En los últimos tiempos, en las empresas de la región, se percibe cada vez con mayor frecuencia posturas contradictorias en relación al teletrabajo. Contradicciones no sólo entre miembros de la organización con diferente posición en relación a esto, sino también, a modo de contradicciones internas en los lideres en relación a la efectividad del trabajo a distancia y la posibilidad de continuar de este modo. Tengamos en cuenta que ser líder en la era digital implica un desafío para muchos.
Aunque la pandemia sigue vigente, en los últimos meses hemos aprendido un poco más sobre ella y hemos incorporado los cuidados que debemos tener para intentar una vuelta a nuestras rutinas laborales, no como antes, pero sí un poco más parecido. Claro está, las cosas nunca van a ser iguales, sostener que esto es posible es sólo es una ilusión que nos mantiene en el plano de la irrealidad y por consecuente lejos de una acción transformadora.
El cambio tuvo que ser de un día para el otro en la dinámica de las empresas que se mantuvieron operativas, sin embargo, este fue un acontecimiento bisagra que ha marcado un antes y un después, no hay forma de volver atrás. La pandemia del Covid-19 y sus consecuencias han quedado marcadas a fuego en la psiquis de todos los que compartimos esta era ya sean adultos o niños, elevándose al nivel de un eslabón ineludible de la historia de la humanidad. A sí mismo ha impactado en forma directa en todo tipo de institución.
Ahora bien, ¿cómo impacta este hito en las empresas? De múltiples maneras. En este artículo intentaré aproximarme a una de sus tantas dimensiones, el tema del teletrabajo como herramienta laboral.
El teletrabajo no es ningún invento, ya existían numerosas empresas y organizaciones que utilizaban esta modalidad de trabajo para conectarse, comunicarse y trabajar en equipo en pos de un resultado común. La globalización ya nos conducía por ese camino, el de la virtualidad para reducir distancias y acercar personas ubicadas en diversas ubicaciones geográficas pero que trabajaban persiguiendo los mismos propósitos.
LAS EMPRESAS FAMILIARES SE RESISTEN
Más allá del movimiento global que empuja a la era digital como nuevo paradigma ordenador de las relaciones del trabajo, a nivel local hubo y sigue habiendo resistencias al trabajo virtual ya que la mayoría de las empresas locales son pymes familiares en donde se entrecruzan sistemas empresariales y sistemas familiares. Estas organizaciones cuentan con tradiciones, creencias y culturas organizacionales muy arraigadas y vinculadas al estilo de liderazgo de las primeras generaciones donde cumplir horario es más importante que el trabajo por objetivos, y el ver a los empleados en sus puestos de trabajo lo es todo. Sin embargo, el año pasado estos líderes se vieron confrontados a la necesidad de asumir nuevas formas de trabajo y es así que el teletrabajo ha tomado protagonismo en empresas que con dificultad lo hubieran tomado como modalidad posible, y es este es el nodo de donde surgen todas las contradicciones actuales a nivel local.
La clave para que el trabajo a distancia, sirviéndose de los medios digitales, resulte exitoso es la comunicación efectiva. La comunicación virtual tiene varios beneficios, como la optimización de los tiempos y el poder comunicarse con colaboradores en distintos lugares y a veces al mismo tiempo.
El trabajo a distancia ya de por si requiere de una lejanía difícil de sobrellevar, el contacto cara a cara se pierde, pero existen ciertas habilidades a tener en cuenta para que la comunicación (a pesar de estar lejos) sea lo más transparente posible, como así también mecanismos de medición de resultados.
La capacidad para motivar e incentivar el sentido de pertenencia en nuestro equipo de trabajo resulta clave. En toda organización el motor de los talentos es la motivación que tienen en el desarrollo de sus tareas diarias y los incentivos alcanzados por el logro de las metas y objetivos, más aún en los talentos más jóvenes de las organizaciones, donde hoy en día valoran mucho más el propósito que cumplen dentro de la organización y su realización personal, por sobre cualquier otro factor.
Demostrarles la importancia de sus roles y funciones dentro de la empresa es fundamental para lograr el sentido del compromiso y responsabilidad, y la relevancia de su contribución para la organización. Un ambiente motivado, comprometido, en donde predominan talentos que se “ponen la camiseta de la empresa”, es más productivo y responsable. Siempre con la transparencia y ejemplo de quienes los lideran.
Resulta fundamental comunicar permanentemente los lineamientos a seguir. El conocimiento compartido de la visión, misión, valores de la empresa, como así también la empatía para con los colaboradores es fundamental en esta época. Adaptarse al contexto, flexibilizarse frente al cambio y sentirse productivos aumenta el nivel de satisfacción de los colaboradores y contribuye a la cultura organizacional. Mantenernos comunicados, informados, nos vuelve más flexibles en la adaptación a las exigencias del contexto, ya que, conociendo los fines, se pueden planear entre todas alternativas para concretar el logro de los objetivos propuestos.
La transparencia y la coherencia entre los que se dice y se hace, son rasgos de los líderes que no pasan desapercibidos para los colaboradores de una organización. El líder es el encargado de brindar los lineamientos para el cumplimiento de los objetivos, pero no debe perder el foco en la empatía para con su equipo de trabajo y tener en cuenta que debe concordar su decir con su accionar.
La única manera de generar confianza en un equipo de trabajo, es generando empatía y siendo transparente en las decisiones y acciones a desarrollar. Un equipo de trabajo que siente confianza, puede tomar sus propias decisiones asertivas en el trabajo diario, y ser responsable de que su no cumplimiento generaría consecuencias para sus compañeros.
EL FOCO DEBE SER LA PRODUCTIVIDAD
Un líder debe ser una persona transparente, que comparta el porqué de las decisiones y acciones planificadas con su equipo y de esta forma contribuya a potenciar cada uno de ellos.
En esta nueva modalidad de trabajo mediante medios digitales y a distancia, la productividad debe ser el foco si queremos trabajar por resultados. El seguimiento del cumplimiento de los objetivos diarios, semanales y mensuales es esencial para medir el rendimiento de calidad de los colaboradores.
Los objetivos que se persiguen deben ser medibles y estar definidos a ser alcanzados en plazos de tiempo definidos. Esta planificación hará más efectiva la medición de la calidad del trabajo generando compromiso y acuerdos en cuanto a tiempos y formas del desempeño
En resumen, el teletrabajo resultará una herramienta sumamente efectiva si se generan en la estructura los cambios necesarios para implementarla de la mejor manera. Esto no sólo refiere a la tecnología y al acceso a puestos de trabajo idóneos a estos fines en el hogar, sino también, a efectuar un cambio estratégico en el pensamiento y en el modo de considerar al liderazgo.
El cambio necesario de que se produzca en la empresa, debe ser paralelo al cambio de paradigmas imperantes del cual no podemos desentendernos para que nuestros emprendimientos y empresas sean efectivas y eficaces a la hora de accionar para ir en pos de los objetivos y metas propuestas. La virtualidad puede ser más productiva para nuestro acontecer organizacional y hasta más que en la presencialidad, pero solo si capacitamos y fomentamos las competencias de los líderes apuntando a la posibilidad de liderar virtualmente y los capacitamos junto a los colaboradores en los medios de comunicación novedosos vinculados a la virtualidad.
El replanteamiento que fue necesario producir a nivel de los objetivos en las empresas en el año 2020, ha impactado en forma directa en las planificaciones y las mismas deben incluir potenciamiento de competencias para un liderazgo virtual exitoso el cual se basa en la comunicación digital y es la clave para un posible trabajo en equipo a distancia.