Freak (Chic en el Festival de Jazz de Montreux, Suiza, 2004, y con Slash, guitarrista de Guns N’ Roses)