Por Alejandro Salamone
Mientras cada día se ve más gente revolviendo la basura en la calle para conseguir comida o bien algo que puedan comercializar en el mercado negro, por ejemplo metales y papeles, el presidente fascista Javier Milei salió a defender el «plan motosierra y licuadora», basados en detener la obra pública, echar gente de puestos laborales del Estado (lo que se contagia a comercios y empresas que ya entraron en una clara recesión), frenar los aportes a las provincias, y -lo peor- un feroz ajuste y pérdida del poder adquisitivo de los salarios.
Está todo explotado, los docentes de Ctera van al paro el lunes; organizaciones sociales realizan hoy una jornada de protesta en todo el país con más de 500 cortes de calles; las familias recortan gastos porque no llegan ni al día 10 de cada mes; las tarifas de luz (ver aparte comunicado del Oceba) y el gas aumentan de forma desproporcionada; el transporte público se lleva más de 30% de los sueldos de quienes necesitan movilizarse, y hasta los trenes han realizado un paro por el desmadre generado en Argentina desde que asumió la ultraderecha, gobierno compartido entre el macrismo y la casta de Milei.
Todo es un desastre, nunca visto ni en 2001, pero sin embargo están los que dicen que «hay que darle tiempo», y con ese apoyo cada vez más tibio, el Presidente se jacta de las medidas que va tomando, que generan pobreza y el natural hartazgo que se produce cuando el objetivo que queda es sobrevivir con un Estado totalmente ausente, en salud, en asistencia social, en el cuidado de nuestros jubilados y un largo etcétera.
Tan loco está Milei que en las últimas horas salió a decir en una entrevista realizada por un canal todavía afín al Gobierno que los gobernadores «ahora se dieron cuenta» y son ellos quienes intentan contactar al Gobierno nacional para «para pedirle pista», y enfatizó que la ley «sirvió para ordenar el espectro ideológico». Lo cierto es que los gobernadores fueron insultados, injuriados y maltratados por un Presidente que se cree que por haber ganado un balotaje con la «ayuda» de los terceros en las generales (la peor casta que ya hizo desastres desde 2015 hasta 2019) tiene el poder de Grayskull, como He-Man. Y lo cierto es que estamos en un país cada día más unitario y menos federal.
Milei reivindicó «la motosierra» con la cual eliminó la transferencias a las provincias, la obra pública y más de 50 mil empleos públicos. «La motosierra a lo que más duro le está pegando es a la política», destacó, y aseguró que «hay luz al final del túnel».
La jornada de protesta que realizan este viernes organizaciones sociales en todo el país se inició en un clima de tensión en el microcentro porteño, en las inmediaciones de las oficinas del ministerio de Capital Humano, con empujones entre manifestantes y efectivos de la policía de la ciudad, que arrojaron gas pimienta
CHAU AL IDANI «POR SER KIRCHNERISTA»
El Gobierno nacional anunció este jueves el cierre del Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) como parte de la reducción de la estructura estatal y que sus funciones serán asumidas por el Ministerio de Justicia.
«El Inadi era la policía del pensamiento kirchnerista, entonces lo cerramos», señaló y sostuvo con alegría que despidieron a «50 mil personas del Estado que no trabajaban, 10 mil contratos no se renovaron». ¿Realmente nadie trabajaba? o ¿es gente que sí trabajaba y necesitaba el empleo para subsistir? «Y hay de todo un poco…», confiesan algunos que viven la angustia y la desazón de los despedidos desde adentro.
BRONCA CON «TRAIDORES»
Luego apuntó contra el diputado nacional Ricardo López Murphy y el ex jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, a quienes acusó de buscar «destruirlo» y «ensuciarlo» durante la campaña presidencial.
«En la era digital esas mentiras se caen muy rápidamente, igual que esos traidores que un día dicen una cosa y otro día lo opuesto, como el traidor de López Murphy», expresó Milei.
El jefe de Estado denunció además que el diputado «decidió ser parte de la construcción de Larreta» para destruirlo y aseguró que el exjefe de Gobierno le «pagaba a políticos» para ensuciarlo.
Lo cierto es que el país naufraga y busca llegar a puerto de casualidad, algo muy similar a lo pasó en 2001 con las consecuencias que ya son de público conocimiento.
