Rewilding Argentina/Vida Silvestre/Télam/Redacción de 90 Líneas.- Cierta vez, hace muchísimo tiempo, Yasí, la diosa luna, sintió una enorme curiosidad por conocer las tierras, árboles y cauces de agua que siempre observaba desde el cielo, por lo que decidió bajar con su amiga Araí, la diosa nube.
Abajo, las dos bellísimas jóvenes recorrieron todo y quedaron maravilladas. Hasta que, cansadas, buscaron un lugar donde reposar. Entre la espesura de la selva divisaron la luz de una cabaña, y hacia allí se dirigieron con el fin de pedir permiso para pasar la noche. Mas en el camino se toparon con un yaguareté. El animal alistó sus garras y se elevó en el aire para atacarlas. En ese preciso momento escucharon un agudo silbido, tras lo cual el yaguareté cayó al suelo y huyó.
Entonces apareció un joven con su arco y sus flechas, quien las tranquilizó diciéndoles que el animal no regresaría. Luego las invitó a su vivienda, donde les presentó a su compañera y a su hermosa y amable hija. La niña les convidó una exquisita torta de maíz. Las jóvenes comieron y, poco después, se dieron cuenta de que esa era toda la cena de la familia. A la mañana, la diosa luna y la diosa nube regresaron al cielo.
En los siguientes días, Yasí no pudo dejar de pensar en el cazador y su esposa, quienes le habían contado que decidieron alejarse de la tribu para salvaguardar las virtudes de su niña, “un regalo de Tupá” (máxima deidad guaraní, creadora del universo, la luz y la humanidad).
Entonces, una noche Yasí volvió a bajar a la tierra y, en silencio, plantó semillas mágicas en torno a la vivienda. Al amanecer habían crecido decenas de plantas con hojas color verde oscuro y pequeñas flores blancas, que dejaron boquiabiertos al cazador, su mujer y su hija.
De pronto, desde un punto brillante en el cielo bajó hasta ellos la hermosa joven que había pasado aquella noche en su cabaña.
-Soy Yasí, la diosa luna. Vine a traerles un presente, como recompensa por su generosidad. Esta planta, que llamarán “caá”, jamás permitirá que se sientan solos. Y será para todos los hombres un especial símbolo de amistad.
Y agregó: “También decidí que sea su hija la dueña de la planta. De modo tal que, a partir de ahora, ella vivirá por siempre y nunca perderá su bondad, inocencia y belleza”. Después les mostró la manera correcta de secar las hojas, preparó el primer mate y se los ofreció.
La familia volvió a la tribu y les enseñaron a todos los secretos de la yerba mate y del mate, que nació como símbolo de unión, paz y amistad entre las personas.
Pasó mucho tiempo, la niña creció y se convirtió en Caá-Yarí, la diosa de la yerba mate, una hermosa joven que “se pasea entre las plantas, hablándoles suavemente y velando por su buen crecimiento”. A ella confían su alma los trabajadores y trabajadoras de los yerbales.
Esta hermosa leyenda guaraní, que cuenta cómo nació la yerba mate y el mate, da una idea de lo que significa el yaguareté en nuestra tierra desde tiempos inmemoriales.
Lamentablemente, la traemos a colación para hablar de la increíble situación en que se encuentra hoy en día el animal por excelencia de la fauna argentina: de acuerdo a las fundaciones Rewilding Argentina y Vida Silvestre, actualmente quedan 250 ejemplares.
Como contamos en la nota La batalla natural: cómo se trabaja para evitar la extinción del yaguareté, la caza y sobre todo la pérdida de ambientes como producto de la salvaje deforestación del norte argentino provocaron que esta especie pierda más del 95% de su área de distribución en el país.
yaguareté peligro de extinción

“Esencial para mantener la salud de los ecosistemas”
Las citadas organizaciones ambientalistas aseguraron que el yaguareté «es esencial para mantener la salud de los ecosistemas» y alertaron que en el país sobreviven apenas entre 200 y 250 ejemplares en la actualidad.
«El yaguareté se encuentra en peligro crítico de extinción en Argentina. La caza y la destrucción de ambientes naturales provocaron que estos animales pierdan más del 95% de su área de distribución: hoy sobreviven apenas entre 200 y 250 yaguaretés en todo el país», advirtió en un comunicado la Fundación Rewilding Argentina.
Por otro lado, desde la Fundación Vida Silvestre Argentina afirmaron que «la conservación de este felino también ayuda a diversificar las oportunidades económicas para las comunidades locales y contribuye a mitigar y adaptarse al cambio climático global».
Una especie bien argentina
Originalmente, el yaguareté habitaba desde el norte de la Patagonia hasta las provincias del norte de Argentina. Sin embargo, su población fue drásticamente reducida y en la actualidad se estima que en el país habitan 250 yaguaretés en las yungas (Salta y Jujuy), Misiones y la región del Gran Chaco (Chaco, Formosa y Santiago del Estero), indicaron desde esa Fundación.
Poco menos de la mitad vive en la selva misionera, que es la porción argentina del Bosque Atlántico, donde se mantiene una población de 93 yaguaretés.
En los Esteros del Iberá, un proyecto de reintroducción de Rewilding lo está trayendo de vuelta después de 70 años de extinción y ya logró establecer una población fundadora de 18 yaguaretés libres, lo que trae «una mejora en la salud del ecosistema y un gran atractivo para el turismo de naturaleza», indicaron desde esa organización.
En 2012 se unieron la Provincia de Corrientes, Parques Nacionales y Rewilding Argentina para traer de vuelta al predador tope a la provincia de Corrientes, con la construcción del Centro de Reintroducción del Yaguareté en los Esteros del Iberá. Gracias a la donación de ejemplares por instituciones de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay y la participación de científicos y expertos de la especie, se constituyó en los años siguientes una población fundacional.
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Desde Rewilding destacaron que gracias a este trabajo ininterrumpido, Corrientes pasó de no tener ningún yaguareté libre en los últimos setenta años a albergar a casi el 10% de los yaguaretés que habitan en Argentina.
En tanto, desde Vida Silvestre afirmaron que «la conservación de este felino va mucho más allá de la protección de una sola especie» ya que «es fundamental para mantener los bosques saludables, las reservas de carbono, la biodiversidad, la disponibilidad de agua y el patrimonio natural y cultural, entre otros cosas».
Vida Silvestre recordó que esa organización está trabajando en conjunto con oficinas en toda Latinoamérica, pero sobre todo junto a países limítrofes, para promover la conectividad ecológica junto a Bolivia, Brasil y Paraguay y conservar a la especie y su hábitat.
A nivel local se busca asegurar el hábitat del yaguareté mediante el apoyo con capacitación, equipamiento y nuevas tecnologías para la conservación a los parques provinciales.
Las amenazas que afectan al yaguareté son la deforestación y la pérdida de hábitat, la cacería y el atropellamiento en rutas y otros animales.
La especie fue reconocida por un 35% de la población como el animal silvestre más emblemático de la fauna argentina y el 97% considera que su extinción sería muy grave, según datos de la Fundación Vida Silvestre.
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