El 8 de junio de 1969, Mick Jagger, Keith Richards y Charlie Watts (cantante, guitarrista y baterista de The Rolling Stones) viajaron a Hartfield, un pueblo campestre de menos de mil habitantes situado en el sur de Inglaterra, para reunirse con uno de los fundadores de la banda, ideólogo del nombre de la misma y pieza clave en el sonido que la caracterizó desde su creación en 1962: Brian Jones.
Fueron a decirle que en su estado no podía continuar en el grupo. “Lo sé”, les respondió Brian, quien había ingresado en un laberinto de adicciones del cual no podía salir, lo cual estaba destrozando su estado físico y psíquico. Dos días más tarde publicó un comunicado en el que aseguraba que la música de los Stones ya no le gustaba, que quería interpretar sus propias canciones y que la amistad entre ellos seguiría intacta. Veintitrés días después, el 3 de julio de 1969, Jones apareció ahogado en una piscina. Alguna versión habló de homicidio, algo que jamás se comprobó, al contrario del alto nivel de sustancias en su cuerpo.
Lógicamente, nadie imaginó que la trágica y lamentada muerte del icónico rockero multiinstrumentista, quien desde niño sufría de asma, estaba dando origen a una de las mayores leyendas, mitos, maldiciones o coincidencias (como cada uno prefiera verlo) de la música en general y del rock en particular: la muerte a los 27 años, que Jones había cumplido el 28 febrero de aquel ‘69.
3 de julio de 1971. Mientras el mundo del rock rendía homenajes a Brian Jones al cumplirse el segundo aniversario de su muerte, en un departamento de París, Francia, Pamela Susan Courson, novia de Jim Morrison, el carismático y ya entonces idolatrado cantante de la banda californiana de rock and roll y rock psicodélico The Doors, encontró a su compañero muerto en la bañera. El parte oficial dijo “paro cardíaco”.
Claro que se habló de suicidio, homicidio, muerte por sobredosis y otras yerbas. Pero lo único comprobable para los médicos forenses fue el paro. Por lo demás, la adicción de Morrison al alcohol y a las drogas de todo tipo (LSD, cocaína, marihuana y otras sustancias psicoactivas) no era un secreto para nadie. Más aún porque él mismo defendía su uso.
¿Qué edad tenía el joven que sería una de las mayores influencias de los rockeros de todos los tiempos? 27 años. Los había cumplido el 8 de diciembre de 1970.
Ese 3 de julio de 1971 ya se empezó a hablar de una maldición. ¿Por qué? Porque en medio de esos dos años exactos habían muerto nada menos que Jimi Hendrix (18 de septiembre de 1970) y Janis Joplin (4 de octubre de 1970). Uno de los mejores -sino el mejor- guitarrista de todos los tiempos falleció ahogado con su propio vómito, mientras era llevado al hospital tras una sobredosis de alcohol y drogas. En tanto, la tremenda cantante que hasta hoy sigue inspirando a decenas de miles de jóvenes artistas, murió a causa de una sobredosis de heroína. Hendrix había cumplido 27 años el 27 de noviembre de 1969. Joplin, el 19 de enero de 1970.
Voodoo Child (Slight Return) – The Jimi Hendrix Experience
Entre el 15 y el 18 de agosto de 1969, Jimi Hendrix y Janis Joplin habían sido dos de los principales artistas del Festival de Woodstock, el evento que convocó a más de medio millón de personas en esa localidad estadounidense y que marcó un hito sin parangón en la historia del rock y de los “espíritus” contraculturales o antisistema.
Cuatro músicos tan influyentes e icónicos fallecidos a la misma edad en el transcurso de dos años: ni un día más ni un día menos. Todos en forma trágica. Todos con vidas profundamente complejas y atribuladas. Todos, faros de una generación de jóvenes, tanto de este como de aquel lado del Atlántico.
Sin dudas que el fallecimiento de Jim Morrison el día y mes en que se cumplía el segundo aniversario de la desaparición física del “quinto Stone”, y mientras aún se lloraba las muertes de Hendrix y Joplin, fue lo que disparó el morbo de “la maldición de los 27”.
Pero no quedó ahí la cosa. Ni mucho menos. Más de uno se tomó el trabajo de “mirar hacia atrás”. Y todos encontraron lo mismo: casi medio centenar de músicos y cantantes que murieron a los 27. ¿Y no se daba esa coincidencia a los 25 ó 26? ¿O a los 28 ó 29? Los amantes de las “meras coincidencias” hubiesen deseado que sí. Pero lo cierto es que no. El número era el 27.
Ligth My Fire – The Doors
Se creó el (en nuestra opinión poco feliz) nombre de Club de los 27. El bautismo, según algunos, tuvo que ver con la certificación de que “el padre del blues con guitarra”, el músico afroamericano Robert Leroy Johnson, murió a esa edad el 16 de agosto de 1938 (algunos ponen en duda que haya fallecido a esa edad, pero ninguno de ellos jamás pudo comprobar lo contrario).
¿Y por qué se remontaron hasta un artista que murió por razones desconocidas en 1938 para crear el Club de los 27? Pues porque Robert Johnson se encuentra entre los guitarristas que más influyeron en los “popes” rockeros de las seis cuerdas, a punto tal que fue designado como “el abuelo del rock and roll”. Precisamente Brian Jones y Jimi Hendrix siempre resaltaron la influencia que sobre ellos tuvo el músico nacido en Misisipi, EEUU. Pero también Jimmy Page (Led Zeppelin), Brian May (Queen), Keith Richards (The Rolling Stones), Slash (Guns N’ Roses), Eric Clapton, Bob Dylan, Jeff Beck y un eterno etcétera.
Cry Baby – Janis Joplin
Y 23 años más tarde…
El Club de los 27 ya estaba formado. A los 5 grandes músicos y cantantes se les fueron sumando otros: aquellos que la mirada retrospectiva descubrió que perdieron la vida a esa edad.
Pero en algún punto, con el correr del tiempo aquello se fue acercando cada vez más al terreno de los amigos de las coincidencias. Lo que nadie negaba era que la fatalidad se había llevado en dos años exactos a cuatro de los máximos referentes de la época más creativa y virtuosa del rock, es decir, los ’60 y ’70.
Hasta que el 5 de abril de 1994, el cantante, guitarrista y líder del grupo Nirvana, el estadounidense Kurt Cobain, se descerrajó un tiro en la boca. Había cumplido 27 años casi un mes y medio antes, el 20 de febrero. Fue referente indiscutido de la tribu rockera de la llamada Generación X, es decir, aquellos que fueron niños en los ’70 y ’80 y, con el tiempo, padres de los Millennials. Y fue uno de los creadores de la corriente del rock conocida como grunge (con perdón por la simplificación, la fusión de elementos de punk con heavy metal y pop rock).
Como el resto de los “miembros” del Club de los 27, Kurt Cobain llevaba una existencia profundamente atormentada y plagada de excesos, fundamentalmente su adicción a la heroína.
Smells Like Teen Spirit – Nirvana
El hecho de que Cobain se haya suicidado, y la fuerte versión de que más de una vez habría manifestado que quería unirse al Club de los 27, hizo que muchos no consideraran su muerte como un hecho que podía relanzar la teoría del “destino fatal”.
Hasta que el 23 de julio de 2011, en Londres, Reino Unido, la extraordinaria cantante de rhythm and blues, jazz y pop jazz, Amy Winehouse, murió por intoxicación etílica. Le quedaban menos de dos meses para cumplir 28 años. Cuando fue hallada sin vida en su departamento, tenía 27.
La autopsia indicó que tenía 416 miligramos de alcohol por decilitro de sangre, cuando 350 ya es considerado por la medicina un nivel letal. La multipremiada cantante llevaba años lidiando con las adicciones, básicamente al alcohol. Y llevaba años lidiando con la fama, una condición que aborrecía y que disparó al infinito su personalidad autodestructiva. Su pérdida causó un enorme impacto en los amantes de la música a nivel mundial, al tiempo que -esta vez sin peros- devolvió la mirada de todos sobre la maldición de los 27.
Back to Black – Amy Winehouse
Una explicación científica
Mientras algunos insisten con las meras coincidencias, una de las revistas científicas más antiguas y prestigiosas del mundo de la medicina dio una explicación muy coherente.
Luego de la muerte de Winehouse y la actualización de la polémica, la British Medical Journal, revista de la Asociación Médica Británica creada antes de mediados del siglo XIX (1840), dijo que la ciencia no tenía ningún parámetro para afirmar que los 27 años pudiesen ser una edad más asociada a la muerte de los jóvenes que otras, pero indicaron que sí se podía afirmar que aquellos jóvenes ligados a un mundo afecto a los excesos -léase drogas y alcohol- tenían muchas más posibilidades de morir que la gente de su edad ajena a dichos excesos. En ese contexto, hablaron de una franja etaria que podía situarse entre los 20 y los 30 años. Lo de los 27 en sí, ya era otro tema.
Un caso argentino
La madrugada del 24 de junio del 2000, once años antes de la trágica muerte en Londres de una de las mejores voces del jazz y el R&B de la historia, un accidente automovilístico terminó con la vida del cantante argentino Rodrigo Bueno. Aunque muy lejos del mundo del rock, el súper popular intérprete cordobés de cuarteto y cuarteto-pop falleció a los 27 años, cuando iba camino a Buenos Aires luego de brindar un recital en La Plata. Una vida acelerada y los excesos, como en todos los casos vistos, fueron las marcas registradas de la vida de Rodrigo, hasta hoy referente central de la música popular argentina.
Una larga lista que nadie quiere integrar
María Serrano (murió el 24 de noviembre de 2001 – cantante de flamenco), Mia Zapata (7 de julio de 1993 – cantante de la banda grunge The Gits), Pete Ham (24 de abril de 1975 – líder del grupo de rock británico Badfinger).
Ronald McKernan (8 de marzo 1973 – integrante del emblemático grupo de folk rock y rock psicodélico Grateful Dead), David Michael Alexander (10 de febrero de 1975 – miembro de The Stooges, banda pionera del punk).
Roger Lee Durham (27 de julio de 1973 – miembro del grupo de R&B, soul y funk The Bloodstone), Nate Jaffe (5 de agosto de 1945 – pianista de blues y jazz), Alan Wilson (3 de septiembre de 1970 – cantante y guitarrista de Canned Heat – banda de blues-rock).
Linda Jones (14 de marzo de 1972 – cantante de soul), Michael Rudetsky (6 de agosto de 1986 – tecladista del grupo pop Culture Club), Richey James Edward (1 de febrero de 1995 – guitarrista de la banda de rock Manic Street Preachers), Cecilia (2 de agosto de 1976 – cantautora española)…
…Son apenas algunos de los cantantes y músicos muertos a los 27 años.
Bonus track.- Fue lo mejor del amor (Rodrigo Bueno)